El otro día la vi y pobrecita me dieron ganas de invitarla a comer unos lonches del Popo, y es que a estas viejas de más de 40, les ha dado por matarse de hambre en aras de seguir siendo flacas, pero que por favor alguien les avise a las cuarentonas que por más que se coman dos pedacitos de lechuga, una lata de atún en agua y dos cuadritos de galletas saladas, jamás, ni yendo a bailar a Chalma, volverán a ser las mismas que fueron a principios de los años noventa, y no digo, no, que se inflen como sapos con al aire y la humedad, pero si, que por amor a Dios y a su santísima prole, que coman un poco más, y es que esta mujer a la que volví a ver luego de muchos años, se le ve en la cara a través de su impecable maquillaje, que su organismo le pide más comida, hagan de cuenta, queridos lectores, que se ve como cabrito de rancho seco, conste que no quiero ser exagerado, pero de tan delgada que está se le trasluce la calavera, parece extraída de un grabado de Posadas, nada más le falta el sombrero emplumado para ser el ectoplasma de La Catrina..
Guapa si es y lo que le sigue, pero si subiera unos 20 kilos se vería espectacular, y no que yo sea de esos viejillos libidinosos, que sacan juventud de su cartera, pero si por lo menos tuviera más carnita de donde agarrar, es más, yo creo que si se muere así como está que pesa más o menos 32 kilos 200 gramos, su marido tendría que ir a comprar unos diez kilos de tripitas al puesto que está por el autodescuento Maldonado para echarle al cajón, primero para que no lo tumbe al aire y luego para que no la vomite la madre tierra a la hora de rendirle tributo.
Lo peor es que en eso de las enfermedades alimenticias, la última en darse cuenta es la afectada, porque según dicen los sicólogos, la mente es mañosa y consigue hacer creer que el reflejo en el espejo es de una mujer gorda, pero la dolorosa realidad es que por donde se le vea es puro perfil.
Cuando yo la conocí era más bien regordeta, sin ser una cachetona come tacos, pero por lo menos tenia su cuerpecito caraqueño bien conformado, y estoy hablando de tiempos de la prehistoria, en los estertores de los ochenta, creo que todavía ni se casaba, de lo que si estoy seguro es que era media mustia, de esas que no quiebran un plato y aunque era una niña de buenas familias, nadie se le acercaba ni para pedirle la hora, a lo mejor fue por eso que se quedó traumada con sus apetitosas redondeces y prefirió ser la muerta más flaca del panteón que quedarse para vestir santos, total que este caso de la huesuda fashion es demasiado complicado para este Ejecutor gordinflón, además como dijo alguna vez el sabio Salomón: ¿quién diablos entiende a las mujeres?
Esta flaca mujer con piernas de monumento al pollo, no lo permita la virgencita negra de Veracruz, un día va a dar el azotón, y lo malo es que siempre anda en todos lados con su botellita de agua y el nextel haciéndole contra peso en su bolso, lo que ocurre es que no conforme con alimentarse con 300 gramos de comida, 600 calorías y dos garrafones de agua Sierra Pura, todavía se dedica en cuerpo, alma y chicharrón a mil actividades propias de su sexo, es decir, a andar en las juntas del club, con los niños al colegio, en la jugada de las amigas, las reuniones con las comadres, las ineludibles visitas a casa de la mamá y de la suegra, y por si fuera poco ajetreo, todavía se da tiempo para hacer dos horas de ejercicio diario con tal de seguir delgada con cuerpo de hormiga chacatona.
Ya le avisé a mi tía Tencha que la incluya en su cadena de oración a san Espiridión bendito para que le quite esas ideas de matarse de hambre, además, ni que todas sus amigas fueran émulas de Kate Moss en sus buenos tiempos, si cuando se toman una foto de grupo parece la portada del catálogo de pinturas de Fernando Botero. En fin, entre flacas te veas.
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