¿El más elegante?

Los especialistas de la moda, han elegido como al hombre más elegante del planeta, a Carlos de Gales, y si, así me quedé como ustedes, queridos lectores, casi en shock, incluso me dio un patatús, afortunadamente estaba cerca de un hospital, pero no el de la Cruz Roja, que ahí cobran más caro que en el Muguerza de Monterrey, y si no me muero del malestar, si voy a estirar la pata al ver la factura de la otrora benemérita institución, bueno, pues estando en la sala de urgencias me brindaron los primeros auxilios, pero me puse morado, que si es bonito color y va estar en tendencia para esta temporada, pero sentí que me les iba al otro mundo, del corajón que me dio al darme cuenta de que los “fashionistas”, una, o son ciegos, o daltónicos, o de plano ya perdieron la brújula del buen gusto, y es que todavía no me cabe en la cabeza, cómo se les ha ocurrido, nombrar a Carlitos, que está bien que sea el viudo de Lady Di, considerada una de las mujeres más glamorosas de su época, pero eso no lo convierte en un prototipo del buen gusto y la elegancia, perdónenme, queridos lectores, si ofendo a alguien que admire a Charles, pero el príncipe inglés, se viste como dueño de funeraria de pueblo, y con esa cara de vinagrillo, además las orejotas que se carga, NUNCA podría ser elegante, mucho menos desfilar por alguna pasarela famosa, bueno, ni siquiera en la de Donatella Versace, que cose ropa como con las cortinas de la oficina del presidente municipal de Hidalgo, Coahuila.
No tengo nada en contra de los feos, pero me caen en la punta de las muelas, los “mostritos” que además de poco agraciados, son charros para vestir, y no digo, no, que yo sea, un maniquí, además en el pueblo no hay muchos sitios en donde lucir los trapos “trendy”, pero, por lo menos, no me enfundo en modelitos que no vayan con mi tono de piel, ya sé que ahorita han de estar diciendo mis detractores, pero si éste es más feo que la profesora Elba Esther con gripa, y claro que reconozco mi fealdad, si mi recámara parece el laberinto de los espejos, así que no hay ni para donde hacerme, porque para donde volteé se refleja mi patética imagen, además, con los años, no sólo me he ido encogiendo, sino también arrugando y jorobando, es más, casi estoy a punto de echarme la maroma de tan encorvado que estoy.
El príncipe Carlos y su Camila Parker, deben ser la pareja de la realeza y el jet set internacional, más feos y mal vestidos de todos los tiempos, así que no veo el motivo por el cuál, estos jueces de la moda los hayan designado, lo único que me parece, es que se están burlando de él, y como hace unos días, fue el “Día de los Tontos” en Estados Unidos, lo pusieron de tiro al blanco para hacer mofa de su desgarbada figura, la verdad, así de momento, es la única explicación lógica que se me ocurre, porque es cierto que Carlos siempre anda impecable con los mejores trajes, pero de eso, a que los luzca con gallardía, apostura y elegancia, está muy lejos de ser una realidad, pero tampoco doña Chabela, la mamá, que muy reina y todo lo que ustedes quieran, nunca ha sabido vestirse, y es que con esos sombreritos ridículos, que ya nada más le faltan los pajaritos revoloteando entres las flores de plástico de sus modelitos, no es así, que digamos el mejor ejemplo para su hijo, y viendo la herencia genética, ahora entiendo, que el ejemplo dado por su sacrosanta jefecita, Charlie “el Principito Idiota”, ha degenerado su percepción de la moda y de lo que le acomoda, lo que es un hecho, es que aunque se vista de seda, rey se queda, y ni modo, a lo mejor, por esa razón le dieron el premio al más elegante, por su sangre azul, el poder y la gran fortuna, caudal del cual deberá tomar posesión en cuanto su madre abdique al trono de la nación inglesa.
P. D. Les aviso, con tiempo, para que compren un ejemplar de Líder Informativo, que mañana domingo, publicaré una charla con la profesora Ámbar González Lomas que este 2009 celebra 40 años de haberse iniciado el mundo de la danza.