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jueves, 13 de octubre de 2011

La historia de El Muerto

Se matrimonió por mero capricho, o si acaso no fue berrinche de niña rica, díganme ustedes, queridos lectores, que todo lo saben, y si no, lo intuyen o lo preguntan al tarot, porqué demontres tendría que haberse casado una niña bien con un bueno para nada que ni pedrigrí tiene, es mas, todos sus estudios, desde preescolar a profesional, los cursó en escuelas de gobierno, y digo, no tiene nada de malo haber estudiado en la Secundaria Héroes de Acatempan pero tampoco nada de bueno, además el tipo, es hijo de unos arribistas, que ni siquiera tuvieron talento para robar, porque hay gente que ni para eso sirve, que si se roban un circo les crecen los enanos, y miren que este matrimonio de oportunistas tuvieron sus cinco minutos de fama, que en su momento, aprovecharon para codearse con la crema y nata de la intelectualidad, pero al final, se achicaron, y sintiéndose perdidos, los esposos que se mecían en los cuernos de la luna, involucraron en el juego de las vanidades a su “yunior” del alma para metérselo por los ojos a una de las hijas de un encumbrado empresario aduanal, hasta ahí todo les iba a pedir de boca, digo, ya teniéndolos como noviecitos, pensaron que el negocio iba a ser redondo, claro que se casaron por todas las de la ley, y como la mamá de la princess siempre ha tirado al monte porque de ahí proviene, aunque se las haya dado de gran señora por mucho tiempo con la ayuda de Miss Clairol rubio-cenizo-castaño-claro, pues estaba muy contenta de que su bellísima chiquitina contrajera nupcias –dije nupcias, no náuseas- con un buen muchachito que se peinaba como con copete de Juan Escutia y que era muy católico, pero todas esas cualidades que le veía la mamá se vinieron al traste, cuando después de varios meses de casados, la niña se hartó de su esposo recién comprado, dicen las malas lenguas, que porque no era muy apto para ciertos menesteres, que muy bonito, muy culto y muy cristiano, pero muy indejo para menear la hamaca, así que la chica puso el grito en el cielo para quejarse con su papá que nunca estuvo tan de acuerdo con el enlace y a pesar de que la boda le costó una pequeña fortuna en dólares, prefirió pagar el divorcio que ver triste a su niña y “El Muerto”, que así lo apodaron sus amigos cuando se casó porque pasó a mejor vida, regresó a sus modestos orígenes de donde nunca debió haber salido, naturalmente que esta historia entre la rica y el pobre produjo muchas divertidas anécdotas, que en cualquier momento les he de contar, así que están advertidos al respecto queridos lectores, para que luego no digan que no les avisé.

Chismes poéticos

No quiero decir por hombre cosas que ella me dijo… claro que no es la carta de un ardido, es un retazo de un poema del ilustre granadino Federico García Lorca y lo incluyo, no como El Plagiario de Güemez que presentaba trabajos que ni eran suyos, sino como una muestra de que hasta los intelectuales son chismosos, y además poco caballerosos, pues que es eso de decir que la susodicha no era mozuela cuando se la llevó al río, digo, si ya había logrado arrastrarla a la orillita del placer, lo único que le quedaba era disfrutar de los deleites del momento y olvidarse de todo, pero no conforme, denunció que la tipa tenía marido y ni me digan que no, pero a poco eso de La Casa de Bernarda Alba, no era un chismesote bruto, porque la tal Madraza de la Bernarda no es que fuera tan moralista, sino que las hijas les salieron entre pu… y facilotas, además una de ellas interrumpió su embarazo, si en lugar de una obra cumbre de la dramaturgia universal parece una emisión de Ventaneando. Ya me voy, pero antes les aviso que corrieron al que se atrevió a hablar mal del mero mero, y es que se le había ido la boca de más, por eso siempre digo que nadie se encariñe con la silla porque los patrones no se tientan el corazón para correr a los criados igualados y respondones. Ojos que te vieron ir…

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