¿Qué es mejor que ser millonario? Ser hijo de un millonario, pues resulta que el junior del magnate dueño de todo el peluche país, Carlos Slim, es decir, Carlitos Slim Domit, a sus escasos 43 años, contrajo nupcias con María Elena Torruco Garza en el templo de san Agustín, en Polanco, por cierto, en esa zona fui huésped una breve temporada de la familia Combariza Rodríguez, que dicho sea de paso, se portaron muy generosos con este norteño baquetón, y pues conozco de palmo a palmo esos solares tan exclusivos, claro que yo nunca he sido rico para darme esos lujos, pero he corrido con la fortuna de caer bien a los que si tienen dinero para comprarlos, yo sólo he puesto mi presencia, que tampoco es poca cosa, si el tiempo es fugitivo, como dice el proverbio latino “tempus fugit”, no hay nada que sea más valioso en una persona, si para los gabachos, “Taim is moni”, para los mexicanos existencialistas el tiempo es vida.
Yo siempre he estado en contra de los matrimonios entre jovencitos, porque entre los 20 y los 30, nadie ha vivido demasiado para decir esta es la persona con la que quiero compartir mi cama, pero no sólo eso, sino también un espacio vital, que implica todo, desde el baño hasta el cepillo de dientes, además es muy cómodo para los huercos, abrir la boquita y decir: “papi me quiero casar”, lo que los papás, tienen que entender es que al otorgar su anuencia para el enlace, se están metiendo en un berenjenal de gastos inconmensurables, ni modo que los chamacos que muy apenas acaban de terminar una carrera, si es que les dio la gana de estudiar, corran con todos los gastos, y a pesar de que ya están en edad de merecer, como se decía en antaño, todavía no se sienten en la edad de pagar, así que los paganos son los padres que son capaces de cualquier sacrificio, yo conozco a varios en el globero pueblo, que han empeñado hasta la camisa, con tal de que la boda de sus vástagos sea lo más espectacular posible, por eso, al enterarme de que Carlitos junior, le dio el sí acepto a su novia por diez años, a una edad en la que ya muchos están a un paso de ser candidatos a la funeraria Vázquez (si viviera en el D. F, hubiera puesto Gayoso), me sentí aliviado por mi prima Pomposita, que tiene 48 cumplidos en Mayo y no se ha querido casar con Goyito su eterno novio, con el que cursó 12 años de educación básica, ya que dice que no hay ninguna prisa, claro que mi tía Robustiana está con la calienta ni el sol, conste que no me refiero a Luis Miguel, que ése de seguro si la calentaría, porque el tal Goyito come tres veces al día con el pretexto de que casi es de la familia, y mi tío Martiniano, no gana tanto en su taller mecánico, apenas si le alcanza para los gastos de los servicios y comprar un mandadito en Oxxo donde ya está más barato que en Soriana.
A la boda de Carlitos Slim Helú, el mismo que vendía zapatos de dudosa calidad, asistieron personalidades del mundo empresarial, político, cultura y de espectáculos, entre ellos el presidente Felipe Calderón; el ex jefe del Gobierno español, Felipe González, y el empresario estadounidense Warren Buffet, aunque se esperaba la presencia de Bill Gates y del ex presidente Bill Clinton, a la mera hora a lo mejor ni llegaron, claro que también estuvieron presentes Vicente Fox y su inseparable Marthita, Enrique Peña Nieto y la Gaviota, Tania Libertad cantó el Ave María (que mi trascuerdo tío Melquiades le decía Haber María), por cierto que la ceremonia eclesiástica fue oficiada por el taurófilo obispo de Ecatepec, don Onésimo Cepeda, y el banquete se llevó a cabo en Plaza Carso, en boulevard Cervantes Saavedra y Presa Falcón, en la ciudad de México.
Carlitos es el mayor de los seis hijos del magnate mexicano y el único que permanecía soltero y su ahora esposa, María Elena Torruco Garza, de 27 años, es hija de Miguel Torruco, presidente de la Confederación Nacional Turística y uno de los empresarios del sector más reconocidos del país y nieta de la actriz María Elena Márquez.
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