Ni cuenta me di cuando cambió el horario de verano, y es
que, realmente a mí en lo personal no me afecta en nada el hecho de que el
reloj se atrase una hora, finalmente yo me levanto cuando se me hinchan las
ganas, no soy dueño de nada, ni siquiera tengo horario de trabajo, con eso de
que escribo mi columna y la envío a través de mi domicilio electrónico, puedo
escribir en el momento en que quiera, es más, casi siempre, me siento a
confeccionar la columna en plena madrugada, también es cierto que como no
mantengo un alto perfil social, no tengo que andar de figuroso en los eventos
postineros de nuestra ampulosa sociedad porteña, es verdad, antes, muy antes
hacía acto de presencia en todas las bodas importantes, en las coronaciones y
en los bailes del Blanco y Negro, a los que acudía en representación de ustedes
queridos lectores para los que siempre he trabajado como reportero de las
fiestas más picudas de nuestro ambientito social, pero eso ya ha quedado atrás,
ahora soy más bien merodeador de libros adecuados para mi enaltecimiento
espiritual, pues, bueno ya se terminaron los mentados juegos panamericanos, que
en realidad no significan nada en el amplio mundo del deporte, son como, unos
jueguitos de rango tan menor que ni siquiera son dignos de tomarse en cuenta,
los deportistas de supuesto alto rendimiento son tan raquíticos que hasta risa
dan, no digo, no, que sean chafas, pero sí que no portan con gallardía el
estandarte del país al que representan, por ejemplo Paola Espinosa, que en esta
justa deportiva, obtuvo la medalla de oro en su especialidad, en el campeonato
mundial estuvo muy por debajo de las chinas, pero bien dicen que en el país de
los ciegos el tuerto es rey, y así puedo enumerar tantos deportistas que a otro
nivel ni siquiera figurarían, lo que sí puedo calificar de excelente es el
aspecto artístico de la fiesta de clausura, miren ustedes, asiduos fans,
resulta que en eso de los performances, los mexicanos nos pintamos solos, la
pachangona estuvo de altura, con decirles, que, el jotito de Ricky Martin se
aventó la rola de siempre, es decir la de la vida loca, también estuvo Camila y
Diego Torres, además de otros artistas de alto nivel, el que me pareció que
estaba muy dislálico fue don Mario Vázquez Raña a quien conocí a través de
comentarios de Mauricio González de la Garza quien apreciaba sobremanera al
empresario empoderado, y es que, supongo que la avanzada edad de la que goza, no
le permitió hilvanar dos palabras seguidas de manera coherente durante el
discurso de finalización de los juegos que transcurrió en el estado Omnilife de
las Chivas, el presidente de la Odepa, ya debería de haberse jubilado, digo, si
no tiene cabeza ni para decir un breve mensaje, muchísimo menos para presidir
una organización tan importante, por supuesto que su amplia trayectoria le
permite estar en ese sitio preponderante, por algo está en ese lugar, además
siempre es un galardón para nuestro país que un compatriota esté en una silla
tan importante, lo digo con todas sus letras, es verdad que me cae mal don
Etilio González Torres el gobernador “mataputos” de Jalisco, pero no puedo
dejar de reconocer que estos juegos, a decir de los expertos, resultaron un
exitazo de organización, es cierto de toda certidumbre, que no observé casi
nada de dicha justa deportiva, si acaso, de repente me asomaba al futbol, pero
nunca me senté a disfrutar ni del basquetbol ni del beisbol, conste que no soy
especialista de nada, lo que ocurre es que no me gusta perder el tiempo en algo
que tiene la categoría suficiente de lo mejor del mundo, en fin, que como
quiera que sea, estos juegos en Guadalajara resultaron con diez puntos por
encima de otros, ya sé que eso de que fueron los mejores de la historia es un
lugar común, que es una manera de decirlo que nunca corresponde a la realidad.
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