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martes, 23 de agosto de 2011

Quiten los bustos...

Mi hermano Víctor Manuel, el mismo, que, generoso, desprendido y solidario, regaló uno de sus dos sanísimos riñones a mi entrañable hermana Ana Lilia, me ha comentado en reiteradas ocasiones respecto a personas que leen diariamente esta sencilla columna, lo cual, agradezco sinceramente, ya que, no me ciega el amor propio y estoy consciente de que no soy el columnista que México esperaba para rendirle pleitesía, pero no cabe la menor duda, que, estando en tierra de tuertos, el rey es Ruperto, aunque no me acuerdo de los nombres de tan amables personas que se toman el tiempo de asomarse a estas líneas, les envío un afectuoso saludo, y a quien dijo que me leía todos los días, pero que algunas Guillotinas estaban medias mamucas, le agradezco la confianza para decírmelo a través de interpósita persona, desde luego, que le doy toda la razón, en mi descargo, diré que no es nada fácil publicar mil artículos ininterrumpidos de lo que sea, hasta de recetas de cocina, como en las pinchurrientas revistillas de suplementos dominicales, confieso que, a veces, sólo a veces, he querido jubilarme del periodismo, esa es la verdad, ya que, es sumamente extenuante el ejercicio cotidiano del oficio, porque no es lo mismo trabajar que hacer como que se trabaja, y aquí sí, hay que chingarle todos los días, naturalmente que es mínimo el esfuerzo físico, si se compara con los jornaleros del talache, pero como quiera que sea, hay que exigirle al hámster que se mueva a toda prisa para echar a funcionar el hipotálamo de la imaginación, si no son tortillas de harina, ni enchiladas, no me mal interpreten, queridos lectores, como me dijo alguna vez Verito Ibarra, mi primera editora en jefe de Show, luego de escupirme en la cara: “me estorba tu columna para hacer mis diseños”, no conforme con insultar mi digna chamba de escribidor, todavía se atrevió a decirme que no mal interpretara sus palabras, como si “estorbar” fuera sinónimo de la alocución latina “Magna Cum Laude”, en fin, lo que quiero decir con lo anterior, es que me alegro muchísimo de que me lean, si no fuera por ustedes y las Indios que me empujo cada domingo para exorcizar los demonios del calor, esta vida no valdría la pena, por cierto, hablando de todo un poco, lo primero que quiero pedirle al PRI en -su triunfal regreso a Los Pinos en 2012, es que, tumbe a mazazos –dije a mazazos no a madrazos--todos los espantosos bustos de Manuel J. Cloutier, resulta que, nada más porque los tienen muy azules, los panistas en el poder instalaron en todas las obras federales en las que participaron, aunque, como alguna vez, hace tres años, me explicó Marco Rodríguez, en relación a la construcción de la placita Miada, son obras tripartitas, lo que significa, según me explicó el avezado jefe de información de Líder Informativo, que los gastos se reparten entre los tres niveles de gobierno interesados de llevar a buen término la construcción de lo que sea, ya sé, a mí siempre me ha parecido muy mamona la expresión “tripartita”, pero ya se sabe como son estos politiquillos, que inventan palabras, luego las acuñan en sus amanerados discursos, por cierto, en la ceremonia simbólica de regreso a clases, durante la visita a una escuelita paupérrima, una niña le comentó al presidente Calderón: “se me hace que su trabajo es muy difícil, más que un examen de matemáticas”, lo que no sabe, la candorosa Edith Romero Galicia, alumna de sexto grado de la primaria Kalpilli, es que, muy pronto, esa presidencial chamba, muy pronto dejará de ser un dolor de cabeza para don Felipe y todas las viudas de Gómez Morín, a los que, evidentemente, les quedó grande el puesto, les ocurrió, como a los viejillos calenturientos, después de perseguir a las muchachas por mucho tiempo, que al tenerlas en suerte, se les olvida para que querían treparlas a la cama. Ya dije.

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