jooble.com

jueves, 3 de noviembre de 2011

Noviembre con aromas de Diciembre


Noviembre me gustó pa’que te vayas… si, ya sé, si tampoco soy tan torpe para no percatarme de que la canción de José Alfredo se refiere a Diciembre, pero como soy poeta y en el aire las compongo, me he dado la licencia de cambiarle el mes, y es que, entrando estos días de harto viento, de flores en el panteón y de aromas a fritangas en la atmosfera, se me viene de inmediato la nostalgia de que ya pronto sea Diciembre para estar al lado del fogón hogareño de mi sacrosanto refugio herencia de mis abuelos Pancho y Lena, y no crean, queridos lectores, que es una casona solariega, pero en este espacio reducido, todavía es fecha en que se reúnen todos los integrantes de mi familia tribal, vienen en busca de los olores del hogar que los vio nacer, es una casa llena de luz que con sus cálidas remembranzas arropa a todos los huérfanos de doña Juanita, que somos muchos, a los que no se nos puede olvidar ni un solo día que tuvimos el privilegio de gozar de sus tiernas manos de sabrosura de alquimista ancestral, y es que, mamá guisaba tan rico, que lo que hiciera, así fueran unos frijolitos llorones apestosos a chorizo con tortillas de harina, nos sabían a gloria, la única de mis hermanas a  la que le gustó la cocina, es, precisamente a Ana Lilia, a quien, de tanto mencionarla en esta columna, ustedes, queridos lectores, ya la conocen, solamente que sus intermitentes estados de salud, le impiden estar en la estufa, hace unos días, yo, con mis dotes de cocinero simple, de echarle un puño de esto, una pizca de lo otro y mucha paciencia, a veces, por hacerle sentir mi amor a mi carnalita, de pronto, hago un guisadito de algo sencillo, pues, el lunes, quizás como un eco de los ecos del tránsito de mi amá por esta su casa en la que disfrutó y sufrió de sus días, hice una sopita de pollo con puros huesos, pero me quedó tan sabrosa, que a Ana, tal como a mamá, de pura nostalgia y dicha, le lloraron sus emocionados ojitos operados por el eminente oftalmólogo neolaredense Dr. Braulio Peña Pimentel, a quien, en esta familia le prodigamos tanto cariño como si también fuera hijo de doña Juanita y por ende, nuestro hermano, porque gracias a él, a sus influencias de amistades, muchas veces, se han atendido las dolencias de todos mis parientes, mamá, que no era una mujer de carácter fácil, ni dócil, ni tierna, decía de Braulio que era un ángel bueno y siempre le mandaba sus bendiciones y le prendía su veladora… “para que al “dotorcito” le vaya muy bien y tenga muchos pacientitos”, lo malo de que sea nuestro médico de cabecera es que nunca nos ha cobrado un solo centavo, pero lo más extraordinario de todo, es que Braulio nunca se ha quejado de nuestro abuso, al contrario, desde que lo conozco, y lo conozco desde hace más de veinte años, jamás ha hecho mención de su generosidad, naturalmente que las bendiciones le han llegado a él y a su distinguida familia, a doña Coco (Georgina) Pimentel viuda de Peña, a sus hijas Laura Peña de Canales y a Claudia Peña de Guarneros, a sus hijos Oscar y Hugo, en fin, ya ven, asiduos fans, que no soy yo el que escribo, sino que, como buena generala, doña Juanita me dicta lo que a ella se le hinchan las ganas que diga, hoy es domingo, así que, por favor, no salgan mucho a la calle, y mejor quédense en sus casas para que se pongan a asar un huesito, no vaya a ser el diablo, que les vaya a tocar la de malas y tengan algún percance, yo, a estas horas, supongo, que estaré bien ebrio pisteando con mi cuñado Elías para celebrar el hecho de que su esposa Ana Lilia ya esté bien de salud, atendida por el Dr. Eduardo Dozal Carrillo famoso traumatólogo del pueblo, y si no tuviéramos esa excusa, como quiera celebraríamos con unas indios bien frías, el pretexto siempre es lo de menos, el chiste es pasarla bien para distraernos de la cotidiana costumbre de no hacer nada. Feliz Domingo, y abusados, asiduos fans, no se pongan en el tocadero. Ya dije. 

No hay comentarios: