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sábado, 20 de agosto de 2011

Denuncian al Papa

Le cayó el chahuistle al Papa, resulta que activistas mitoteros lo han denunciado ante la opinión pública y las autoridades correspondientes, que reclaman "se proceda a la detención e ingreso en prisión sin fianza" de Joseph Ratzinger "hasta la celebración del juicio donde se dicte sentencia conforme proceda en Derecho".
Ya se sabe, que en la Madre patria si se procura justicia, la acusación contra el excelentísimo vicario de Roma, es por "encubrimiento de pederastas de forma sistemática y organizada", por supuesto, que eso es muy cierto, ya que, antes de recibir el anillo del Pescador y sentarse en el trono celestial de san Pedro, S. S Benedicto XVI, el alemán Joseph Ratzinger fungía como el inquisidor mayor para asuntos judiciales de la universal iglesia católica, y ese cargo, es algo similar a un procurador general de una república, es decir, era el encargado de investigar los casos sospechosos de corrupción en cualquier sentido de los miembros de la iglesia, uno de los delitos recurrentes en los entresijos de la santísima cofradía espiritual, es, precisamente, la proclividad de los sacerdotes a los muchachitos de menos de quince años, supongo que, por esa razón, se ha de haber creado el puesto de monaguillo, para que, en su candorosa beatitud, los chamacos, les ayudaran, a los curas, a cargar los cirios pascuales y a sostenerles en volandas las figuras de bulto de los múltiples santos que se veneran en los templos, conste, que no quiero decir con esto, que todos los padres y todos los ayudantes en los rimbombantes rituales sean culpables del crimen sexual que se les ha atribuido desde siempre, aunque eso del manoseo, o como, alguna vez, me mandó una infamante carta, un popular sacerdote del poniente de la ciudad, epístola, que, por cierto, guardo con particular celo, para cuando se me ofrezca demandar al hijo nahualón de san José por injurias eclesiásticas a este servidor, que los niños eran los “calienta sotanas” y que los sacerdotes ninguna culpa tenían si se los atornillaban en el confesionario o en algún rincón de la sacristía, si eso piensa un sencillo pastor de almas en un recinto sagrado de un barrio olvidado de la mano del Creador, que se puede esperar de los altos prelados y dignatarios espirituales que son los cancerberos de las arcas de El Vaticano a donde va a parar un gran porcentaje de los diezmos, dádivas y limosnas de los fieles alrededor del mundo, por supuesto que S. S Benedicto XVI se ha defendido como Dios le ha dado a entender, dicen los entendidos que el fuego se combate con fuego, así que Ratzinger ha levantado la mano con ánimo de exorcizar los demonios que andan sueltos en España, y con dedo flamígero (ya sé que se lee muy mamón pero tenía ganas de usar la incendiaria palabra), ha declarado que las huestes del innombrable se sirven de las almas buenas para atacar a los enviados de Jehová de los Ejércitos celestiales, nada más le faltó decir que él era la mismísima reencarnación de san Benito, del que, por cierto, soy devoto fiel, ya que, tengo su imagen impresa en cada puerta y cada ventana de mi señorial residencia de dos cuartitos para que me guarde de todo mal, en fin, que mal empieza la XXVI Jornada Mundial de la Juventud para el que ahorcan en lunes, espero que la sangre no llegue al río y que el Papa asuma su Mea Culpa respecto a los casos de curas que se han almorzado varios niños, lo que ocurre en la iglesia, es exactamente igual que lo que pasa en los hogares cristianos, que tapan sus pecacados como los gatos, que la suciedad no se alcanza a ver pero es un apestadero, prefieren, como en las mejores familias, que el crimen sexual contra los niños se quede en secreto para no avergonzar a la víctima, y la realidad, es que es para protegerse ellos mismos y de pasadita a los criminales, que, como no reciben su justo castigo, siguen haciendo de las suyas con impunidad y descaro ante la complacencia de los testigos de cargo, que, ante los ojos de Dios son tan pecadores como el que comete la violación. Ya dije.

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