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lunes, 24 de agosto de 2009

Carlos Lozano


Carlos Lozano, aunque parezca increíble, estuvo al frente de la dirección de la valle del Bravo, pero ya se sabe lo que se dice respecto a las universidades de barriada, que funcionan más como guarderías para adolescentes rebeldes, que para aprender algo fundamental que les pudiera servir en su desarrollo profesional, lo único malo para la trayectoria del doctor en comunicación, es que, esos años en los que permaneció en la escuela patito, ya se quedaron en su currículo para siempre, claro que él es el menos culpable, si de algo tenía que vivir, pero si Walt Whitman el grandioso poeta, tuvo que vender puerta por puerta su obra cumbre universal “Hojas de Hierba” que costeó con su propio dinero y “En Busca del Tiempo Perdido” de Marcel Proust, fue rechazada por la editorial Gallimard, que luego sería considerada una de las obras más destacadas e influyentes de la literatura del siglo XX, tampoco debe ser desdoro para el ilustre neolaredense haberse ocupado en un empleo menor.
El prestigiado comunicólogo, dictó magistral conferencia en un aula de la UAT que según por el ángulo que se aprecia en la foto que apareció publicada en Líder Informativo, asistió un público ralo, y entre otras cosas, grabé en mis archivos temporales, dos de las premisas que me parecieron acertadas, pero realmente solamente una, es digna de encomio: ”para los medios de comunicación electrónicos o impresos, las personas comunes y corrientes, vecinos, miembros activos de la comunidad en todas las áreas deben ser los más importantes, conocer sus gustos y necesidades, hay que conocer las peticiones de las audiencias”.
No quiero sonar a que eso ya lo había dicho en esta misma columna, pero es que en todos lados, incluso, en los grandes consorcios mediáticos, lo primordial en su menú informativo, son las declaraciones de los políticos como si la retórica retorcida de sus amanerados mensajes, fueran el resultado de sesudas reflexiones que espera la humanidad para aplicarlas en su vida cotidiana, lo malo del asunto es que eso que dice Carlos, nadie lo hace, porque prefieren darle el espacio a los grandes conflictos mundiales, pero lo que pasa en las violentas calles del pueblo, lo que se vive en los barrios alejados de la mano de Dios, lo que ocurre en los vecindarios, en las concentraciones ciudadanas, en las congregaciones de seres humanos, en fin, en las cuestiones realmente importantes que atañen a los habitantes, ni se fijan.

En realidad, eso que declaró José Carlos Lozano Rendón, hijo del brillante comunicador paisano, Don Edmundo Lozano Calzado ya fallecido, siempre ha sido lo ideal en los medios masivos, hagan de cuenta es como si lo que recomienda El Mesías, en su decálogo de los mandamientos, el mismo tabulador moral que dictó a Moisés, lo imitáramos todos, incluso los que no se consideran cristianos, es más, ya no digo todos, sino uno, cualquiera de los diez que elijan al azar, este mundo sería distinto, a lo mejor muy aburrido, y de bostezos continuos, pero lo que sí es seguro es que revolucionaría a la humanidad, lo malo es que se acabarían las guerras y no habría necesidad de políticos, que esa raza de hombres, se supone, que en lo ideal, son seres que se desprenden de todo egoísmo para que con su habilidad de dirigir, de administrar y su desinteresada lucha por el bien común, beneficien a su comunidad, pero ya sentándose en la silla del poder, lo primero que hacen es nombrar a su esposa como la primera dama y aunque la vieja sea una pendeja, le delegan funciones de un secretario de estado, y si Calígula nombró cónsul a su caballo Incitatus y no que su caballo hubiera sido un idiota, si dicen los historiadores que era de alta escuela casi como los educados cuacos de la familia Domecq, ya con la sartén por el mando, empiezan a repartir puestos como si la alta investidura que portan, los autorizara a convertir las dependencias gubernamentales en agencias de colocaciones para sus amigos cercanos, compadres, hermanos, primos, tíos, abuelitos y demás familiares.
Por ello, lo que ha dicho Carlos en su conferencia, tiene toda la razón, pero sólo en la teoría de los grandes pensadores de los medios masivos, es decir, los Riley, los Schramm, los Umberto Eco y demás semióticos, y conste que no estoy en contra de la carrera de comunicación, si con todo y esas teorías magníficas los huercos salen todos maleados, estaríamos peor si no existieran esos celosos académicos que se la pasan reflexionando las 24 horas respecto a lo que se tiene que hacer para mejorar las relaciones humanas en una sociedad convulsionada como la nuestra, pero siempre ha ocurrido lo contrario de lo que recomiendan los expertos, hasta parece que han creado dichas reglas para romperlas y no para que las imiten, son códigos de ética, solamente que durante la carrera las exhiben como si fueran dogmas, aunque a veces, hay maestros como el susodicho que otorgan derecho de réplica, pero luego existen otros, que lo recitan como el catecismo.
P.D: Antes de empezar a redactar la columna, tuve la idea de hablar de que Ana Karen González Abdala se va al certamen nacional de Nuestra Belleza en reemplazo de Melisa Solano que obtuvo el título, pero tengo que rectificar dicha información de mi compañera reportera Ericka Morales y decir que no es la primera que representa a nuestro estado que sigue dormitando a la margen del río, porque ya ha habido otras nacidas en este terruño fronterizo con la diadema tamaulipeca sobre sus reales sienes.
La verdad es que tengo mucha confianza en esta chica, porque de todas las que concursaron en el certamen estatal, fue la única que caminaba con soltura, como si estuviera en la plaza, es decir sin afectaciones, la sutilidad de su andar esa no se aprende en las academias de modelaje, con eso se nace, y ésta si tiene estilo hasta para ver a la cámara. Suerte hermosa., pero si no ganas el concurso, no significa que no seas una reina, si ya naciste siéndolo, las coronas que ciñen en Nuestra Belleza, esas se compran en Mc Allen. Ya dije.
Post it: El domingo 30 de Agosto publico mi última columna en Líder Informativo, pero seguiré escribiendo todos los días para ustedes queridos ciberlectores a través de mi blog.

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