martes, 28 de junio de 2011
Tri Campeón
Tendré que pedirle a mi tía Tencha que me haga una de esas encuestas que le salen tan bien, y es que, a veces, sólo a veces, me dan ganas de comentar acerca de algunos deportes, lo único que me detiene es la persistente y veleidosa idea de que también me leen dos o tres mujeres, no como lo hacían antes, esa es la mera verdad, que cuando empecé en el oficio hace muchos años, mi columna se refería de manera casi exclusiva a las abradacabrantes historias de nuestra ampulosa, inútil e inexistente alta sociedad porteña, y como ya se sabe, a la gran parte de las damas les encanta el chisme, bueno, no a todas, que hay unas muy modositas, y para no pecar de indiscretas, prefieren retirarse al discreto rincón del ocio que andar en el barullo de los grandes salones, además aquí ni hay de esos, el mejorcito de todos es La Cueva, porque el de los Agentes Aduanales es un galerón mal diseñado, de los otros ni hablo, que la gran mayoría son cuartitos pedorros que nada más sirven para piñatitas o showers, pero ese no es el tema de este ombligo de la semana, sino que, ahora con el triunfo de la selección nacional, todos los aficionados andamos de fiesta, aunque es cierto que los equipillos de la Concacaf son muy maletas, pero haiga sido como haiga sido, los del Tri se levantaron con la copa Oro, los expertos en muchedumbres sedientas de circo, dicen que entraron con boleto pagado más de cien mil personas, lo cual no es nada raro que estando en Pasadena, California, se abalancen los paisanos sobre este espectáculo, tampoco crean, queridos lectores, que los boletos son baratos, nada de eso, cuestan de 100 dólares pa’rriba, por supuesto que no voy a ofrecerles una reseña del partido, ya que supongo todos lo vieron, pero a poco no es verdad que el golazo de Giovanni Dos Santos es uno de los mejores que se han visto en la historia contemporánea del futbol, a mi me daba la impresión de que el negrito regiomontano (bueno, no nació en la Sultana, pero allí creció) de repente le iba a meter un patadón en el hocico al gabacho que andaba persiguiéndolo en cuatro patas, casi con la lengua de fuera, para arrebatarle la pelota, pero el jugador paisano se le escabulló hábilmente, luego esquivó a dos adversarios y entre cinco de ellos, bombeó el balón para meterlo en la mera esquinita de la portería, o “donde las arañas hacen su nido” como lo dice el asqueroso locutor Perro Bermúdez que tiene cara de que siempre anda bien pedo, y dicen que así es, muy teporochito, por esa razón, además de qué es muy incómodo de ver, ya no lo sacan a cuadro en los programas de Televisa Deportes, el torneo fue lo que le sigue de malo, de hecho, yo no quise achatarme las nalgas para ver el juego contra Cuba, que esos caribeños a lo que juegan es al beisbol, pero supongo que no iban a despreciar una invitación con todo pagado al imperio Yanqui, aunque digan que odian tanto a los gringos como el viejillo barbas de chivo, claro que, los jugadores mexicanos celebraron a todo pulmón una copa vacía, el prietito en el arroz no fue Giovanni, sino el polémico asunto del clembuterol que consumieron cinco jugadores de nuestra gloriosa selección, no me queda ninguna duda que no va a pasar del escandalazo en los medios mitoteros, si la FIFA defiende a los mexicanos porque le producen negocio millonario gracias al diezmo tributario que le endosan a su dictador plenipotenciario vitalicio llamado Joseph Blatter, este es como el Papa en turno en El Vaticano, como saben que aquí en Mexicalpan de las Tunas hay dinero de los incautos para llevárselo a carretadas; uno los defiende de las patadas a los bajos de los enemigos de los aztecas y el otro de las tentaciones del maligno que acecha a nuestra vasta región, en fin, como quiera que sea, el Tri es campeón de la copa Oro, ahora a ver cómo nos va en la copa América, que ahí si está más cabrón para ganar ya no digo el torneo, sino un partido, desde ahora le pondré una veladora a san Jorge el famoso santo que peleó contra el dragón para que nos ayude a ganarle de perdido a los afrentosos argentinos. Ya dije.
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