Mientras los médicos y las enfermeras del Seguro Social en
Costa Rica, Sinaloa, bailaban al ritmo de la tambora, los pacientitos de
urgencias estaban en un grito de dolor, pero eso sí, bien prendidos con eso de:
“que me toquen el quelite, después el niño perdido y por último El Torito pa’que
vean como me pinto”, pero lo que, estos hijos de su hipocrática progenitora,
nunca se imaginaron, es que un indignado pariente de un enfermo, los estaba
videograbando con su celular de séptima generación, sin embargo, la pachanga
duró hasta que el cuerpo les aguantó, digo, no se les niega que estos ángeles
blancos tengan derecho a festejar que se jubile uno de sus huevones
integrantes, pero de eso, a que en el aséptico sitio en donde no se debe
escuchar ni el aleteo de una mosca, se vulnere el silencio hipodérmico, que,
por prudencia, se exige, para no disturbar la santa paz del hospital, creo que
nunca les he comentado, queridos lectores, que, si puedo evitarlo, no me
apersono en un sanatorio, a menos de que el enfermo esté dando patadas de
ahogado, es decir, que esté un poco más acá del más allá, desde muy huerquillo,
odio la atmosfera de vapores medicinales que me traen tristes recuerdos, bueno,
pero no voy a empezar la semana con penas y clamores del pasado, francamente
eso que hicieron los buenos para nada empleados del IMSS, me parece una
inconsciencia, eso se llama allanamiento de morada, ya que, se tomaron por
asalto las instalaciones como si ellos fueran los dueños, es lo malo de los burócratas
que son unos muertos de hambre con ínfulas, es decir, se sienten dueños de sus
lugares de trabajo, cuando en realidad los dueños somos todos los mexicanos, a
veces me pregunto cuándo se terminara esta clase de cucarachos inscritos en la nómina
al servicio de los ciudadanos pagaimpuestos, el delegado del IMSS en Sinaloa,
Humberto Rice García, dijo que se abrió una investigación ante la clara
evidencia que se tiene del suceso: “es inaceptable, puesto que viola todas las
normas de atención y prestación de servicios a una población de 28 mil 414
adscritos”, por supuesto que ya corrió al subdirector médico Héctor Ovalles
Ruiz quien fue el que autorizó que se realizara la fiesta, lo bueno es que, el
émulo de Hipócrates que se atrevió a otorgar semejante licencia, de inmediato
aceptó que él mero había sido el responsable de qué se armara la peda con
música en vivo, lo que en ninguna nota periodística se ha aclarado es cuánto
tiempo duró la fiesta, supongo que se les ha de haber muerto uno que otro
herido de la sala de urgencias, en el video se puede observar a las gordas de
las enfermeras moviendo el mondongo con singular alegría, también se alcanzan a
ver unas botellas de cerveza, nada más faltó que también dieran menudo para la
torna fiesta, yo le sugiero a don Rice que corra a todos los demás, sobre todo
a las viejas mitoteras que en lugar de andar curando a los enfermitos, le
estaban dando gusto al gusto bailando de a cartoncito de cerveza con los
veladores, el despedido Ovalles explicó que existe una tradición en esa
institución, en el sentido que cuando un empleado se jubila sus compañeros le
colocan globos y adornos en el área de acceso, sin que ello trastoque la
tranquilidad ni el servicio médico que se presta, lo que a todo se les olvida,
es que nadie puede celebrar en horas de trabajo, a todos se les paga para
chambear no para que anden colgando globos y cadenitas de papel de china para
festejar a un compañero, esos casos yo los he visto en este globero pueblo, que
las recepcionistas andan en la chacota con sus amigotes que las visitan
mientras toda la gente está esperando a que las transfiera con su médico
familiar, pero como ahora mi hermana Ana Lilia esá internada en el seguro
social, mejor no hablo más de estas viejas huevonas no vaya a ser el diablo que
le vayan a desconectar el oxígeno o a tapar el suero. Ya dije.
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