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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Marcelenope


Nadie se baña dos veces en el mismo río, eso dice Heráclito, pero López Obrador, ya se ha ido al baño más de tres, y es que, en la tan llevada y traída encuesta, de cinco preguntas, AMLO ganó en tres, aunque francamente, eso de los sondeos nunca lo he entendido a cabalidad, esa pregunta tan rara, de: “Cuál es su opinión hacia los personajes que les mostraron” puesta así, hasta parece que a los encuestados les dieron lápiz y papel para realizar un ensayo acerca del candidato de su preferencia, la otra está peor: “De un grupo de cinco por quién nunca votaría”, ese reactivo es mañoso, porque eso no indica nada, a menos de que sea por eliminación, es decir, que gane el que quede con menos votos en su contra, en este caso, el triunfador resultó Ebrard, un poco más tarde, en los discursos de palestra, esos que me caen en las puntas de las muelas, lo que se puede leer entre líneas, lo que mis profesores de periodismo, decían que era el mensaje connotativo, es que todos quedaron muy contentos con el resultado, pero que, algo quedó en la nebulosa atmosfera del enrarecido aire que respiran los zurdos… “La izquierda dividida sólo iría al precipicio”, dijo Ebrard quien aseguró no andaría terqueándole para exigir elecciones internas en diciembre, la verdad es que eso es lo mejor, porque una guerra intestina sería lo peor que le pudiera pasar al ya de por sí, fracturado izquierdero, que ahora si va con todo en el asador para el 2012, esta es la vencida, lo que me dio mucha risa fue que el Peje le dijera “Ulises el de la Odisea” a su carnal Marcelo, de verdad el tabajqueño sabrá quién es Ulises el de Homero, yo conozco el personaje, pero no le veo ningún similitud con Ebrard, a menos de que se haya confundido y se refiera a La Penélope, la fementida fémina que tejía la colcha en las mañanas y la desmadraba en la noche, quesque pa’no casarse con uno de la derecha, el Peje describió al jefe de gobierno del D. F como un buen amigo y un dirigente político excepcional, pues será el sereno y lo dirá nada más para quedar bien, pero la capirucha de ser la ciudad más insegura de México y una de las más culebras del mundo, bajo la férula implacable de Marcelo, --y de Mancera-- se ha transformado en Pueblo Quieto, bueno, no tanto así, pero, al menos, ya no asaltan a la luz del día ni se andan agarrando a balazos de carro a carro en pleno Paseo de la Reforma: “Ebrard ha demostrado con hechos poner por encima de sus legítimas aspiraciones, los anhelos de miles de mexicanos de que con a unidad de izquierda se facilite, sea posible las transformación de la vida pública”, este párrafo es digno de enmarcarlo en letras de oro, o por lo menos espolvoreados con diamantina, a eso, Marcelo, con los lentes empañados por la emoción que lo embargaba, respondió: “No seré yo nunca quien conduzca las posibilidades de cambiar el rumbo de México al fracaso. Acepto y acato los resultados de las encuestas. Cumplo lo que he dicho, así sea la diferencia que sea, pequeña o no. Hago honor a mi palabra con dignidad y optimismo”. Esos son hombres y no cabrones le hubiera gritado mi abuelo Pancho Alonso Valdivia, entretanto López Obrador, con el pelo que parece eternamente enjabonado de tan canoso que está, con sonrisa de alguien que se acaba de sacar la lotería, espero en Dios que no haya sido la de Babilonia, en donde Borges dice que la vida es un infinito juego de azares, con su sonsonete tropical, con dicción de perro pulgoso, declaró a voz en cuello: “Manifiesto que voy a participar en la contienda electoral de 2012. Lo haré con apego a las decisiones que adopten de acuerdo a sus estatutos los partidos progresistas PT, PRD y Movimiento Ciudadano y de conformidad con los tiempos y procedimientos que establece la Ley Electoral vigente”. Marcenelope, como en la Iliada, sigue tejiendo y destejiendo la colcha para seguir esperando paciente su oportunidad de sentarse en el trono sexenal. Ya dije. 

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