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viernes, 14 de agosto de 2009

Me adhiero


No. Definitivamente no. Bien dicen que la prudencia no experimenta en cabeza ajena y es qué a quién chingaos se le puede ocurrir, viendo como está la situación, prender un cigarro en medio del polvorín.
No sé, si sea tan necesario que se instaure el Palenque, si ya se sabe lo que se dice respecto a los antros de vicio y prostitución espiritual, que siendo lo que son, solamente sirven para generar más violencia en un campo minado, a menos que el presidente de Expomex, tenga la fórmula mágica para detener la avalancha de acontecimientos que se podrían generar en un ámbito nauseabundo de alcohol y ánimos exaltados.
Lo peor del caso es que como para cocorear a los pueblerinos de a pie, se atreven, por jijuelas, a anunciar que viendo que en Dinamarca se disfruta de una sacrosanta quietud, bienestar en las familias, abundancia económica, paz en la tormenta y que nada más porque los tienen muy azules, van a levantar el Palenque para el sano divertimento y especial deleite del pueblo, pues déjenme decirles a los del Hache Patronato y su honorable Consejo Ciudadano, que se están equivocando con esas decisiones, que van a perder lo más por lo menos, además, no deben olvidar que esa feria, a pesar de que ahora están honrando memorias apócrifas de los pioneros, si antes, muy antes, cumplió con su cometido de promoción de servicios y productos, ahora ya nada más sirve para dos cosas, o que alguien levante la voz y mencione los logros obtenidos en las pasadas diez ediciones de la feria, solamente que se sientan como la Lotería Nacional, una institución para la asistencia pública porque reparten 300 pesos y una bolsa con colchitas de Pénjamo a los viejitos del Vida y Esperanza y 200 bolsas de dulcitos a la casa hogar de mamá Lupita, pero esos donativos no son suficientes galardones para seguir aguantando a tanto borracho jediondo deambulando en los terrenos polvorosos, y no conformes con salirse con la suya, ahora, como si fuera una gracia, aseguran que las “negociaciones” con las compañías de contrataciones artísticas ya están muy avanzadas.
Por Dios, si alguien en el globero pueblo conoce los mecanismos de la composición orgánica jurídica del patronato, le suplico que me ayude a entender de qué manera se pudo haber constituido una asociación civil sobre las endebles bases de magras donaciones a terceros, pero adueñados de un negocio que otorga pingües ganancias y que expone a los ciudadanos a gastos extravagantes para llevar a sus hijos a la feria, es decir, que le quitan lo poco que tiene a la pobre gente y luego, por magnánimos se los regresan con vidritos de colores y espejos relampagueantes, eso se llama no tener… bueno, y es que algunos nacen de probetas y otros, de probaditas.
Que se dejen de villanías y no hagan ninguna contratación para el Palenque, que vean para todos lados antes de cruzar la calle, porque lo único que van a conseguir son dos o tres heridos, tres o cuatro muertos, pero como no van a ser integrantes de sus familias, de seguro se sentarán a mecerse a las puertas de sus casas para ver pasar las carrozas con caras de dueños de la funeraria “El Último Chuspiro” e inscribirán en las lápidas, copiándole el epitafio a mi tío Serapio, cuando murió su molestosa suegra: “Señor, recíbelos con la misma alegría con la que yo te los mando”. Ya dije.
P.D: Mi amigo el sonorense Victor Hugo Haro Oliva me contó un chiste buenísimo respecto a un mitin político norteño, que de esos sainetes no los hay en cualquier parte del país, y cuenta que Laureano el orgullo del nepotismo de don Ponciano cacique del pueblo se lanzó para presidente municipal de un pueblo chico, es más, había más perros y cabras que habitantes, pero ya se sabe como son los candidatos en campaña que prometen obras que nunca podrán cumplir, y no porque algunos no quieran, si no porque hay muchos compinches en el atraco al erario, y a todos se les tiene que dar una embarradita en dólares o becas para sus sobrinos e hijos, y en su vernácula arenga, decía, a gritos: “Y voy a poner internete gratis pa’todo el pueblo”, los hijos de Chipiculco El Alto, entusiasmados, gritaban llenos de alborozo, ante semejantes anuncios, porque además nadie tenía ni televisiones, mucho menos computadoras, pero en los discursos plagados de retorcimientos del idioma y giros literarios, los dueños de la palestra, se atreven a decir lo que sea y el enardecido público, les festeja todo, con tal de tomarse un vasito de coca y unos tacos de caballo a costillas de la democracia pero en aras de la libertad.
“Y les voy a regalar pases pa’la feria” entonces, uno de esos borrachitos molestosos como cadillo en medio de las nalgas, además, que nunca faltan, respondía: “Me adhiero”.
“Y también les voy a regalar útiles y uniformes para sus hijos”, lo raro es que en Chipiculco Town ni escuelas había, pero aún así, el beodo hombre, gritaba con los ojos cerrados: “Me adhiero”.
“Y les voy a traer un festival donde rendiremos homenajes a las pirujas viejas que se encueraban en las películas de Tintan”, el cristiano en avanzado estado de ebriedad, contestaba: “Mejor traigan a Niurka” y si la tráin… Me adhiero.
“Y les voy a poner su placita Libertad”, el teporochito, como vivía en ese barrio, gritaba con ahínco: “Me adhiero”. El candidato bien fastidiado por tan gorroso cabrón, en el éxtasis discursivo, le prometió: “Y como el compañero ciudadano aquí presente quiere un miadero, también les voy a poner varios, como chingados qué no”.

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