Que me perdonen los señores mandamases del PRI pero considero que han cometido un garrafal error al designar al Dr. Rodolfo Torre Cantú como el candidato idóneo a la diputación federal por el Distrito de Ciudad Victoria y a lo mejor puede ganar, si ya se sabe que en la política vernácula de nuestro estado, el marrano más trompudo se lleva la mejor mazorca, pero díganme ustedes queridos lectores, si se le puede tener confianza a este hipocrático hombre que les permite lucrar con el dolor ajeno a sus secuaces de bata blanca y malas mañas.
El Dr. Mario Arreola, director del Hospital General de Nuevo Laredo que también regentea la Clínica de Diálisis ubicada en la colonia La Fé en frente del Edificio de Seguridad Pública, con el permiso de Torre Cantú y el auspicio nepotico de sus empleados de más confianza como el Dr. Heberto Escamilla que cobra sueldo como encargado de dicho negocio particular de Arreola aunque el eminente nefrólogo neolaredense ha de ser muy codicioso porque además él tiene una clínica de lavado de sangre cuyos jugosos dividendos le permiten darse una vida de maharajá fronterizo y dicho por el propio Heberto: “ya le dije a Arreola que no cobre tan caro en “su” clínica porque es lo mismo que cobro yo pero lo que pasa es que él compra medicamentos y filtros muy caros” . (sic).
Yo no digo que El Dr. Torre Cantú esté involucrado en el negociazo de Arreola, pero sólo hay dos posibilidades, Una: que esté enterado del margayate y se haga de la vista gorda para proteger al rufián médico que él mismo puso en ese puesto clave en apoyo a la economía familiar de los paupérrimos a los que el presidente Calderón les regaló el Seguro Popular y Dos: Que no esté enterado y al ser así, es doble crimen, porque un político de tan alto nivel, no puede ser engañado de esa manera, es decir a ojos vistos, porque el mentado Dr. Arreola otorga facturas del fementido programa “Vamos Tamaulipas” que aunque presume de ayudar a los desprotegidos, a los más necesitados y todos esos eufemismos que inventan los políticos para maquillar la realidad, la verdad es que si puede los chinga más.
Yo, por lo pronto no voy a votar por nadie del PRI, porque además, ya ni se sabe si el PRI es el PRI de antes o es el PRIAN o el PRIANAL, el mismo partido que ayudó a Calderón a ganar la elección presidencial con la ayuda, claro, de la hija de Satanás llamada Elba Esther Gordillo quien se unió, entre otros, a nuestro gobernador Geño Hernández Flores y todo su aparato de movilizaciones del poderoso sindicato que maneja a su antojo: ¿se acuerdan de las famosas llamadas telefónicas en las que la aberrante profesora le dice que el PRI al que representaba –y representa- el líder moral del priísmo tamaulipeco, ya está muerto y el mandamás estatal, en lugar de indignarse por lo que la mafiosa magisterial estaba diciendo del partido que lo encumbró en el poder, le dio toda la razón, y eso ocurrió en 2006, así que entre los corruptos funcionarios y sus cómplices y los políticos a la mexicana como Eugenio, la verdad, es que estamos perdidos.
Considero que el descontento popular se va a notar en las próximas elecciones a diputados, porque los programas de salud, los de educación, los sociales, los culturales y todo lo que huela a gobierno priísta, están podridos y los que no, a punto de descomponerse, y claro que han dado beneficios a los ciudadanos, pero esa es su obligación, solamente que por UNO solo que se robe, que dañe, de hecho o por omisión a uno de sus gobernados para los cuáles trabaja y cobra sueldo del erario que es dinero del pueblo, significa que ese partido no sirve, y además si ese funcionario, en este caso, el Dr. Mario Arreola director del Hospital General, le dice a una enferma terminal, así, sin piedad, como si el imbécil galeno de cuarta fuera Dios con la sinceridad propia de un médico calvinista americano: “Tiene que regresar a pagar su diálisis porque si no se hace la terapia se va a morir” ese es el PRI y esos son sus nefastos dirigentes que Dios recoja en su santo cuando lo juzgue conveniente necesario, y eso que esa clínica se construyó con el dinero de los pagaimpuestos pero que estos hijos de la revolución se la han apropiado como si fueran señores feudales de horca y cuchillo.
