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sábado, 5 de noviembre de 2011

De dichos...


Dice el dicho que: “No hay mal que por bien no venga”, pero francamente yo prefiero que me vengan puros bienes, digo, si tengo que elegir entre dichas o calamidades, no soy tan menso para preferir los males aunque sean por mi bien, una de las frases más sobeteadas en las vidas de algunas personas, es esa del filosofo alemán Federico Nietzsche: “lo que no te mata te fortalece”, y lo dicen poniendo la jeta como de molleja de pollo, lo peor no es eso, sino que, quienes lo expresan con rotundidad, ni siquiera se lo creen, la realidad es que la vida no te suministra vacunas ni te inocula venenos; hay veces que te toca bailar con la más fea y ni modo que las circunstancias adversas te blinden el alma contra los avatares, supongo que es una manera de curarse en salud, ya que, es bien sabido que cuando te toca te toca aunque no te pongas en el tocadero, el otro día, iba circulando en el carro acompañado de mi sobrino Fernando, y vimos pasar una convoy de soldados, no por temor a sus buenas personas, pero le advertí a mi pariente que en lugar de irse derecho por la Mina le sacara la vuelta por la Reynaldo Garza, y es que, los celosos guardianes de su deber patriótico, ya no distinguen entre la gente decente y los malandros, yo sé, que mi apostura es de un personaje de altos vuelos, nada más que de aquí a que se asomen al mueble para verificar que no haya estupefacientes y entre que son peras o son perones, seguro estoy de que nos hubiesen bajado para esculcarnos hasta la cajuela, por suerte, pudimos esquivar el mentado retén, conste que yo no soy narco, es más ni siquiera soy capaz de tomarme una aspirina para el dolor de cabeza, porque soy de mente tan débil y nervios tan tirantes, que con los analgésicos, aun los más inocuos, sueño tan espeluznantes pesadillas que al día siguiente me paro de la cama con pulso de maraquero de la sonora Dinamita, tal vez, es que soy muy aprehensivo, pero si a los políticos les da miedo la gente en las calles, a mí, me causan escozor los patrullajes de los sorchos, lo malo es que, pagamos justos por pecadores, estos tienen la misma escuela de Porfirio Díaz: “madréatelos en caliente y después averiguamos”, no sé, habrá que preguntarle a un jurista si eso qué están haciendo es legal, porque se han envuelto en la corriente del “sospechosismo” y todos los ciudadanos de a pie somos culpables hasta que no se demuestre lo contrario, yo lo vi con estos deslumbrantes OjOs que Dios me dio, y que, --desgraciadamente--, algún día, se los habrán de comer los gusanos, los integrantes de uno de esos convoys bajaron a todos los ocupantes de una camioneta y no tuvieron empacho en apear a los niños y a los viejitos, no quiero sonar a viejillo moralista, pero quisiera saber cuál es el criterio que emplean para decidir quiénes son susceptibles a una revisión exhaustiva y quienes no,  lo malo es que nadie dice nada al respecto, es decir, si te toca el topetón ya te chingaste; o te lleva la tía de las muchachas o la abuelita del muchacho gacho, les juro por Dios que me mira, que no soy tan miedoso como se alcanza a percibir entre líneas, si yo estoy de acuerdo en lo que dice José Alfredo en su canción: “la vida no vale nada”, pero la de los otros, es mentira que todos seamos Juan sin Miedo, si la vida no retoña de antojo, en fin, espero que si tienen que andar patrullando la ciudad, que sean cautos con las revisiones, que hagan lo que la prudencia aconseja, y si observan a una ancianita que usa andadera para poder sostenerse en pie que no la obliguen a bajarse del carro, finalmente, son servidores públicos, es decir, los sueldos que devengan, aunque sean raquíticos, provienen del pueblo al que deben proteger y servir, conste que no me opongo a que realicen su labor vigilante, si los moradores de este solar norteño, de eso pedimos nuestra limosna, solamente les exijo que sean lo menos intrusivos a la paz de la gente de bien. Ya dije. 

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