Ebrard y el Voto arcoris

Tal vez el nombre de Harvey Milk no les diga nada, queridos lectores, pero este activista social, de procedencia judía, fue el primer valiente que se atrevió a defender los derechos de los homosexuales en una época en la que la policía y la sociedad en general, se madreaban a los jotitos por el solo hecho de contonearse en las calles, en ese momento de la historia, que a alguien le gustara el camote con lechera, era como la reencarnación del mismísimo Satanás en persona, lo que a esa runfla de persinados nunca se les ocurrió pensar, que cada quien hace con su cu… (piiippp) un papalote y lo echa a volar, pero bueno, les contaré acerca de este personaje que cambió los derechos humanos a nivel mundial para esta golpeada minoría, que la verdad sea dicha jamás la han tenido demasiado fácil, ya que, aunque ahora cuentan con el apoyo de celebridades que los respaldan e impulsan para que ejerzan con entera libertad sus inclinaciones sexuales, siempre hay uno que otro sonso ladeado que en nombre de Dios y su santísima prole, les echan la aburridora desde el púlpito, o en el caso de los panistas a través de sus declaraciones públicas ante los medios difusores de noticias, como Emilio González Márquez actual gobernador de Jalisco, que alguna vez dijo que los gays le daban “asquito”, incluso, implementó una especie de curso católico en el que aseguraba que se les quitarían las malas mañas, aunque, según informes de mis corresponsales en ese estado, diez de cada nueve nacidos en esa machista región, son medio meneados, claro que la condición homosexual no tiene denominación de origen, pero lo que sí es un hecho, es que después de Milk, incansable luchador por los derechos de los gays, Marcelo Ebrard, ha sido el político que más apoyo les ha otorgado a las LGBT, tanto así, que los expertos analistas han asegurado que el actual alcalde del D. F, si llegara a postularse como candidato a la presidencia del país, los varios millones de gays que existen en este país, votarían por él, es decir, que este hombre, que se divorció hace unos meses de la dipsómana de su vieja una actriz venida a menos, de cuyo nombre no quiero acordarme, tendría a su favor el “voto arcoiris”, por supuesto que cualquiera que se lanzara, ya no digo Emilio González Márquez, por el PAN tendría que arengar a las masas con discursos incluyentes, es decir, que también se contara a los homosexuales, porque ni modo que esos votos valgan menos a la hora de meterlos a las urnas, a Harvey Milk se le reconoce como un mártir a causa de su denodada defensa por los derechos de los gays, de hecho, el hombre se metió a la política para legislar a favor de la comunidad LGBT, en una era en la que ser gay era ser delincuente, es decir, si un celoso guardián del orden público, veía a un hombre medio raro, lo subía a La Julia bajo el cargo de “delincuente sexual”, aunque es cierto que todavía no son bien vistos por la mayoría, sobre todo por los dizque representantes de Dios en la tierra, pero, por lo menos, ya se pueden expresar y defender, lo raro es que nada más Marcelo Ebrard se haya atrevido a dar la cara por dicha comunidad, que no quiero hacer apología del asunto, pero cada día que pasa son muchísimos más los que salen del closet para lanzarse a vivir sin culpas y sin miedos, Milk lo hizo en la década aciaga de los setenta, Marcelo en estos años recientes, cada uno ha logrado en su momento que se respete a los gays, por supuesto que el activista neoyorquino de origen judío está considerado un mártir, si hubiera sido católico, de seguro ya estaría canonizado en El Vaticano, pero la sociedad en todas sus generaciones le ha rendido homenajes tan enormes que su recuerdo se venera como el de un hombre bueno y generoso que dedicó su tiempo y ofrendó su vida en aras de la libertad y los derechos inalienables de cada ser humano.