lunes, 15 de agosto de 2011
Despechada Rachel
Una mujer zimbabuense dio rienda suelta a su desamor al irrumpir en la boda de su amante con gas lacrimógeno, que prometió utilizar si el enlace no se suspendía, la nota parece de la sección policiaca, pero en realidad es una crónica social, ya sé, que parece una historia de esas en que la horrenda calavera ambulante de la peruana Laura Bozo, le grita a sus panelistas hombres: Queeeee paseeeee eeel desgraciaaaadooooo, y es que, este pela’o le dio gusto al gusto por varios años con la despechada, tanto así, que a pesar de que el interfecto nunca le dio el anillo de compromiso, sólo que al gozar de las mieles de la pasión por parte de su amado, dio por hecho, que se lo daría en cualquier momento nada más que la ceremonia de la pedida de mano nunca se hizo realidad, pero eso sí, producto de dicha relación, procrearon dos preciosos hijos, o sea, no era un noviazgo de manita sudada, sino de sábanas ardientes, es decir, ya vivían juntos como pareja, lo único que faltaba era oficializar su amasiato, eso es lo malo de confiar demasiado en el otro, que luego sobreviene la traición, en este caso, la mujer tenía de su lado a gran parte de la familia de su pioresnada, por ello, pudo llegar a tiempo para tratar de impedir la boda por lo civil, si hubiese sido en la iglesia católica, seguramente, habría sido más impactante y telenovelera la escena de la irrupción, ya me imaginó a la susodicha, con la botellita de gas en la mano derecha y los dos huercos en la otra, vociferando insultos a la elegida de su ex pareja sentimental, claro que el escándalo fue mayúsculo y por supuesto que se tuvo que suspender la ceremonia, la chica que sería desposada, puso el grito en el cielo, desesperada, al ver que sus invitados corrían en desbandada tratando de salvarse del atentado de la loca de amor, les suplicaba que no se fueran del evento, que iba a haber mole con arrocito rojo y frijolitos de la olla, pero los espantados asistentes no se dieron por aludidos y corrieron como alma que lleva el diablo, también es cierto que, no se iban a quedar para ser vilipendiados por una vándala que ardida llevaba toda la cara descompuesta por la ira, supongo que a estas alturas de mi reseña, ustedes, queridos lectores, han de estar con la curiosidad de enterarse de los nombres de los involucrados en la reyerta, bueno, pues la ofendida, responde al nombre de Rachel, y los felices contrayentes son (en este caso, eran) Blessing Dube y ella, Judith Chimukombe, lo que si no tengo, y perdonen mi falta de investigación, son los nombres de los niños, además, las inocentes criaturas ninguna culpa tienen de los pecados de sus padres, de hecho, según datos vertidos en la nota de la agencia española EFE, por ser menores de edad, no pudieron incluir sus identidades en la palpitante noticia que estremeció a las revistas del corazón, ya que el sainete, aunque no estaba protagonizado por luminarias, tenía mucha tela de donde cortar, o como decían los periodistas de antaño, “carnita” en donde hincarle el diente para vender miles de ejemplares de sus magazines sensacionalistas, en fin, que los novios no se casaron, la despechada de la Rachel se salió con la suya, pero ahora está acusada por un crimen, es decir, un delito grave, lo único que la salva, según el juez que lleva el asunto penal, es que, ha podido demostrar con pruebas fehacientes su relación amorosa con el mancornador, que como mi tío Melitón, quería comer chicharrón pero dejar vivo al marrano, lo bueno de todo esto, es que, al parecer, las autoridades zimbabuenses, están revisando el caso, para que, por lo menos, los hijos de la pareja, reciban una pensión alimenticia de parte de su progenitor, pero lo han deslindado de cualquier responsabilidad amorosa con su ex, así que, como quiera, Blessing y Judith podrán hacer realidad sus sueños de amor de estar juntos hasta que la muerte o la despechada Rachel los separe.
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