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domingo, 9 de agosto de 2009

El preclaro Fernando Savater


No suelo ser cursi, pero cuando me ganan las ganas, puedo ser el más cursi de todos, y es que en este mundo tan violentado por imágenes crueles difundidas urbi et orbi por los noticiarios nocivos para la sensibilidad humana, uno no haya ni para donde hacerse, hay veces que estoy de acuerdo con mi tía Margarita que decía que eso de la tele era un invento del demonio y los periódicos habían sido inventados por algún cabrón aventurero que encontró en el cohecho a los poderosos una generosa fuente de ingresos.
No voy a fingir nada, pero el que me cae más gordo de todos los “lee noticias” de la telera nacional es el tal López Dóriga que navega con bandera de que es el analista político que México esperaba, si ya todos sabemos que el alumno de Jacobo no sólo le aprendió el oficio sino también las mañas, aunque de los dos, y eso que tampoco Zabludowsky es santo de mi devoción, prefiero al viejo lobo de La Merced, porque éste si tiene dos dedos de frente y se codeó con los grandes genios de la humanidad en francas conversaciones que por ser documentos inéditos han quedado enmarcados en la vitrina de la posteridad.
No quiero sonar a viejillo sabio, si me queda muy claro que no lo soy, tampoco a patético intelectual pueblerino que se hace wey como el tío Lolo dándole vueltas a un mismo asunto de interés mundial, mientras a ojos vistos los malandrines saquean nuestro terruño, pero no es que los “valerosos” analistas tengan miedo a la denuncia pública, lo que pasa es que le tienen demasiado amor a las tortillas de harina, no quiero imaginarme lo que estos prófugos de la primaria nocturna harían en tierra de indios, tal vez negarían tres veces a Jesús como Simón Pedro, aunque hay algunos muy listos que se pasan de Veras y como bien dice mi tío Pomposo, están donde están, porque llegaron al pueblo con una mano adelante y otra, atrás, y cuando les convino se quitaron la mano de atrás.
No sé que opinen ustedes, queridos lectores, pero Savater es uno de esos pocos filósofos que lo pueden entender los egresados de la Valle del Bravo o cualquier candidato panista, es más, hasta nuestro ex presidenChente, que hablaba con faltas de ortografía y se le notaba a leguas que sus lecturas favoritas eran los Libros de Sensacional de Vaqueros y los Chalanes del Tuercas, porque el pensador español habla con soltura espiritual de temas profundos pero con el lenguaje de todos los días, ese que usamos para comunicarnos sin necesidad de asomarnos al diccionario, porque es verdad que hay que rescatar las voces antiguas que han caído en desuso, pero sin forzar a que los vocablos se queden a la mitad de su labor, porque de nada sirve usarlas, si no hay quien decodifique el mensaje..
Ignoro si a él le tenía preocupado el hecho de no conocer mi opinión acerca de sus premisas, pero tengo que avisarle a que estoy de acuerdo con él, cuando dice que una persona que no teme morir es invencible. “Los seres humanos somos controlables porque todos tememos a la muerte. Pero a alguien que le da igual morir, contra ése, salvo destruirlo, no hay otra cosa” es que en este mundo matraca, en el que unos malvivientes gobiernan sembrando el terror, que además nada tienen que perder, porque nada valen, y como son desapegados de su propia vida, igual les da atrás que en ancas, lo pavoroso del asunto es que lo dicho por don Fernando encaja en cualquier esquema social, incluso en el del terrorismo que se vive en España por ETA que con lo que ocurre en nuestro solar y yo siempre he considerado aunque se enojen mis amigos maestros, aunque les aclaro que nada es personal, que todo se debe a la mala educación en la que han crecido las recientes generaciones.
Cuando leí lo siguiente que voy a transcribir de Savater, casi me pongo de pie para aplaudirlo y es que es cierto lo que dice acerca de que los padres y los hijos: “educamos a los jóvenes para que ellos puedan prescindir de nosotros, pero luego viene el gran problema, cuando nos olvidamos de nuestros padres y los dejamos silenciados en un asilo”.
El contexto en el que lo expresa Fernando Savater es respecto a su libro: los diez mandamientos, una mirada desde el siglo 21, y es que dice que el décimo mandamiento debería de reformarse para que se pueda aplicar con justicia a la realidad actual: “Que decir cuando se nos plantea no desear la mujer del prójimo. A veces la mujer quiere ser deseada y sería una descortesía no hacerlo. Alguien me planteó que eso lleva finalmente a la cuestión de la infidelidad. Lo malo no es el placer sino el dolor, que buscando el placer, se puede hacer al otro. En todo caso, pues, habría que reescribir la norma: No destruirás a los demás en la búsqueda de tu saciedad erótica”.
Que conste en actas queridos lectores que “encomillé” como dice Lupe Loaeza la intelectual zurda que por sus crímenes de lesa humanidad debería de alcanzar cárcel, y es que nadie en su sano juicio debería permitirle publicar sus plagios, pero tampoco sus originales, que de esas viejas ociosas que toman cursos inútiles que sólo les sirven para dos cosas, y a veces ni para eso, estamos hartos los que tenemos que coexistir con esas prefiguraciones seudo intelectuales a las que invitan con todo pagado a dar “conferencias” para las mujeres más destacadas del pueblo, y si supieran estas damas de las fuerzas vivas del feminismo vernáculo que hubiera sido mejor que invitaran a mi tía Tencha que ella si sabe de la filosofía del buen vivir, porque nunca se le encaramó a mi tío Ponciano en los hombros ni siquiera para poder ver a los Tigres del Norte en concierto, y supo entender exactamente cuál era su lugar y el rol que le tocaba desempeñar, nunca fue como algunas señoras de doble copete que se ufanan de manipular a sus maridos que solamente sirven para tomar dictado a las ordenes superfluas de las veleidosas Hijas de Eva. Ya dije.

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