viernes, 17 de junio de 2011
La policía siempre en vigilia
Yo sé que no hay punto de comparación posible, pero qué quieren, así soy desde hace muchos años, supongo que ya lo traigo inoculado en la sangre, como uno de esos venenos que en pequeñas dosis no matan, nomás atarantan, solamente que observando a la policía gringa, conste que no me refiero a la de Nueva York o Los Ángeles, sino también a la de Laredo, Texas, que agotan todas las posibilidades en una investigación, toman muestras de todo; igual de sangre, huellas dactilares o de saliva, es decir, que no se limitan a levantar al muerto para arrojarlo como un bulto a la funeraria “El Último Jalón”, yo no sé si en Monterrey o en el D. F atraparán a los delincuentes, pero lo que es aquí, nadie se da cuenta de nada, de hecho, no sé si en el globero pueblo haya policía de investigación, supongo que no, que a lo más que llegamos son a los pedorros policletos, los papas (policías preventivos) y si hay alguna otra corporación policiaca, ha de estar muy escondida de la vista del público, en el último año, han asaltado miles de veces a toda la ciudadanía, aunque en mi barrio nunca ha ocurrido ningún crimen, esa es la verdad, pero no a causa de la vigilancia extrema de los encargados de velar por nuestra seguridad, sino a que tienen miedo de acercarse por estos rumbos blindados, si el miedo no anda en burro, conste que no me refiero a que tengo guardias con armaduras, como en la época de las cruzadas, en mi solariega mansión de dos cuartitos, luego, no vayan a empezar los chismes de que tengo pacto con el de moño para que oliendo el azufre, los malandrines no se arrimen al callejón de los chingadazos, por supuesto, deben tener más información que yo, los cronistas vampiros de los hechos sanguinolentos, pero lo que se publica en casi todos los periódicos son cosas menores, puros borrachazos de cabrones desobligados que después de andar tres días bien pedos de cantina en cantina, llegan a su casa el lunes por la mañana y si no encuentran a su vieja en su sacrosanto nidito de amor, le surten patadas voladoras como La Parca o el tope en reversa como Pierrot, de eso se trata ahora la famosa nota roja, antes no, antes Julián Garza, el célebre reportero del crimen de El Correo impartía cátedras de lo que era el verdadero relato de los hechos, en alguna ocasión, le pedí un favor de esos muy especiales, y no por mí, que yo ni prestigio tengo, sino por mi jefecita santa que está en el cielo, ya que uno de mis hermanos se había metido en un lío gordo, por supuesto que mi compañero de sala de redacción, no publicó ni una sola palabra del acontecimiento vergonzante para mi doña Juanita del alma, en fin, que estos son otros tiempos, sin embargo antes, como ahora, la policía siempre en vigilia, nunca da pie con bola, son como los detectives chistosos de películas gringas que jamás dan con el asesino ni con el ratero, pero se divierten mucho, mientras juegan a los policías y ladrones con buenos sueldos y tanques llenos gratis para sus carros oficiales, en fin, espero que esto cambie para mejorar, que si se requieren cursos para que aprendan nuestras corporaciones de los adelantos en investigación, pues que nuestros funcionarios los contraten para hacer de esta runfla de buenos para nada buenos elementos a nuestro servicio, porque de seguir así, lo único que tenemos en las calles, son patrullas a toda velocidad con sirenas abiertas para perseguir a borrachillos impertinentes, para pizcachear a las pirujas de poca monta o para chichifear a los jotitos vestidos de mujer de El Gusano, pero una cosa si es segura, toda esta bola de guardianes de nuestra seguridad son como El Comanche, muy celosos de su deber, siempre y cuando sus contrincantes no anden en montón, entonces, mejor les sacan la vuelta, no vaiga a ser la de malas y se topen con la tía de las muchachas. Ya dije.
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