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domingo, 16 de agosto de 2009

San Caralampio

Los católicos tenemos un intercesor para toda ocasión, y si san Juditas es el de las causas difíciles, san Cayetano es al que se le pide que a un hogar nunca le falte la subsistencia, claro que me sé las jaculatorias completas, si eso de que a sus seres amados nunca les llegase a faltar casa, comida y sustento, mi adorable tía Eufemia, le imploraba a la Divina Providencia cuando la luna se dibujaba en el cielo como en el manto de la Guadalupana, pero ella agregaba, “que no nos falten los santos sacramentos en el último momento”, y era una súplica tan llena de fe, que a mi se me ponía chinita la piel, y siempre me pareció que mi católica parienta tendría que encarnar a un personaje del genial Gabo García Márquez, porque además, tenia toda la ristra de santitos, pero cuando tenía prisa porque se le concediera un celestial favor, le pedía a san Expedito, que es el santo de las causas justas y urgentes, pero si deseaba librarse de una mala influencia, le rogaba a san Benito y se colgaba la medalla con insignias en latín para alejar al chamuco.

Uno de los santos más socorridos por Eufemia mi creyente tía, era san Jorge que fue el que mató al dragón que no dejaba que la gente de su pueblo tomara agua de la fuente, y los temerosos habitantes, acostumbraban brindarle sacrificios para que el mula “avienta fuego” les permitiera agarrar agua en sus jicaritas, por eso, cuando mi consanguínea tenía un problemón con adversarios, sacaba su librito de letanías y se echaba completa la de: “líbrame de mis enemigos” y cuando tenia dolores de cabeza muy fuertes, ya se sabe que a las mujeres cada dos días les duele la chompa, le imploraba a san Pancracio que también la auxiliaba contra falsos testigos y perjurios, pero para que surtiera efecto, mi tía le ponía perejil a la estampita, no sé si haya sido invención de esta devota mujer, pero así lo hacía y con ese talismán siempre nos ganaba a la lotería del gallo y la dama.

San Caralampio es el protector contra la influenza y cualquier enfermedad por contagio, claro que con ese nombrecito, al puro influjo de su apelativo, cualquier mal del cuerpo se aleja de inmediato, y es que a este espíritu bondadoso, se le confieren ciertos poderes contras los “viruses”, cuenta la leyenda que en época de la Viruela y la Cólera, hace muchos pero muchos años, la gente le pidió que se terminara ese azote, y con yerbitas y menjurjes casi inocuos, la gente empezó a curarse, por eso, en muchas ciudades, sobre todo del sur y del centro del país, hay tantos templos en su honor, y si vieran, queridos lectores, que san Caralampio tiene ojos muy guapos, y se ve que las puede todas, así que si, ustedes se enteran de algún caso del A H1N1, y no les quieren vender el tamiflu o que la Cruz Roja se las quiere dejar caer muy caro, o en el centro de salud, les dicen que no hay ni siquiera bozales azules para regalar a la gente de a pié, sino nada más tapa bocas de sobrecitos blancos para los periodistas centaveros, pídanle con toda fe al santo, pero no al enmascarado de plata, sino a Caralampito que éste no les cobrará nada por el favor concedido.

En estos tiempos de la peste, sólo nos haría falta que viniera García Márquez a hacernos la crónica de la enfermedad, y es que con ese lenguaje que maneja, porque éste, aunque es muy cobrón por sus visitas, si usa todo el español para escribir, de verdad que su reseña sería infinitamente mejor que la de Guillermo Prieto para narrar lo que se ha vivido en México, lo único malo es que va a querer que se le tapice con Claveles la Gran Vía, y conste que no es albur, que yo no sé nada de esas peladeces de los chilangos, como en su visita a Laredo le aventaron pétalos amarillos, a lo mejor ya se le hizo vicio que lo traten como a dictadorcillo tropical , claro que no quiero que la influenza mate a nadie más, ni lo permita Dios sacramentado, me refiero a lo que la gente le cuente al escritor de lo que se ha vivido en la capirucha, y que escriba algo a ese respecto.

San Caralampio nos proteja a todos, porque dadas las condiciones de nuestro pueblo, aunque parezca lo contrario, estamos a merced de ese o de cualquier virus, lo único bueno es que somos vecinos de Texas, y si no hay vacunas aquí, las podríamos conseguir allá, además, como ahora hay campaña política de seguro, el ex secretario de salud de cuyo nombre no quiero acordarme, de seguro podría cambiar tamiflú por votos, lo único malo es que este discípulo de Hipócrates, tiene su radio de acción en Vicky ranch, en fin, dejemos que el santo haga su chamba y que las autoridades sanitarias del pueblo le ayuden lo más que puedan, o por lo menos, que no le estorben demasiado. Ya dije.

1 comentario:

Ana Laura dijo...

Hola estoy haciendo un estudio acerca del antiguo Templo de San Caralampio, podría decirme usted de donde conoce la advocación al santo? Gracias y saludos
De que región del país y como es que le llega la advocación al santo, gracias