Nunca he sido comparsa de nadie, jamás he endilgado adjetivos a diestra y siniestra con el avieso fin de agenciarme como amigos a personajes encumbrados de los cuáles pueda obtener algún provecho personal, y por supuesto, no suelo inventar virtudes en donde no las hay, además en esta época tan deteriorada moralmente por los poderosos y sus lambiscones a sueldo, es tan difícil encontrar a un hombre verdaderamente honesto, que ni con la lámpara de Diógenes El Cínico, conste que no quiero ser perverso, pero quiero hacer constar que los periódicos no se crearon con el objetivo de ensalzar personalidades, de ello estoy totalmente seguro, porque eso de poner a un hombre en un altar, y luego entre suspiros y gemidos seudo intelectuales, lanzarle serpentinas de elogios, mermeladitas de adjetivos, bomboncitos de vocablos, uno: eso no es periodismo, dos; da gueva leerlos, tres: las otras dos anteriores, y es que, yo si no tengo nada malo que escribir de alguien, mejor me callo, que las tintas y los papeles son tan caros, que no se deben despilfarrar en loas y ditirambos, pero digo cada quien su oficio, si de todo hay en la Viña del Señor, y tanto el pinto como el colorado, tenemos derecho a ganarnos el pan, solamente que algunos se lo comen embarrado de calabaza.
Don Antonio Silva Vidaurri uno de los personajes de los que si vale la pena destacar en nuestro pueblo, es mi amigo desde muchos años, no quiero decir que llevamos una relación afectuosa muy cercana, porque faltaría a la verdad, pero en 25 años hemos coincidido en distintas épocas en los diferentes diarios de la localidad, y siempre hemos mantenido un punto equilibrado de respeto y admiración mutua, y lo saco ahora a colación, porque Don Antonio, es un periodista de deportes, además funge como reportero, como columnista magnífico y es conocedor de todos los intríngulis del béisbol profesional de todas las eras y ha sido testigo presencial de los hechos más relevantes del Rey de los Deportes.
Yo soy beisbolero de corazón por línea directa consanguínea y es que mi padre a quien amo con todas las entretelas de mi alma, me enseñó desde chiquito que “La Pelota” es una pasión de tiempo completo, que se tiene que desayunar béisbol, comer, béisbol, cenar béisbol y soñar béisbol, y lo primero que hizo, fue darme las primeras lecciones de anotador oficial, y con sólo 10 años de edad, yo ya sabía, que el segunda base en el score se representaba con el número 4 y el catcher con el dos, y que una base por bolas no contaba como vez oficial al bat para efectos de la compilación, entendí, desde hace mucho tiempo, que un buen partido era un cero a cero y una sola carrera la que decidía el resultado.
Hoy empieza la temporada de béisbol en el Parque nuevo de Pelota y los Tecos, no los de la UAG, sino los nuestros, que se les llamó así, porque fue el primer equipo profesional de béisbol que jugó de noche y en un estadio con alumbrado eléctrico, la verdad yo no me acuerdo de los cinco campeonatos obtenidos, pero si del título de 1977, que ése fue memorable, porque esa noche del triunfo cantado a gritos por Kid Alto, el parque La Junta estaba a reventar y en todos los radios de todas las casas y de todos los sitios, se sintonizaba la estación KEK, Jorge Roque en tercera y un elevado de sacrificio, el tiro para “jom” y el carismático cronista, anunciando: “Nuevo Laredo, Campeón, Nuevo Laredo, Campeón, Nuevo Laredo, Campeón” y conste que no tengo nada en contra del buen cronista Memo Garza, digo no es mi amigo y lo conozco bien, pero cuando lo oigo narrar, extraño tanto a Kid Alto, a Jesús Franco García y a Toche Peláez, bueno hasta a don Pepe Medellín el emblemático locutor de cabina de la famosa radiodifusora que anunciaba los comerciales de la Corona, pero son épocas que ya nunca volverán, pero lo que si está de regreso es el Rey de los Deportes y hay que apoyar con nuestra asistencia al parque a Don Víctor Lozano para que no se acabe la tradición del béisbol en nuestra región.
Don Antonio Silva Vidaurri es un ejemplo vivo de lo que siempre me enseñó mi papá acerca de que el béisbol es una pasión de tiempo completo, y aprovecho, no para ponerlo en un altar y arrojarle pétalos amarillos que eso es una chabacanería que sólo se le ocurriría a una menopáusica monja lesbiana directora de un colegio de niñas bien para recibir de visita a la Madre Superiora, pero si para decirle que se le admira, se le respeta y se le reconoce su esfuerzo de llevar pichada a pichada, batazo a batazo la historia completa del béisbol profesional en nuestro país. Dios lo bendiga y le da larga vida entre nosotros. Ya dije.
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