Tipo y así… que las niñas de ahora se dedican a dejar de comer, y conste que no me estoy burlando, porque este tema es demasiado serio como para tratarlo con sarcasmo, bueno, ya saben ustedes, queridos lectores, que soy medio mula para esto de la escribidera, pero es que se me hace una idea muy absurda, que con tal de preservarse flacas algunas mujeres menores de edad eviten alimentarse como Dios manda para conservar el alma uncida a su cuerpecito caraqueño.
Yo, como ya se los dicho con anterioridad, provengo de familia de negros, nada más no le vayan con el chisme al diputado racista, así que entre mi parentela siempre se han destacado las señoras amplias, anchas como trocas, como mi tía Dora a la que de puro cariño, sus numerosos sobrinos le decíamos la AplanaDora porque cada vez que nos abrazaba nos hacía una llave de lucha libre como si fuera Martha Villalobos, ya que nos veía bien morados entre los robustos pliegues de sus manotas, nos soltaba en calidad de guiñapos, no sin antes decirnos: “deberías de comer bien mijito, tienes feo color”, en esos recuerdos en sepia, se me vienen muchos relámpagos del pasado, de esas damas bien alimentadas, a las que no les preocupada el sobrepeso, no que ahora, hasta las viejitas de más de 40 les da por ponerse a dieta hasta que de plano se ven como esos monos cabezudos de carnaval, y francamente se ven desproporcionadas, todas enteleridas con cuerpos de hormigas chacatonas y chompas de enanitas toreras, pero lo peor, es que en sus tristes miradas se les trasluce la ansiedad hambrienta de ganas de comerse cuatro lonches de El Popo y tres órdenes de flautas de la Única, eso sí, con una coca de dieta.
Antes, muy antes, las mujeres conservaban sus caderas intactas, es decir, se les veían los ángulos frondosos y rotundos, ahora, la mayoría son puro perfil por donde se les vea, ya no hacen ni sombra, dicen los que saben, que es culpa de las modelos escuálidas que salen en las revistas, pero de lo que nadie se da cuenta es que esas no engordan gracias al fotochop, que no es otra cosa que un maldito artilugio del demoño para corregir las imperfecciones físicas, y de dichos afeites digitales se valen estas viejas mondrigas para verse mejor de lo que realmente están, claro que todas son guapas, de eso no hay duda, pero son mal ejemplo para las féminas comunes que las observan con ojos de admiración, lo que todas estas anoréxicas no se dan cuenta es que a las top models les pagan un dineral por conservarse con cuerpos de cabritos de rancho seco, es más, ese es su verdadero trabajo, y por ende un gran sacrificio, porque comer es un verdadero placer, incluso hacerlo en exceso es uno de los siete pecados capitales, el cual está tipificado por la corte marcial del cielo como La Gula.
Para poner un ejemplo local, me refiero al país, las artistas se ven con cuerpazos en la pantalla, algunas demasiado flacas pero con redondeces infiltradas por algún habilidoso cirujano plástico, otras, como la tal Anahí que dicen, a mi no me consta, ha tenido problemas con el bajo peso, sus allegados, aseguran que no come casi nada, que se la vive con dos pedacitos de lechuga y dos tiritas de pollo para todo el día, que es tan tremendo su desajuste tiroidal que el pellejo se le pega al hueso, que los nutriólogos ya le advirtieron que si no comía como la gente decente, un día iba a amanecer con el muerto trepado en su figura de lagartija karateca, y la verdad es que el otro día que pasé accidentalmente por uno de los programas de chismes de espectáculos, la vi y otorga la impresión de que en cualquier chico rato va a caer desfallecida de hambre, supongo que sin la máscara de maquillaje, la ex RBD se ha de ver incolora, en fin, yo aconsejo a las mamás que les pongan más atención a sus hijas tineyers no vaya a ser que no coman bien y ustedes bien confiadas, y no lo permita Dios, las ataque esa enfermedad que anda tan de moda.
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