Me han corrido de varios periódicos, incluso me han
arrebatado lo que de manera legítima me correspondía, pero les aseguro, queridos
lectores, que nunca me he defendido con ataques soeces, y es que, jamás de los
jamases he impuesto mi presencia en ningún sitio, sino me quieren les he dado
las gracias y he salido por la puerta de la calle, supongo que de los ardidos
se sirve el innombrable, y yo, que soy un cristiano devoto de la virgen de
Guadalupe, no me fío del chamuco ni siquiera para un desquite, finalmente Dios
sabe porque hace las cosas, eso sí, no soy dejado de nadie, ni pendejo de
cualquiera, dicen, los que saben, que el carácter de una persona se va forjando
con sus circunstancias, tal vez, eso mismo es lo que me ha pasado, que como no
tengo malos hígados, las bajas pasiones me pasan por encimita, nunca y cuando digo
nunca es nunca, he sentido eso que algunos llaman odio y es que el odio es una
pasión de tiempo completo y yo me levanto tan tarde que no tengo tiempo para
odiar a nadie, no critico si alguien lo hace, pero si antes te serviste de esa
gente, es innoble echarle los perros encima, como en el caso de Berlusconi, el
López Portillo italiano, la única diferencia que éste siempre ha sido un
prominente hombre de negocios y dueño de media ciudad peluche, y nuestro
gachupín ex presidente, tuvo fama, poder y fortuna hasta que se sentó en la
empoderada silla, me refiero a lo del odio porque ahora resulta que todos los
que se sirvieron de su enorme influencia benéfica, lo están atacando duro,
macizo y a la cabeza, yo siempre he considerado que a los que han gozado del inmenso
influjo sobre las masas y han disfrutado de las mieles de la política haciendo
y deshaciendo, deberían de condenarlos al destierro ermitaño, no quiero que lo
vayan a malinterpretar, asiduos fans, me refiero a un exilio permanente pero en
su propia patria, es decir, que los sentencien al confinamiento perdurable sin
estar encerrados, que no vuelvan jamás a la vida pública, que no hagan
declaraciones, que no trabajen ni en sus empresas, que no vayan por el mundo
dictando magistrales conferencias de grandes estadistas, que se queden en la
domesticidad de sus vidas cotidianas, Berlusconi se tardó mucho en salir, tal
vez, si hubiese leído a tiempo el poema de Renato Leduc, que dice lo de
desatarse a tiempo, otro gallo le hubiera cantado, no que sus detractores se
mofaron de su caballeresca persona afuera del palacio de gobierno gritándole: “payaso,
payaso, payaso”, de lo que no había ninguna necesidad, además, el club de la
mano amiga contrató una orquesta para que le tocara Las Golondrinas italianas,
bueno, en realidad, no fueron las golondrinas, sino El Mesías de Haendel, por
lo menos la despedida estuvo musicalizada, a lo mejor, le faltó un mariachi
para que le tocara “La Negra”, siendo como es, un viejillo rabo verde, al que
le apodaban El Sultán porque el harén que sostenía bajo su tutela era tan
variopinto que igual tenía veinteañeras blancas, negras, amarillas, rojas y de
todos los colores, tipos y nacionalidades, en fin, que el sainete romano es uno
de mis favoritos, a ver qué es lo que dan a conocer de las fiestecitas de don
Silvio, supongo que habrá muchos videos y fotos al respecto, de seguro con
dichas imágenes llenarán las portadas y las páginas interiores de los magazines
que de eso piden su limosna, aunque el ex Primer Ministro todavía está gozando
de cabal salud, nadie querrá observar las fofas carnes del septuagenario, pero
qué tal los cuerpazos de las bellas donnas, conste que donnas en italiano
significa mujeres, no vayan a creer, asiduos fans, que se trata de panesotes
con hoyos de aire, según lo que ya se sabe al respecto, el potentado de las
comunicaciones organizaba unas bacanales de órdago de todos contra todos y
sálvese el que pueda, espero tener la oportunidad de asomarme a esas pachangas
aunque sea en video. Ciao Silvio, Ciao.
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