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martes, 26 de octubre de 2010

Bill Gates

Bill Gates es el segundo hombre más rico del planeta, pero eso sería lo de menos, ya que como se sabe es cofundador de la exitosa empresa de software Microsoft, productora del sistema operativo para computadoras personales más utilizado en el mundo, Microsoft Windows, lo que realmente llama la atención de este señor, es que es uno de esos seres luminosos a los que no les importa acumular el dinero, que bien podría hacerlo, ya que nadie le impide llenarse los sacos hasta que se le rompan, como hay muchos alrededor del mundo, resulta que este buen hombre, en vida hermano, en vida, como bien lo aconseja la tamaulipeca Ana María Rabatté, ha decidido donar casi toda su fortuna a obras benéficas, incluso, en 2008 abdicó a su poderoso reino para dedicarse de lleno a hacer el bien al lado de su magnánima esposa Melinda.
Yo le he estado dando vueltas en la chompa, a la idea de que, cómo puede ser posible que un millonario de esos vuelos, se desprenda tan fácilmente de su fortuna, si yo, que lo más que he logrado juntar durante un año, han sido 300 pesos, dos dólares y tres pesetas, nunca he sido capaz de ayudar a nadie, es más, a veces, veo a mi tía Ponciana que la pobre no tiene ni pa’las tortillas y me hago el disimulado para no prestarle, la verdad es que en este mundo desordenado, todos hemos perdido nuestra capacidad de condolernos ante los que sufren, defendemos nuestras viditas como si valieran más que las de los otros.
Si tuviera que hacer un retrato hablado de Bill Gates, usaría la frase típica de mi abuelo Pancho, cuando alguien le preguntaba acerca de las características de una persona: “es un cabrón que no das un peso por él”, bueno, no así, tan literal, me refiero a que es un señor normalito, usa gafas como todos los genios, dicen que es distraído, se peina de ladito, hagan de cuenta, queridos lectores, que tiene tipo de profesor de matemáticas del Tec, se le ve que es buena gente, de esos que, como decía mi tía Sacramento del Altar, son un alma de Dios, lo raro es que, si según mi ojo perspicaz, es como es, no entiendo cómo pudo haber sobresalido en un campo tan competido, pero sobre todo, lleno de ambiciones disparadas, de envidias reconcentradas y traiciones a la orden del día, porque no es cualquier cosa estar en el ámbito de las grandes finanzas rodeado de seres oscuros que no ven sino nada más para su provecho personal, nunca mejor aplicado el dicho: “de todo hay en la viña del Señor”.
Bill Gates, sin duda, es un genio, ya que desde muy jovencito anduvo moviéndole a las máquinas y un día, se le ocurrió inventar un programa que cambió al mundo y ahora, muchas personas alrededor del mundo, lo usan a diario y no saben ni quien fue su creador, este filántropo nacido en Seattle, Washington, está casado con Melinda Gates, y ambos ostentan el liderazgo de la Fundación Bill y Melinda Gates, dedicada a reequilibrar oportunidades en salud y educación a nivel local, especialmente en las regiones menos favorecidas, razón por la cual han sido galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, y por si no lo sabían, este generoso hombre, es dueño de una fortuna estimada en 53 mil millones de dólares, claro que cada segundo que transcurre se le suman varios milloncitos más.
Ya sé que en lugar de tanta caridad, debería de haber justicia social, pero es tan difícil que ocurra, que uno se alegra al saber que este hombre tan rico, haya decidido compartir su dinero para causas benéficas, que al cabo, ya lo dice la famosa canción de Antonio Aguilar, que yo la pongo cada vez que ando pedo: “tomo cuando yo quiero, no miento soy muy sincero y soy como las gaviotas volando de puerto en puerto, yo se que la vida es corta al fin que también la debo. El día que yo me muera no voy a llevarme nada, hay que darle gusto al gusto, la vida pronto se acaba, lo que pasó en este mundo nomás los recuerdos quedan, ya muerto voy a llevarme nomás un puño de tierra”.

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