lunes, 17 de agosto de 2009
Los que se fueron
No se crean, si esto de escribir todos los días tiene sus bemoles, claro que no me quejo, si para eso me preparo con denuedo, que la verdad no sé ni lo que significa, pero como se oye muy apantallador incluyo la palabreja en la presente columna, para que si alguno de ustedes queridos lectores, es merodeador de diccionarios me diga qué es lo que quiere decir en cristiano, y dándole vueltas a la idea en la chompa, respecto al tema que abordaría, de pronto se me ha ocurrido, que a como ha estado el éxodo en manadas de prominentes empresarios locales a la vecina ciudad, supongo que también ha de haber cualquier cantidad de funcionarios de diversos niveles y de todos los perfiles que firman la burocrática nómina en el globero pueblo, pero que despachan sus asuntos desde algún sitio indeterminado en Laredo, Texas.
No quiero parecer metiche y finalmente, a mi qué diablos me importa, que al cabo, son ellos los que enseñan la oreja, porque hagan de cuenta, asiduos seguidores de este fronterizo Ejecutor, es como si Raúl Salinas, mientras apaciblemente, de pierna cruzada, se bebiera a sorbos una frozen margarita, gobernara su condado a control remoto teniendo como centro de operaciones el mercado Maclovio Herrera o que Henry Cuéllar, en lugar de irse a Austin a tramitar diligentemente los espinosos asuntos legislativos de su terruño texano, se apoltronara en una mecedora en la galería de alguna casa señorial a la orilla del laguito artificial y a través de su laptop o del celular, dictara las pertinentes órdenes a sus segundos de a bordo.
Claro que la lista de refugiados debe ser larga, porque nadie en su sano juicio y teniendo los medios para huir, se quedaría en nuestro solar, a vivir como las viejitas espantadas, con el Jesús en la boca y el rosario en la mano, si eso me queda muy claro, naturalmente que aunque no justifico su cobardía, entiendo la actitud precautoria de los comerciantes ricos, de los empresarios aduanales, incluso de los pensionados americanos que vivieron toda la vida de este lado mexicano para que les rindieran los dolaritos, pero viendo cómo están los pelotazos, prefirieron sumarse a la bola nómada para seguir con el alma uncida al cuerpo.
O todos hijos o todos entenados, que si alguno de los cobrones en el hache ayuntamiento o de cualquier instancia de gobierno, sin distingos en los estratos de las diferentes jerarquías, aquí sí, no importa si son de la tropa de avanzada o de la retaguardia, si son soldados rasos o generales, que radique o pernocte en otra ciudad que no sea Nuevo Laredo, que lo regresen de los puros pelos a su barrio, porque luego son como esos expatriados, que se exilian en otro país, viven de lo que le robaron a su pueblo, o lo que es peor, a costillas de los paga impuestos de las generosas naciones que los reciben como huéspedes vitalicios, pero son tan cínicos que hasta dan entrevistas en la tele y si la circunstancia lo requiere, son capaces de derramar lágrimas de archivo, pero no son pendejos, nunca se vuelven sobre sus pasos para sufrir las penurias de sus compatriotas; son mártires de la impunidad y héroes de oportunidad.
Ustedes han de perdonar la invectiva queridos lectores, pero en asuntos de la incompetencia en asuntos que nos competen a todos, me rehierve el buche que algunos sean como las viudas mustias que lloran en público lo que gozan en privado y tampoco quiero que se pongan de carne de cañón, si no soy tan hulero, pero mínimo que respeten al pueblo del que viven ellos, sus hijos, sobrinos, compadres y demás familiares, -ya hasta parece esquela de la funeraria Vázquez-, los otros, los que viendo la tempestad se hincaron para irse de rodillas al otro lado, que se queden allá o se entierren boca abajo para que si se quieren escapar se vayan más pa´bajo.
Solamente falta que cada mañana entonen el himno a Tamaulipas en plena plaza San Agustín y que al sentirse inundados de nostalgia, quieran interpretar con harto sentimiento patrio, la canción mixteca, pero como tampoco se fueron tan lejos del suelo en que nacieron, lo que terminarán por corear a gritos y luego, por patéticos, zapatear, como si hubieran tomado clases con el Maestro Chuy Treviño; algunos, el “querreque”, varios, la Zandunga, y otros, Caminos de Michoacán.
P.D: Quiero expresar las más cumplidas gracias a quien haya reparado el desperfecto en los aparatos de aire acondicionado de la clínica de diálisis a la que acude mi hermana Ana Lilia, aunque es verdad que no soplan los vientos helados de Alaska, por lo menos ya no está hirviendo la sala de cuidados renales del IMSS de la colonia La Fé, y de pasadita, agradecer a las diligentes enfermeras su buena disposición para atender a los pacientes que ya solamente sufren su penoso padecimiento, pero que gozan de un buen clima y sobre todo, de las cariñosas amabilidades del personal médico a cargo. Gracias a todos.
Punto final: Es que eso le pasa a nuestro carismático alcalde por afrentoso y no dudo ni tantito que así haya sido, tal como dicen los funcionarios amerikekes, porque igualito de echador era mi tío Crisanto, pero por lo menos, ése” atravesaba” sus propiedades y gastaba su dinero. Yo también estoy de acuerdo en que no se pague nada, además, no existe ese dinero en ninguna de las cajas del erario y si nos dejan de hablar, pues tampoco se pierde mucho. Los primos Tejacanos son como los parientes ricos, nunca te hablan porque piensan que les vas a pedir prestado y te los encuentras nada más en los jolgorios y en los velorios. Bien decía mi tía Concha: “yo, cómo no sé leer, ni en los letreros me fijo”. Ya dije.
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