jueves, 6 de mayo de 2010
Plaza Las Lagartijas
No hay punto de reposo para el calorón que hace, lo malo es que, en mi caso, no hay una sombrita gorda en donde pueda sentarme a cavilar mis sesudas reflexiones acerca de los tópicos cotidianos en los que me ocupo diariamente y tampoco es cosa de ponerme debajo de alguno de los nogales escuálidos que sembraron los buenos para nada que contrató Ramón para construir la plaza Libertad, ya sé que nada se puede hacer y lo malo es que los arquitectos, ingenieros y similares, cuando cometen garrafales errores, algunos no aceptan su falibilidad, otros los tapan con flores, a ver, díganme ustedes, queridos lectores, qué chingaos les costaba, trasplantar unos árboles ya crecidos, si ya habían hecho el gastazo de demoler el espantoso edificio del Penal de La Loma, que algunas patéticas madres de presos, llorando ante las cámaras de televisión, declararon: “es que no tienen porque tirarlo, si ahí están todos los recuerdos de mis hijos malandrines” y yo me quedé con cara de: “vieja estúpida ni ha de saber lo que está diciendo”, claro que otros, los nostalgiosos del pasado, hubieran querido que se quedara como Museo macabro del crimen, si hasta eso, hay unos que no rebuznan porque no se saben la tonada, estoy de acuerdo en que la cárcel forma parte de nuestra historia vernácula, pero de eso, a que pudiera establecerse como una célula del arte y la cultura, pues francamente no, ni siquiera por la arquitectura, que de hecho no tiene ningún estilo, está construido a retazos, con albañiles de media cuchara y no con arquitectos profesionales, además, aquí ni hay de esos, los hay algunos que se sienten los Gaudís norteños, pero la verdad, yo que si conozco a los constructores del México contemporáneo, puede dar fe, que en nuestra ciudad no existe ni uno solo que tenga la mínima preparación para diseñar arquitectura decente, claro que en tierra de albañiles a cualquier arquitectillo se le infla el culego, en fin, que cada quien hace su luchita como puede y no los critico, además, están viendo, asiduos fans, que me desvío del tema neurálgico de la columna y no me avisan, allá ustedes, si luego no entienden lo que quiero decirles para que me oigan como quiero que me oigan (eso no es mío, es de Neruda), pues les decía que la placita Miada, está diseñada para que la disfruten las lagartijas, iguanas, víboras tepocatas (me acordé de Chente Fox), porque en lugar de poner las palapas pegadas a la avenida Colima para que no les diera tanto el sol durante el día, ah no, a los genios de Obras Públicas y desarrollo no sé qué madres, ya se sabe que todas esas dependencias cambian de nombre cada trienio y sirven para lo mismo y las canchas de futbol con un techito alto para que los niños patearan el balón durante el verano sin sudar la gota gorda y quemarse bajo el sol que se derrite a plomo, pero como decía mi tía Zenaida cuando arremetía contra mi tío Cornelio: “pero si parece que lo haces adrede”, pues eso pareciera, y conste en actas oficiales, que pudieron hacerlo peor, pero se conformaron con la planeación de un área pública que por las tardes es un comal ardiente sin uso alguno, yo sé que el comentario no será bien visto por los ingeniosos empleados del ayuntamiento, sobre todo para los de cierto nivel ejecutivo, pero no es justo que la placita esté vacía y los habitantes del barrio estemos encerrados entre paredes de cal y canto, a veces quisiera que resucitaran los decentísimos pioneros de la urbanización local, es decir, los trabajadores de la añorada Junta Federal de Mejoras Materiales para que les dieran unos cursos de lo que se debe hacer para beneficio de la ciudadanía a estos enemigos del bienestar de la gente de a pie, y toda esta Guillotina surgió porque he querido ir a orearme para continuar con mi labor de sencillo escribidor, pero con las adversas condiciones climáticas, de seguro se me evaporarán las pocas ideas que tengo, como me decía mi abuelo Pancho: “si de por sí”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario