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sábado, 16 de octubre de 2010

María Antonieta

En el globero pueblo, casi nunca voy al cine y no porque no me guste, sino porque odio las muchedumbres, además las carteleras de todas las salas, son como para echarse a llorar de la pena, no digo, no, que quemen los multicinemas y los otros adefesios, pero si en este vernáculo Nuevo Laredo tan absurdo hay Consejos Consultivos y de Asesoría hasta para la realización de las fiestas decembrinas, debería haber un grupo de seres amorosos del séptimo arte que, de alguna manera obliguen con buenas razones a los poderosos empresarios exhibidores de las cintas, ya sé, si tampoco estoy tan desinformado, que los distribuidores aliados con las compañías productoras, esas que son las que meten la lana para financiar los filmes, son los confeccionadores de los menús para cada cinema, es decir, a ellos les importa ganar tanto dinero como sea posible con la exhibición de sus mugres churros que tienen miles de seguidores aquí y en China.
Tal vez nunca les comentado, queridos lectores, que yo viví a unos metros del cinema Lumiere en la calle río Guadalquivir, que tanto glosó en sus poemas, el ilustre granadino, Federico García Lorca, precisamente en esa misma cuadra, se yergue una edificio de departamentos obra del genial arquitecto mexicano Mario Pani, así que todos los días, como si fuera devoción, me metía al cine, en fin, que lo que quiero decirles, es que yo estaba acostumbrado a disfrutar de cine de arte y no el mugrero que pasan en estos piojosos cinitos, claro que tengo la suerte de ser suscriptor de la televisión por Hypercable, y aunque repiten las mismas películas en todos los canales, a menos de que se cuente con el servicio extra vip golden plus de la empresa cablera que tampoco es que cuesten una fortuna, pero dadas las deprimentes circunstancias económicas que azotan a nuestro pueblo, pues no hay dinero que alcance para sufragarlo, y fue en uno de esos canales, en los que pude disfrutar la película: “María Antonieta, la reina adolescente” protagonizada por Kirsten Duntz, dirigida por Sofía Coppola, no alcancé a ver una de esas deslumbrantes historias, esa es la verdad, lo único que me gustó es la gran producción, porque realmente la reina consorte del mariconcito de Luis XVI al contrario de su papá el mujeriego Luis XV quien primero tuvo de cortesana favorita a madame Pompadour que no era apodo porque tuviera buenas nalgas, sino porque ese era su apellido y luego a otra, muy guapa, pero media corrientosa madame Du Barry, a la que el machirrín rey, murió amándola, pero cuando la quiso ver para despedirse, enfermo de viruela en agonía, ella ya había agarrado sus garritas lujosas, antes de que la echaran a patadas del pequeño Trianón, que es una especie de cabañita que luego Luis XVI como no podía cumplirle a su vieja austriaca ni con el “obligado” semanal, pues la consentía demasiado y se la regaló, para que María Antonieta no le fuera con el chisme a sus vasallos de que si llovía no había paraguas, total que la cinta refleja de manera fiel el esplendor de la época, de la patética compulsión de la reina de gastar en francachelas con sus amigotas, sobre todo con la duquesa de Polignac que se dice, se cuenta y se rumora, le encantaba asomarse debajo de sus ampones vestidos, similares a los que ahora usan como ridículos disfraces las ñoñas debutantes de la sociedad de Martha Washington de Laredo, Texas, naturalmente que sin las costosas joyas de la soberana francesa, que finalmente, se embarazó varias veces, luego de que el poderoso monarca Luis XVI recibió la comedida ayuda de su cuñado el conde de Artois y del conde sueco Hans Axel de Fersen que entre los dos le dieron tres hijos preciosos que el rey quiso como si él los hubiera hecho solito, en fin, que la película de Sofía Coppola me introdujo al mundo burbujeante de María Antonieta a la que luego de un juicio revolucionario fue condenada a la guillotina, si pueden, asiduos fans, asómense a la tele de cable, igual y tienen la suerte de que uno de estos días la vuelvan a pasar, pero no se dejen guiar por mí, que ya les he dicho en reiteradas ocasiones que no soy crítico experto de cine, con decirles que tengo toda la colección de las películas de El Santo El Enmascarado de Plata y las Mujeres Vampiro.

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