Ahora que ha estado de moda el asunto de la educación en nuestro maleducado país, con eso de que la historia de la nación ha estado más manoseada que una piruja amanecida y, de esas veces en que uno se levanta de la cama con la impresión de que el tiempo se ha desfasado, es decir, que lo que ha ocurrido durante todo el siglo XX, nunca pasó, ya que no se ha registrado en ningún archivo, o por lo menos esa es la impresión que otorga el hecho de que para los educadores, ningún evento es importante para que los huercos se den una vuelta por determinados sucesos que han cimbrado a nuestra sociedad mexicana, y no quiero sonar a que estos pedagogos con más diplomados que una señora rica ociosa, no sirven para maldita la cosa, pero es que con el afán de disponer el catálogo de eventos que se han de presentar a los discípulos, estos profesores normalistas con ínfulas de sociólogos, dejan fuera gran parte de lo acontecido, y no digo, no, que incluyan todos, pero que por lo menos no dejen fuera los desastres económicos, políticos y culturales que ha sufrido nuestro desgraciado pueblo meshica.
Son como Fidel Castro que quiere borrar de la mente de sus vasallos antillanos, los recuerdos de los gringos, pero aunque el barbudo dictadorcillo tropical quite de los libros todo lo que se vivió en Cuba durante los años de dominación norteamericana, esa raza ya trae en los genes toda la información de que los güeros estuvieron ahí, y saben que la isla no fue sino un burdel de mujeres apetitosas con permiso de llegar tarde a su casa para complacer a los dueños de todo, pero el tirano platanero, se hace como el tío Lolo, igualito que el secretario de educación de la máistra el bien peinadito Lujambio y su segundo de a bordo, el yerno consentido de Elbaster, Fernando González, ahora lo que sigue es que hagan bien su chamba, que dejen de monearse en el espejo y estarse aventando besos uno al otro y se echen un clavado por los retazos de la historia que naufraga en el mar del olvido –esta metáfora es nuevecita y se me acaba de ocurrir ahorita- para incluirla en los libros de texto, o por lo menos que lo agreguen en los programas de estudios, aunque no aparezcan en los ejemplares.
Nuestro secretario de Educación El güero Asad, debería de ir pensando en hacer una materia exclusivamente para la historia de nuestro estado, yo por ejemplo no sé quien compuso el himno a Tamaulipas, que por cierto está muy feo, suena como a que lo compuso un borrachito en la no menos famosa cantina “Ojos Verdes” porque lo pone como “altiva y heroica”, es decir, le cambia de género, a menos de que se refiera a “la estada de la Tamaulipas”, o tampoco sé lo que significa el nombrecito, o que tribus andaban por aquí, antes de haber sido colonizados por los españoles, además de los vecinos de la Nueva Era y la Voluntad y Trabajo, que esos ya sabemos que provienen de las campañas políticas, lo que si sé, es que antes se llamaba Nueva Santander, porque los gachupines siempre fueron medio pendejos para inventar nombres con los cuales bautizar las tierras conquistadas, por eso en todo el continente se repiten los mismos nombres en cada región, yo si hubiera sido América Vespucio, les hubiera impuesto Laredo a todas las Américas, pero nada más a este peninsular se le pudo haber ocurrido que su horrendo nombre que ni está incluido en el santoral de las fiesta patronales, se oiría bonito por toda la eternidad, lo malo es que los gringos lo pronuncian peor, como si se hubieran comido una papa caliente de Mc Donalds y se les quedó pegada en el paladar.
También nuestro carismático alcalde Ramón Garza Barrios debería de sacar un libro de texto de nuestra historia paisana, ya que ningún nativo del solar sabe quien fue César López de Lara y piensan que Maclovio Herrera fue el dueño del mercado, o que el héroe de Nacozari fue el pelotero que anotó la carrera del campeonato de los Tecos en el 77, así que en ese renglón estamos de la chingada, para colmo, hay otros, que suponen que La Coronela fue una maestra rural que regaló su terreno para construir su propia escuela con la condición de que le dejaran a ella el manejo de la cooperativa que le dejó ganancias estratosféricas, por lo menos, si sabemos de donde provienen las raíces de nuestros apellidos, pero no fue gracias a gestiones de gobernante alguno, sino a la gracia concedida por el historiador Rodolfo González de la Garza, que entre otros empleos, tuvo a bien colaborar con don Chito Longoria a quien le profesaba una admiración fuera de toda proporción, y es que el prominente empresario que un día soñó con ser presidente de la república, estuvo considerado como uno de los hombres más preclaros de esta región y un genio de las finanzas que llegó a poseer una de las fortunas más cuantiosas del país.
Toda esa información nadie la sabe, y es que el archivo histórico municipal, si bien es cierto está bien documentado, no ha sido del todo aprovechado para beneficio de los neolaredenses, y estoy seguro de que cualquiera de los amorosos investigadores de nuestro pueblo globero, entre los que se destaca don Raymundo Ríos Mayo que por puro amor al arte de embonar las piezas del rompecabezas de la historia de Nuevo Laredo, pudiera realizar ese trabajo que mucho bien haría a los viejos y a los niños que nada saben de sus ancestros, pero eso si, cuando les conviene, los gobernantes en turno le pegan nombres a la placa del monumento a Los Fundadores para venerar memorias que nadie recuerda, claro que en las casas de las familias de la vieja guardia, se relatan las proezas, las epopeyas y los mitos, que han hecho de este nuestro amado terruño lo que es hoy en día; la aduana más rica y mas transitada de todo el planeta, aunque estos cabrones Tejacanos ahora nos quieran venir a escamotear lo que por derecho nos corresponde, pero como decía mi abuelito Sacramento, así les ha de ir y de mi se acuerdan cuando construyamos un puentesote largo que llegue hasta San Antonio, Texas para quitarles las risitas burlonas de sus caras brillosas, y que no le busquen mucho ruido al chicharrón porque somos capaces de mandarles una andanada de la nueva horneada de Tamacruzanos que están naciendo a montones en las chocitas de la región que aunque dormita a la margen del río, un día habrá de despertar y en lugar de celebrar el natalicio de Yorsh Uachington, le harán su fiesta a Agustin Lara y el himno será ese que dice: “rinconcito donde hacen su nido las olas del martz”. Y eso que ni mar tenemos.Ya dije.
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