La novia de Marcelo

Marcelo Ebrard trae nueva novia, y es que, la dipsómana (palabra de diccionario; te Alabamos Real Academia) de su ex esposa Mariagna Prats, nunca le generó una buena imagen pública, la verdad, es que, a estas actricitas caídas en el cumplimiento de su deber, luego de derrumbarse en el decepcionante abismo de los cincuenta años, ya nadie las toma en serio, solamente estos políticos en ascenso que las adquieren con un valor agregado de popularidad televisiva, aunque Mariagna, nunca haya sido la actriz que México esperaba, en sus buenos tiempos, era una verdadera belleza de esas que detenían el tráfico y entrecortaban la respiración, pero algo le pasó en su cabecita de borracha, que le chingó las neuronas del buen gusto, la discreción y el glamour, naturalmente que el regente de la ciudad de México; hábil y cauteloso, en lugar, de hacer gran escándalo con su reciente divorcio, como buen político trepado en el candelero, una de dos, o las dos, amenazó a la pobre teporochita o llegó a un buen arreglo económico para que no hiciera tanto pedo ante la prensa rosa que son bien argüenderos, de hecho, sólo envió un comunicado a los medios para dar a conocer la noticia, así, sin más ni más, escueto como telegrama de suegra cabrona, pasado ese trago amargo de aceite de carro, el carismático Marcelo, acaba de aparecer en la revista Quién, que dicho sea de paso, no crean ustedes, asiduos fans, que estos pretenciosos magazines, son de a gratis, venden cada portada a precios millonarios, y en las páginas interiores, los reportajes llegan a costar varios cientos de miles de pesos, no como aquí en el globero pueblo, en donde las revistuchas jediondas de papel periódico, con contenido robado de otras revistas de alcurnia editorial, se sienten que son el HOLA importado de España, o sea, no, que no se confundan ni se pierdan en el absurdo de su pueblerino panfleto de sociales, pero ese no es el tema, que me ocupa en la presente columna, sino el hecho de avisarles que la afortunada ganadora del corazoncito amarillo pollo del carnal Marcelo es la hondureña Rosalinda Bueso, y según lo que observé en una retocada fotografía, la señora diplomática de 34 años está de muy buenas hechuras, se ve muy guapa, distinguida y tiene brillo de inteligencia, el único pero que le pongo es que se viste como machorra fashion, con trajecitos sastre muy raros, eso es lo malo de las empleadas diplomáticas que se acostumbran a ataviarse como institutrices mal pagadas, lo que es un hecho, es que, Marcelo sabe bien cada paso que da, rumbo a su candidatura presidencial, ha de tener un buen publirrelacionista, lo que en inglés se conoce como Pi.Ar, que, en este caso en particular, es quien se encarga de manejar eficientemente la imagen del multicitado político, por supuesto, no es cosa de suerte, que el noviazgo y posible boda, se haya dado a conocer simultáneamente con el anuncio de la instauración de la gavilla de los Demócratas de Izquierda encabezados por Manuel Camacho Solís, quien algún día fue priista como casi todos los zurdos del país, que lo apoyan en su sueño guajiro de encaramarse a la silla todopoderosa, en una abierta pugna con el Peje que como ungido de los dioses amarillos considera que ahora sí, nadie podrá arrebatarle el anhelado triunfo, Ebrard dice que no es un destape, y en ello, estoy de acuerdo con él, ya que, jamás ha negado, como Peña Nieto y otros mustios, su genuino interés en la reconstrucción nacional, lo único malo es que no ha dicho como le hará para levantar los escombros y detener el reguero de sangre y fuego que está asolando al país, lo que sí es un hecho, es que, los tiempos políticos se han adelantado, ahora nada más falta que también Featriz Paredes se lance para un puesto de elección popular, la mera verdad, ella si me cuadra, aunque se le noten las mañas a leguas de distancia, la gorda ex dirigente del PRI nacional es uno de esos garbanzos (aunque ella es toda la bolsa completa) de a libra, es como el caballito (en este caso la caballota) de batalla del tricolor, a la que usan como un emblema, casi como si fuera La Madre Patria de los antiguos libros de texto. Ya dije.