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miércoles, 24 de junio de 2009

Divorcio por causas de fuerza mayor

No quiero referirme a su persona, pero es inevitable, sólo que en esta única ocasión, la defenderé a capa y espada de las lenguas maldicientes, que aseguran, se divorció de su marido, porque tenía otro hombre que le arrempujaba el carrito del mandado, y no que haya sido precisamente una virgencita regando las flores, pero tampoco una descocada, claro que se vestía muy… digamos, muy… mmm, sugerente, y una mujer casada por todas las de la ley, debe guardar cierta compostura en público, no digo, tampoco, que con la falda hasta el huesito, ni que fuera una de esas aleluyas que andan entregando la Atalaya casa por casa, pero si con íntimo decoro, aunque ese no es el punto, porque dicen, los que vivieron de cerca el matrimonio, que el marido era medio raro, que fue uno de los que encabezaban aquel famoso episodio de la vida escandalosa del pueblo, en el que se encontró a varios machotes norteños, enfilados como un trenecito.
Yo, la verdad, nunca supe nada de él a ese respecto, a mi que me esculquen, pero aunque suene medio vulgar, que nunca lo he sido, bueno, a veces si, pero sólo cuando se trata de explicar los escarceos sexuales ajenos, jamás me enteré de que le encantara cachar granizo, si además de macho, es miembro activo del club de Tobi, ya saben a lo que me refiero queridos lectores, a ese grupo de hombres que no dejan entrar a mujeres ni jotitos a sus fiestas, como dicen que ocurre en ciertas oficinas gubernamentales, que a determinada hora, le hacen chirrinchinchin a la puerta para gozar de grandes fiestas en las que hay de todo, menos chicas, pero lo que se me hace raro de la conducta sospechosista (así lo dijo Santiago Creel) atribuida al protagonista de la presente columna, es que nunca se le supo nada abiertamente, es verdad, que jamás se le conoció a algún “detalle” con otra vieja que no fuera su esposa, y ya se sabe lo que se dice, cuando un esposo es fiel hasta la muerte, que si no le entra al asunto de la diversión extramarital, que no hay duda de sus aficiones.
A la esposa, a pesar de su comportamiento coqueto, nunca se le conoció a un hombre fuera del matrimonio, a lo mejor en algún viaje con amigas se echó su canita al aire, pero esos affaires, todas, bueno, casi todas las mujeres se los echan, porque así debe de ser, si no, entonces, la familia se vendría a pique, además, ella tenía permiso de hablarle a otros señores, aunque el divorciado no estuviera en casa, y mientras duraba el viaje del susodicho, podía recibir visitas de sus amigos y amigas en su casa a altas horas de la noche con el pretexto de la jugada o sin tener un motivo lo suficientemente poderoso para disfrutar de reuniones.
Unos, dicen que la verdadera causa del divorcio, fue que la mujer se cansó de esperar a que la tocara, o sea, que si la pobre señora, no lo obligaba a que… ustedes ya saben a lo qué me refiero, le cumpliera como lo mandan las leyes de Dios y de los hombres, podían pasar semanas enteras sin que el frígido marido, se acercara a ella para endulzarle el oído y hacerle machincuepas nocturnas para tenerla feliz y conservar su armonía marital, aquí era al revés de como ocurre en cualquier matrimonio que se precie de normal, el interfecto era el que siempre tenía un pretexto, cuando no le dolía la cabeza, no podía desvelarse mucho, las niñas estaban despiertas o su mamá le había recomendado que por catolicismo reconcentrado, “eso” no estaba permitido por vicio o por fornicio, sino para dar un hijo a Dios para su servicio, y mientras eran peras o perones, a la mujer se le fue llenando el buche de piedritas y para no alargarles el cuento, queridos lectores, bueno, tampoco al señalado caballero nada se le ponía largo, los “obligados” momentos de acercamiento, se fueron espaciando a tal grado, que la otra se hartó de salir de viaje muy seguido con sus amigotas para sostener la farsa del matrimonio perfecto, ya se sabe lo que se dice de que puede haber sexo sin amor pero nunca amor sin sexo y lo que ocurrió después de este tremendo drama que vieron como pareja durante 15 años, ya es del dominio público.
Por lo pronto, ella tiene novio que la hace feliz, pero no se ha casado por respeto a sus hijos, y él, sigue solo y su alma, los mal pensados, esperan que un día salga del closet, los otros, los que son sus amigos cercanos y de confianza, le presentan amigas para que se decida a rehacer su vida, pero es fecha que no se avienta a tener una aventura y mucho menos, una novia oficial, en fin, lo bueno es que ambos están felices, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Ya dije

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