El domingo tres de agosto, Don Víctor Lozano, tiró la casa por la ventana, díganme ustedes si no, ya que sin escatimar esfuerzos ni dinero, presentó el mejor cartel de la temporada 2008, nada más para que se den un ligero quemón, queridos lectores, esa calurosa tarde de 35 grados que, era soportable solamente a la sombra de una cerveza bien muerta, partieron plaza: Eulalio López “Zotoluco”, Fernando Ochoa, José María Luévano y El Rejoneador Gastón Santos que finalmente si alcanzó a llegar de Cadereyta, ahora si que, literalmente, rayando el caballo y es uno de los favoritos de la afición junto a Ochoa que más bien parece artista de jolivud, no como otros, que parecen disfrazados de jalouin.
La plaza hervía de gente y ahí andaba la crema, nata y jocoque del pueblo, yo saludé a varios conocidos, pero a otros nada más los divisé de lejos, y de muchos otros, supe que andaban ahí, solamente porque me dieron el pitazo los que si alcancé a saludar.
Ahí andaba Glou Pérez Barrera con un grupo de amigos pero al que no vi, fue a su novio Yeyo López, también andaban los esposos César y Norma Valdez, Enrique Medina Cano y sus hijos Enriquito y Gabby, que estuvieron ahí en la plaza desde el sorteo, Salvador Astráin y su hija Yunuen Astráin Manzilla (nieta del Cabo Manzilla dueño del restaurante El Rancho.
Chito González Borunda con su hijo Chitito González, que este güerco ha sido un prodigio del golf desde chiquito, ahora ya es un adolescente y sigue siendo muy bueno, Mariel Lozano Martínez y Arianne Muzza Lozano, andaban luciendo su guapura en los tendidos.
¡Ajúa raza!
Desde la tarde de ayer, llegué a esta regia ciudad, digo, esos son los planes, ya que esta columna dominical, la redacto desde el miércoles, pero como no hay ningún impedimento real ni imaginario para que pueda viajar a la sultana del norte, por eso, empecé así la nota, respecto a mi visita fugaz y espero que, muy satisfactoria a la capital mundial del cabrito y la gente nais.
Claro que estaré en la boda a la que me invitaron Toñito y Zulema, bueno, ellos no, sino los papás del contrayente, a los que conozco desde hace más de 20 años, y fueron ambos los que quisieron que estuviera en la boda de Antonio, al que, nunca imaginé que algún día diría esto, lo cargué casi desde que nació, y a pesar de ello, no me siento viejo, no digo que soy un jovenzuelo, pero tampoco para ser el abuelito consejero del matrimonio, sino para brindar con ellos, por su felicidad futura.
La boda religiosa será en el jardín de la espléndida residencia de los abuelos del novio y según lo que me contaron, la recepción está estructurada para recibir a 600 invitados de todas partes del país, y del extranjero, particularmente de España, sitio en el que estudió sus carrera profesional, la preciosa novia, a la que conocí hace ocho meses cuando hicieron su “engagement” en una reunión privada pero muy emotiva, en su casa familiar.
Antonio Peña Serrano y Zulema Sánchez Garza eligieron casarse en domingo por razones especiales, pero al confeccionar la crónica de la fiesta, les contaré la historia, porque si les adelanto detalles, ya no va a tener ninguna sorpresa.
El banquete se servirá al lado de un lago artificial y bajo la sombra de una enorme carpa, pero les prometo que de esta boda daré todos los detalles en una de las mejores crónicas que jamás haya hecho para fiesta alguna, y miren, que yo he reseñado los matrimonios más connotados de este pueblo y ranchos aledaños.
Lo que si puedo decir es que habrá varios tipos de comida; desde griega hasta china, y el “wedding planner”espera que la celebración, dure hasta la mañana del lunes, así que si no alcanzo a hacer columna para el martes, por favor discúlpenme y manden una grúa Mora a recogerme cerca del laguito, no el de aquí, que si me caigo en éste, me infecto de Ébola o de algo peor, yo digo del otro, el de Montegay, luego les doy las coordenadas para que no se pierdan como los osos que bajaron de la Sierra Madre y luego no supieron regresar. Ya dije.
La plaza hervía de gente y ahí andaba la crema, nata y jocoque del pueblo, yo saludé a varios conocidos, pero a otros nada más los divisé de lejos, y de muchos otros, supe que andaban ahí, solamente porque me dieron el pitazo los que si alcancé a saludar.
Ahí andaba Glou Pérez Barrera con un grupo de amigos pero al que no vi, fue a su novio Yeyo López, también andaban los esposos César y Norma Valdez, Enrique Medina Cano y sus hijos Enriquito y Gabby, que estuvieron ahí en la plaza desde el sorteo, Salvador Astráin y su hija Yunuen Astráin Manzilla (nieta del Cabo Manzilla dueño del restaurante El Rancho.
Chito González Borunda con su hijo Chitito González, que este güerco ha sido un prodigio del golf desde chiquito, ahora ya es un adolescente y sigue siendo muy bueno, Mariel Lozano Martínez y Arianne Muzza Lozano, andaban luciendo su guapura en los tendidos.
¡Ajúa raza!
Desde la tarde de ayer, llegué a esta regia ciudad, digo, esos son los planes, ya que esta columna dominical, la redacto desde el miércoles, pero como no hay ningún impedimento real ni imaginario para que pueda viajar a la sultana del norte, por eso, empecé así la nota, respecto a mi visita fugaz y espero que, muy satisfactoria a la capital mundial del cabrito y la gente nais.
Claro que estaré en la boda a la que me invitaron Toñito y Zulema, bueno, ellos no, sino los papás del contrayente, a los que conozco desde hace más de 20 años, y fueron ambos los que quisieron que estuviera en la boda de Antonio, al que, nunca imaginé que algún día diría esto, lo cargué casi desde que nació, y a pesar de ello, no me siento viejo, no digo que soy un jovenzuelo, pero tampoco para ser el abuelito consejero del matrimonio, sino para brindar con ellos, por su felicidad futura.
La boda religiosa será en el jardín de la espléndida residencia de los abuelos del novio y según lo que me contaron, la recepción está estructurada para recibir a 600 invitados de todas partes del país, y del extranjero, particularmente de España, sitio en el que estudió sus carrera profesional, la preciosa novia, a la que conocí hace ocho meses cuando hicieron su “engagement” en una reunión privada pero muy emotiva, en su casa familiar.
Antonio Peña Serrano y Zulema Sánchez Garza eligieron casarse en domingo por razones especiales, pero al confeccionar la crónica de la fiesta, les contaré la historia, porque si les adelanto detalles, ya no va a tener ninguna sorpresa.
El banquete se servirá al lado de un lago artificial y bajo la sombra de una enorme carpa, pero les prometo que de esta boda daré todos los detalles en una de las mejores crónicas que jamás haya hecho para fiesta alguna, y miren, que yo he reseñado los matrimonios más connotados de este pueblo y ranchos aledaños.
Lo que si puedo decir es que habrá varios tipos de comida; desde griega hasta china, y el “wedding planner”espera que la celebración, dure hasta la mañana del lunes, así que si no alcanzo a hacer columna para el martes, por favor discúlpenme y manden una grúa Mora a recogerme cerca del laguito, no el de aquí, que si me caigo en éste, me infecto de Ébola o de algo peor, yo digo del otro, el de Montegay, luego les doy las coordenadas para que no se pierdan como los osos que bajaron de la Sierra Madre y luego no supieron regresar. Ya dije.
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