Encuesta mañosa

La curiosidad ociosa es la madre de todas las encuestas, y no me refiero a Mitofsky, que a esa empresa, le pagan bien por andar diciendo mentiras convenientes para el mejor postor, pero no estando en tiempos electorales, prefiero asomarme a las estadísticas Tops de Forbes, que aunque no son tan interesantes como las noticias de los políticos, siempre dan de qué hablar, y tengo de estupenda aliada a la prestigiosa revista, que por lo visto no tiene escrúpulos, ya que igual le da incluir a un poderoso narco en la ristra de los más ricos del mundo, que a Madoff el estafador más grande de todos los tiempos, nada más falta que al rato quieran publicar la lista de las pirujillas trepadoras, que las ha habido de todos los tipos y calibres, unas; de encueratrices a inquilinas de mansiones, otras, de actrices de desnudos artísticos a gobernadoras de estados jacarandosos, las ha habido también, de reinas de belleza a herederas de yates con nombre de extinto noticiero televisivo.
Ya sé que eso es más viejo que la roña, si decía mi tía Tencha que las mujeres son capaces de vender la honra con tal de tener hartos vestidos bonitos, por eso no voy a tocar esa tecla vergonzosa, sino que me voy a referir a las mujeres más ricas del espectáculo, y como el negro, además de elegante, es el color de moda, Oprah Winfrey, la afroamericana conductora de televisión, encabeza la lista de las que tienen más pachocha, ya que no solamente es millonaria, sino Billonaria, y eso es mucho dinero, tanto, que no se puede contar ni con un ábaco electrónico, claro que la popular animadora, con tan desmedida fortuna, puede comprar todos los países paupérrimos que se le dé la gana, pero ella no tiene ínfulas de dictadorcilla tropical, al contrario, gasta muchos “daimes” y pesetas ayudando a causas nobles; igual construye escuelas, que hospitales, cumple sueños a niños pobres, pero también, por eso es tan rica, por lista, ayudó en su campaña al presidente Barak Obama, quien según declaración de la poderosa empresaria televisiva, le ofreció un puesto en su gobierno, cuya invitación declinó, no fuera siendo, qué a como está el asunto del quebranto financiero mundial, le saliera más caro el caldo que las albóndigas y su amigo del alma le pidiera prestados unos centavos para salir del apuro, pero como la negra no es una sucursal del First Cash, se hizo como que la virgen le hablaba y no le dijo que si, ni que no, sino todo lo contrario y tan cuates como siempre.
Van a decir que estoy loco o soy muy indejo, pero les aseguro que no soy ninguna de las cosas, o a lo mejor si, y yo ni cuenta me he dado, pero les tengo que confiar, queridos fans de mi gustada columna, que me encantaría hacer una lista de las mujeres más ricas del pueblo, y no me refiero al sabor, que de esas, hay para todos los gustos y bolsillos, sino de acumulación de lana, porque luego hay unas bien mentirosas, que presumen lo que no tienen, como la suegra incómoda, que siempre anda diciendo que su yerno tiene un ranchote enorme, y que tiene más animales “esóticos” (así dice ella) en sus corrales que el zoológico local, y que a su hija le compra todos sus caprichos, pero la verdad es que el susodicho no tiene tanto dinero, si eso de los restaurantitos no dan para tanto, quizás para vivir decorosamente, pero no para gastar los millones en antojos de niña guapa idiota.
La verdad, viendo como está el renglón de la inseguridad, mejor no toco el tema de las riquezas, porque aunque digan que ya todo es miel sobre hojuelas, qué tal si doy la lista completa de las mujeres más picudas del pueblo y hay un margayate que las implique a todas juntas en bolita, mejor, me retracto de la peregrina idea, pero les prometo, queridos lectores, con la mano sobre el monitor de mi laptop, que un día no muy lejano, haré un libro completito de las empresarias féminas, que con su esfuerzo y trabajo, han amasado considerables fortunas, conste que voy a descartar a las que han hecho trampa consiguiendo el dinerito ejerciendo oficios de dudosa reputación, aunque hayan conseguido buen marido, que esas riquezas no son propias, sino heredadas a causa de las leyes divinas y del registro civil. Ya dije.