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miércoles, 24 de junio de 2009

La Coneja en la Plaza Libertad

Queridos lectores, no están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo, pero el domingo de Pascua, o lo que es lo mismo, el día de la Coneja, hubo de todo un poco, para empezar, los guercos se levantaron desde las seis de la mañana y no sé ni para qué demonios, si el plan de diversión contemplaba un solo sitio, es decir, la placita Libertad, así que solamente se requería el mínimo esfuerzo de cruzar la calle para llegar al punto indicado, pero ya se sabe cómo son los niños de aprehensivos a la hora de la diversión, y como todos tenían algo qué estrenar, pues con mayor razón se les quemaban las habas para abrir las canastas de dulces y cascarones pintados, claro que nadie les hizo caso a esa hora, pero como ya estaban levantados, pues les puse la tele en cartun netguork, y benditos sean esos canales, porque se quedaron como hipnotizados varias horas, tiempo de oro que los adultos aprovechamos para dormir a pata tirante hasta las tres de la tarde.
La gente empezó a llegar a la placita ya que se bajó el sol, y es que en la tarde, era imposible permanecer más de dos minutos bajo los inclementes rayos, porque no había ni una sombrita, solamente cuatro palapas que dejaban pasar toda la resolana, francamente, y no que yo sea muy fijado, pero no sé si será tan difícil que los encargados de parques y jardines puedan pensar como gente inteligente y qué a alguno de ellos, se le hubiera ocurrido trasplantar árboles con hartas ramas y hojitas para tener buena sombra en las tardes soleadas de nuestra ciudad, es que a un lugar así, sin frondas, sin una fuente, con el sol derritiéndose a plomo de ocho de la mañana a ocho de la noche, sólo restan dos o tres horas hábiles para disfrutar de estos “rescates de los espacios públicos” porque de aquí a que crezcan los nogales pelones que pusieron, podrán pasar los meses y los años y ni a Alberto Córtez le alcanzaría la vida para componerles una canción, por favor, se los suplico encarecidamente que alguien les diga a los realizadores de estos parques que la gente está ávida de recuperar los exteriores pero que tampoco tienen almas de beduinos para tenderse al sol como carne seca de rancho.
Todo es cosa de empatía, de ponerse una sola vez, y no nada más durante las campañas políticas, en los zapatos de los demás, ya los veré hoy martes en la inauguración oficial, a ver si ellos aguantan el solazo aunque sea quince minutos, que al cabo a las seis, hora en que está programada la inauguración oficial, todavía está el calorón infernal, nada más falta que para ese evento si lleven amplias carpas para que no se les quemen sus priístas calvas y sus burocráticas panzas brillosas.
A pesar de todo lo anterior, entre los gritos de los niños y los vendedores encimosos, como quiera la pasamos bien; los adultos mayores jugamos lotería, y los muchachos disfrutaron como locos corriendo detrás de un balón, mi familia y yo, asamos un pedacito de carne, aunque sugerí, elegante y fashion como soy, que matáramos a dos o tres caviares que tengo en engorda para pasar una tarde llena de glamour pero todos se opusieron, y compramos unos huesitos en La Argentina que aunque a veces envenenan a la gente con pollo echado a perder, la verdad es que en su carnicería venden los mejores cortes de esta zona poniente del pueblo.
Por cierto que esa noche unos empistolados nos hicieron correr a más de 200 paseantes de la placita Libertad, y la seguridad que dicen que había no se apareció nunca, o lo que es peor, a lo mejor recibieron el pitazo, y se fueron antes de que empezaran los madrazos, dirán los comandantes de nuestras vernáculas policías, como les decía mi tía Eugenia a sus hijas Reyna Guadalupe y Sagrario del Carmen cuando le replicaban que en ese lugar al que iban, había mucha seguridad y que no les iba a pasar nada malo, mi sacrosanta parienta, les respondía: “lo más seguro es que no vayan” y las buenas niñas se abstenían de ir, pero todos los que ya estábamos en medio de la plaza a merced de estos malandrines, tuvimos que correr para salvar el pellejo, por cierto que perdí mi Blackberry, si alguno de los empleados de limpieza municipal que trabajó ayer lunes, encontró mi nextel, devuélvanmelo, que tengo un viaje programado por estas vacaciones de semana santa pero como no me gustan los apretujamientos en las playas, siempre he preferido que se vaya todo el animalero de los lugares turísticos para disfrutar plenamente de mi descanso.
Hay una jugosa recompensa para la persona honesta que me devuelva el radio, por cierto hablando de héroes, mañana les comentaré la luminosa historia de un niño que salvó a sus hermanitos de una muerte segura. Ya dije.

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