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martes, 4 de mayo de 2010

Lucero

Anoche, como por no dejar, me asomé a la novela de Lucero y que me perdonen sus admiradores, pero la hija de doña Lucero León, la misma señora jacarandosa que le bailó a su “pioresnada” para calentar el ámbito de lo íntimo, ya no está como para ser la muchacha chicha de la telenovela gacha, no que se vea fea, al contrario, está guapa y lo que le sigue, de hecho, está en su mejor época, ya con dos niños del mismo padre, o sea del gordo Mijares quien ya vio pasar sus años de galán golón de los escenarios musicales, a sus cuarenta y tantos, todavía se ve que aguanta un piano y todo el mariachi, pero como que esos papeles de romántica enamorada engañada por un galán casi otoñal, ya no van con su personalidad, okei, supongamos que las señoritas contemporáneas no se quieran casar a los 20, que casi todas prefieran llegar al altar a los 30, después de que terminan una carrera universitaria que les sirve para dos cosas, y a veces, ni para eso, porque un diploma colgado en la egoteca no funciona ni como adorno, pero de eso, a que una señora como la cantante, con todo y que está muy linda, tenga esos problemas a su edad, pues ya no le queda, es más, se le nota falsa la pose de niña cuarentona que llora por los rincones por la traición anunciada de un vividor que sólo la busca por interés, claro que eso es historia cotidiana en cada ciudad mexicana, si ya se sabe, que de “muertos” están llenas todas las sociedades del mundo, y se les conoce con ese mote, por el simple hecho de que al casarse con una rica fea, granosa y con halitosis fulminante, pasan a “mejor vida”, pues a Lucero le está pasando eso en la abracadabrante telenovela de televisa que se transmite por el Canal de las Que Enseñan, ya que la prima pobre mantenida por la rica heredera, que vive en compañía de su mamá que ríanse ustedes, queridos lectores, dicho personaje está encarnado por doña Silvia Pinal la octogenaria actriz, otrora luminaria de belleza deslumbrante, que ahora deambula por la vida en calidad de insepulta, y esta vieja que ahora le quedó cara de gallina de estreñida, anda de chaperona ridícula de la hija piruja que vive odiando al mundo que le rodea y para demostrar de lo que es capaz, está revolcándose con el prometido de su parienta que le ha dado casa, comida y sustento desde que era una niña, o sea, solamente hay que tener dos dedos de frente para creer que en estos tiempos que corren, la protagonista de: “Soy tu dueña” nunca se percate de que la prostituta de la prima le pone los cuernos con su novio, ya sé, si tampoco soy menso, que es un teledrama de ficción y que si no hay pedos en el ejido, a nadie le interesaría ver dichos culebrones.
Lucero es regular actriz tirándole a pésima, digo, ni siquiera vale la pena, comentar acerca de su excelsitud histriónica, de eximia tiene lo mismo que mi tía Oralia, que tenía cara de gorila, porque todos los papeles son confeccionados a su imagen y semejanza, de chica fue niña pendeja y de vieja es una pendeja con cara de niña, tal vez por esa razón le quisieron endilgar el título de: “Novia de América” como a la otra ñoña de Angélica María que siendo lo que es, una sexagenaria regordeta y mofletuda, todavía habla como huerca chiflada y lo que es peor, que se siente que es lo que ya no puede ser, vive de la nostalgia de sus recuerdos, y conste que no soy ave agorera, ni de las tempestades, pero a Lucero le ocurrirá lo mismo que a “La Novia de México”, claro que con tantas cirugías, pues se tardará un poco más en aparecer como la abuelita de la actriz estelar de la telenovela, espero no estar vivo para entonces y a lo mejor ella se muere antes que yo, y tal vez, ese sí, sea el mejor papel de su vida, mientras tanto, de cuando en cuando veré la serie para pasarles la reseña en esta misma columna que este año, si Dios me presta vida y salud cumplirá sus primeros 21 por todo lo alto. Ya dije.

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