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jueves, 13 de octubre de 2011

"A la Sala de Juntas"

“A la sala de juntas” fue la orden de nuestro director y yo, que suelo ser un desobediente civil y alterador del orden público, entré en pánico, ya se sabe que cuando uno se enferma hasta de un dolor de cabeza, después de experimentar los síntomas, recorre mentalmente la lista de actividades que pudieron haber ocasionado el malestar, todo este proceso catártico puede otorgar el diagnóstico pero no el remedio, así que sin saber a ciencia cierta para qué nos había convocado y con la duda martillando en mi cerebro... -¿ahora qué hice?- me sumé al grupo de “los camisas azules” para compenetrar al lugar de la mesa redonda.
Cuando vi el pastel, respiré aliviado, y puse la mejor sonrisa de mi amplio catálogo, ahí estaban los compañeros del otro lado, es decir, los de administración, Gala y diseño publicitario, y del lado que está pegadito a la prensa, o sea, donde está la oficina de David Dorantes y el staff técnico-creativo de Hoja Lata, acudimos todos en bola, encabezados por Norberto García Yerena, jefe de fotógrafos y uno de los tres cumpleañeros de esta celebración.
Pero Carmen Florian encargada de Archivo Digital también era parte del festejo, aunque ella cumplió el primer día del mes, pero aún así, a destiempo, o como dicen los taurinos, a toro pasado, como quiera es agradable que la gente con la que convives todos los días, te exprese sus deseos para un nuevo año de vida, y además, dicen los sicólogos, que un abrazo siempre es terapéutico y si hay “un apapacho que alivia” pues una felicitación sincera es buen augurio para que se desenvuelvan acontecimientos dichosos.
Don Chuy, el encargado de que todo esté en orden dentro y fuera de las instalaciones del periódico en cuánto a limpieza se refiere, quien además es un hombre servicial, atento y respetuoso, que de ese tipo de gentes ya casi están en peligro de extinción, también se reunió en torno al pastel mientras los ahí presentes, entonábamos en coro las tradicionales mañanitas, que siempre son iguales, nada más que ahora, en el barullo de las voces dispersas, se destacaba mi canto limpio y claro, como zenzontle en época de primavera, no que algunos del Madrigal azul, francamente y no por hablar mal de nadie, pero...
Los tres cumpleañeros recibieron abrazos, besos y buenos deseos, -ya parece nota de periódico ramplón- pero solo cumplo con las buenas normas del Manual de Carreño que específicamente y a la letra, subraya que no se puede llevar al cabo una fiesta de “Happy Birthday” sin los saludos correspondientes a los protagonistas del evento.
Anahí hizo sus cuentas mentales antes de meterle el cuchillo al pastel y si 6 x 4 son 24, entonces en una perfecta disección de rectángulos, repartió “kekitos” idénticos para todos los invitados de esta fiesta vespertina en honor a Carmen, don Chuy y “Norbert” como le dice la guapa Cristina Perera a quien le tocó cubrir el evento y es la que creadora de esta imagen “fotoshopeada” que aparece hoy en la presente columna.
Nunca, ni siquiera cuando cumplí años, comí de mi pastel, pero esta vez, no sé si porque tenía suficiente antojo o porque el ambiente del saloncito pachanguero invitaba a refocilarse en la alegría ajena y supongo que para no sentirme como un apéndice sin suficiente engrudo, o dicho en lenguaje norteño fronterizo, un parche mal pegado, me integré a la voraz turba come pasteles y juntos nos comimos todo el “keik”. Felicitaciones a los tres y que se les cumplan todos sus sueños.

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