Leí, con angustia, el editorial de don Juan Pérez Ávila, en el que explica de manera eficiente, el buen uso de los signos de puntuación, y tiene toda la razón, pero yo nunca aprendí a usarlos, es más, ni siquiera puedo aplicar con corrección las reglas de los tiempos y los modos de los verbos irregulares, que hace 20 años me explicó la distinguida profesora Elva García Aguirre de Canales, quien es digna descendiente de una pléyade de extraordinarias maestras, al leer el artículo del periodista decano, no puedo dejar de sentir culpa, ya que un periodista, aunque sea tan escaso de talento como éste que ahora leen, tiene la obligación de escribir con cierta propiedad y decoro, la verdad neta es que mis estudios son tan básicos, que uso las palabras de comunicación diaria que aprendí desde huerco y que forman parte de mi idiosincrasia norteña, de hecho, jamás he podido merodear los diccionarios para agenciarme de vocablos pomposos, de esos que son de alto pedorraje, además en el globero pueblo, ni siquiera los muy estudiados hacen gala de abundante léxico, claro que no es excusa, pero de qué serviría utilizarlos, si nuestros interlocutores, tendrían que usar el librito de consultas como turistas en tierra ajena.
Papá habla con corrección, sabe más palabras que yo, no de balde ha vivido casi 80 años, lo raro es que solamente cursó hasta el tercer grado de primaria, además tiene una excelente caligrafía, aunque a diferencia de sus contemporáneos, usa letra de molde, es decir no la que se le conoce como “pegada”, con él puedo hablar horas y horas, ya que siempre ha demostrado poseer una memoria a prueba de olvidos, conoce las fechas exactas de eventos históricos, los nombres completos de héroes, pero sobre todo, datos precisos de juegos de beisbol y hazañas de los peloteros, y traigo a colación lo de la pelota, porque hemos estado viendo juntos los partidos del clásico de otoño, que aquí entre nos, sabe más que los comentaristas del otrora rey de los deportes, que nos guste o no a los aficionados, el monarca absoluto, por lo menos en lo que se refiere a cantidad de fanáticos, es el futbol, gracias a Dios todavía quedamos algunos nostálgicos mexicanos que nos inclinamos a ese deporte del bat, que poco a poco se ha ido difuminando con el paso del tiempo, pero eso es en nuestro país, los gabachos siguen prendados de su juego estrella, incluso, dicen los enterados que en los estadios de los equipos grandes, más de la mitad de la taquilla está vendida con bonos para toda la temporada, eso se llama estrategia de mercado, no que aquí, los chafas tecolotes, no llenan ni las bases, eso sí, el estadio está muy bonito, bueno, eso me han contado, porque no he tenido el gusto de estar de visita, ni siquiera con el programa al estilo de Siempre en Domingo que trajo Televisa con la ayuda del gobierno del estado, y eso que mi director editorial David Dorantes Soriano, me invitó con lugares preferenciales.
Con lo de los signos de puntuación, don Juan ha puesto los puntos sobre las íes, lamento estar ya tan viejo para aprenderlos, dentro de todo este drama de mal redactor, puedo decir en mi descargo, que a los sitios a donde he ido a chambear, he cobrado honorarios, eso sí, muy poco, por publicar mis sencillos artículos, a lo mejor algún día, con la práctica diaria, inmerso en las buenas lecturas y confiando en los buenos consejos de mis mentores, aprenderé a usarlos, lo que me parece indulgencia de su parte, queridos lectores, es que comprendan lo que quiero decir al explicar lo que con tan esfuerzo digo, okei, ya sé que no me entendieron nada, pero a pesar de que cantinfleo mucho, ninguno de ustedes se ha quejado de mi columna, naturalmente que jamás ganaré premio alguno, eso me lo puntualizó un día, mi ex compañera Verito Ibarra, quien me dijo con todas sus letras: “tu columna me estorba para hacer mis diseños”, por lo visto, no era mi Guillotina la que estorbaba. Punto final.
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