En todos lados se cuecen habas, y ahora resulta que Yoni Barrios, uno de los mineros rescatados en la mina san José de Chile, no solamente tenía una querida, sino dos, y es que hay hombres que son muy hogareños, o sea que tienen varios hogares, pero eso ocurre también en el globero pueblo, además es un claro ejemplo de que nada hay oculto bajo el sol, ni siquiera como en el caso de este “dos amores” que sepultado a 600 metros, se le vino materialmente el mundo encima, ya que se le juntaron a la hora en que se enteraron que no estaba muerto ni andaba de parranda, sino que se había quedado atrapado en el socavón del refugio, ya sé, que las mujeres son muy desconfiadas, y de seguro, estas bravas chilenas han de haber pensado que eso de que no encontraba la salida de la mina, era uno de sus tantos cuentos para ir a cumplirle a otra de las viejas con las que se había comprometido a serles fiel hasta la muerte, claro que eso de la infidelidad de uno de los 33 obreros también le ha dado sabor al caldo a la odisea, tanto así que las revistas de cotilleo, lo que se ha dado en llamar “prensa del corazón”, se han dado a la gozosa tarea de realizar las consabidas investigaciones para publicarlo a ocho columnas en sus respetivos medios impresos.
En el pueblo, como ustedes lo saben, queridos lectores, esas historias se cuentan por docenas, y es que, no sé si se deba a los calorones o a que siendo una tierra en la que se venden los tacos de carne asada en cada cuadra, pues hay muchos paisanos rete enamorados, y algunos, son tan cínicos que cuando un compadre les pregunta qué cuantas viejas tienen, de inmediato contestan, “en qué colonia”, ya les he contado de los dichos de mi sabio abuelo Pancho Alonso Valdivia, pues él decía que un hombre podía tener todas las viejas con las que pudiera, pero no sólo a la hora del “obligado” semanal, sino que también las mantuviera de todo a todo, porque si las tenían muertas de hambre, lo único que podría pasar es que viniera cualquier pelao a babosearlas en su ausencia, y la raíz genética de mi árbol familiar era bien viejero, ese sí, para que vean asiduos fans, tenía una en cada esquina, él si no se fijaba en nimiedades, tal como en la canción del aventurero, le gustaban las altas, las chaparritas, las gordas, las flacas, las blancas y las prietitas, no voy a repetir aquí, la mala razón que daba a ese respecto, porque es una peladez de norteño bragado.
Yoni Barrios de 50 años, no sabía lo que le esperaba cuando asomara la chompa afuera de la mina, y es que Susana Valenzuela una rubicunda mujer, guapa, llena de vida y Zulema de Barrios, la legítima esposa con quince años de matrimonio; días antes habían protagonizado una riña en el campamento La Esperanza para ver quien se quedaba con el amor del minero, supongo que cuando recién salió a la luz y vio a su desbordante querida, ha de haber pensado: “trágame tierra”, ya sé que es un chiste de pésimo gusto, pero tenía que darle un matiz de humor negro a la narración, aunque Laura Bozo es peruana y para nuestra desgracia aparece en la televisión mexicana, me la puedo imaginar en la boca del túnel agarrando a mazapanazos al pobre perjuro y gritando: “queeeee paseeeeeee el desgraciado” y del coraje que lo devolviera al refugio por el tubo de donde emergió a punta de patadas.
El rescate milagroso de los mineros costó más de quince millones de dólares y un ejército de técnicos especializados en labores de rescate, reunió a más de 1500 periodistas de todo el mundo y a más de mil personas entre familiares y políticos chilenos, que ya se sabe que esa infame turba de nocturnas aves se cuelan para la foto, pero la historia de “Dos mujeres y un Minero” ha sido la nota principal de todos los medios difusores de noticias, nada más para que vean que el chisme de las ajenas vidas es el pan nuestro de cada día. Cosas Veredes Mío Cid.
miércoles, 13 de octubre de 2010
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