El Dr. Mario Arreola, director del Hospital General de Nuevo Laredo que también regentea la Clínica de Diálisis ubicada en la colonia La Fé en frente del Edificio de Seguridad Pública, con el permiso de Torre Cantú y el auspicio nepotico de sus empleados de más confianza como el Dr. Heberto Escamilla que cobra sueldo como encargado de dicho negocio particular de Arreola aunque el eminente nefrólogo neolaredense ha de ser muy codicioso porque además él tiene una clínica de lavado de sangre cuyos jugosos dividendos le permiten darse una vida de maharajá fronterizo y dicho por el propio Heberto: “ya le dije a Arreola que no cobre tan caro en “su” clínica porque es lo mismo que cobro yo pero lo que pasa es que él compra medicamentos y filtros muy caros” . (sic).
Yo no digo que El Dr. Torre Cantú esté involucrado en el negociazo de Arreola, pero sólo hay dos posibilidades, Una: que esté enterado del margayate y se haga de la vista gorda para proteger al rufián médico que él mismo puso en ese puesto clave en apoyo a la economía familiar de los paupérrimos a los que el presidente Calderón les regaló el Seguro Popular y Dos: Que no esté enterado y al ser así, es doble crimen, porque un político de tan alto nivel, no puede ser engañado de esa manera, es decir a ojos vistos, porque el mentado Dr. Arreola otorga facturas del fementido programa “Vamos Tamaulipas” que aunque presume de ayudar a los desprotegidos, a los más necesitados y todos esos eufemismos que inventan los políticos para maquillar la realidad, la verdad es que si puede los chinga más.
Yo, por lo pronto no voy a votar por nadie del PRI, porque además, ya ni se sabe si el PRI es el PRI de antes o es el PRIAN o el PRIANAL, el mismo partido que ayudó a Calderón a ganar la elección presidencial con la ayuda, claro, de la hija de Satanás llamada Elba Esther Gordillo quien se unió, entre otros, a nuestro gobernador Geño Hernández Flores y todo su aparato de movilizaciones del poderoso sindicato que maneja a su antojo: ¿se acuerdan de las famosas llamadas telefónicas en las que la aberrante profesora le dice que el PRI al que representaba –y representa- el líder moral del priísmo tamaulipeco, ya está muerto y el mandamás estatal, en lugar de indignarse por lo que la mafiosa magisterial estaba diciendo del partido que lo encumbró en el poder, le dio toda la razón, y eso ocurrió en 2006, así que entre los corruptos funcionarios y sus cómplices y los políticos a la mexicana como Eugenio, la verdad, es que estamos perdidos.
Considero que el descontento popular se va a notar en las próximas elecciones a diputados, porque los programas de salud, los de educación, los sociales, los culturales y todo lo que huela a gobierno priísta, están podridos y los que no, a punto de descomponerse, y claro que han dado beneficios a los ciudadanos, pero esa es su obligación, solamente que por UNO solo que se robe, que dañe, de hecho o por omisión a uno de sus gobernados para los cuáles trabaja y cobra sueldo del erario que es dinero del pueblo, significa que ese partido no sirve, y además si ese funcionario, en este caso, el Dr. Mario Arreola director del Hospital General, le dice a una enferma terminal, así, sin piedad, como si el imbécil galeno de cuarta fuera Dios con la sinceridad propia de un médico calvinista americano: “Tiene que regresar a pagar su diálisis porque si no se hace la terapia se va a morir” ese es el PRI y esos son sus nefastos dirigentes que Dios recoja en su santo cuando lo juzgue conveniente necesario, y eso que esa clínica se construyó con el dinero de los pagaimpuestos pero que estos hijos de la revolución se la han apropiado como si fueran señores feudales de horca y cuchillo.
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