La Chilindrina

Nada más para que no se crean tanto las divas mamonas de nuestra farándula paisana, según una encuesta realizada en la veleidosa república de Argentina, la cuna y regazo de Evita que sin ser política, se inventó un personaje de los pies a la cabeza para quedar inscrita con letras imborrables en la historia de la humanidad, La Chilindrina, la misma niña llorona y cabrona de la serie de El Chavo del Ocho, recreada con desparpajada soltura por la enana actriz María Antonieta de las Nieves, es la mexicana más popular de dicho país.
Argentina ha padecido dictaduras militares, malos gobiernos corruptos, estrecheces económicas y aún así, sus ciudadanos no han perdido la donosura que los mueve al ritmo del tango, son futboleros de corazón, adoran a un chaparro afrentoso que no hizo igual por otra nación y lo idolatran como si fuera una advocación del Espíritu Santo, a pesar de que en su carrera deportiva le dio triunfos a sus paisanos, en su desarrollo personal, cayó en los pantanosos lagos artificiales de la droga, hagan de cuenta, tipo José José, que hecho una piltrafa la gente lo seguía apoyando hasta que por fin, al tocar fondo, no pude escarbarle un poquito más, porque hubiera encontrado su cristiana sepultura.
La Chilindrina tiene años que dejó el personaje de lado en el contexto de la popular serie, aunque tuvo sus presentaciones artísticas en teatros del pueblo, obras infantiles y en un circo globero que la llevó por los confines que serpentean el planeta con insoportable éxito para la envidiosa esposa del escritor Roberto Gómez Bolaños, quien se opuso a entregarle el personaje a su creadora, porque con todo y que Chespirito fue el configurador de la serie de una vecindad atípica como muestra de una sociedad injusta, dentro de unas familias disfuncionales, ella, la pequeña hija de un padre huevón logró superar sus propios escollos y con habilidad inusual le daba vuelta y media a los inquilinos del pobre caserío.
Los argentinos son más mulas que mi tía Concha, que cuando mi tío Cornelio le decía: “ven” se iba y cuando le decía: “vente” quedaba preñada, así que la encuesta bien puede ser una manera de burla para las estrellas mexicanas con presencia de pantalla en su país, ya que la más cercana en el che rating es Thalía, la famosa estrella de la telenovelas que le han dado la vuelta al planeta varias veces desde hace 25 años, en un honroso tercer puesto quedó Salma Hayek la guapa veracruzana de origen libanés a la que como premio de consolación le otorgaron el título de la mejor vestida, en cuarto sitio: "La Chica Dorada" y como no hay quinto malo, en ese casillero se ubicó la legendaria cantante Chavela Vargas, que dicho sea de paso ni mexicana es, y José Alfredo, dice en una de sus canciones: “qué bonita es la venganza cuando Dios nos la concede” ya que ‘Doña Florinda’ (papel interpretado por Florinda Meza) se rezagó al último de la fila.
Verónica Castro, que muy pronto le quitará a Sara García el título de la abuelita del cine nacional, extrañamente no quedó entre las tres primeras, y es muy normal, porque la actriz que ni actriz es, no retuvo nada de su otrora hermosura, ahora parece una caricatura de sí misma, como si fuera una mala broma de un monero de esos que hacen los cartones políticos, y de tantas malas cirugías que le han practicado ni ella misma se reconoce en el reflejo que el vengativo espejo le ofrece, así que no hay posibilidad de que sus antiguos admiradores la tracen en el fugitivo tiempo que, por lo visto, no perdona a nadie.
La Chilindrina es la mexicana más conocida en Argentina según el diario El Clarín con un porcentaje asombroso de rating, y digo, no está nada mal para una actriz que encarnó un solo personaje, con encanto tan singular, tanto así, que ni siquiera Florinda Meza la esposa de Chespirito, con sus malas artes se lo pudo arrebatar.