martes, 16 de agosto de 2011
El reloj de Bartolomé
Durante el desarrollo de un operativo policiaco, miembros del escuadrón a cargo, penetraron al hogar del ilustre poeta Efraín Bartolomé, y tras amenazarlo para que no opusiera resistencia al cateo y colaborara en la captura de un peligroso hampón, de pasadita, como que no quiere la cosa, se llevaron entre las patas, o mejor dicho, entre las manos, dos o tres objetos de valor que estaban mal puestos, naturalmente que el vate (no me refiero al palote con el que los peloteros le pegan a la bola, sino al poeta) puso el grito en el cielo, y es que, estos ladrones con licencia para robar, aprovechando el rio revuelto, quisieron sacar alguna ganancia, pero con tan mala suerte, que el afectado de la pillería, resultó ser una prominente figura de las letras, así que, como tiene voz fuerte y clara ante la opinión pública, pues la levantó airado para exigirle a las autoridades que le regresaran sus pertenencias, lamentablemente, este es el país en el que vivimos, si eres alguien te hacen caso, si no eres nadie, no voltean ni a verte, no digo, no, que todo esté podrido en Dinamarca, y como declaró el procurador mexiquense Alfredo Castillo Cervantes ”no se puede satanizar a los 150 elementos, sino sólo al culpable, al que se le dará de baja de inmediato”, lo que no ha dicho el funcionario, es que si ese pillo con placa, cometió una serie de crímenes tan graves con el solo hecho de haber tomado algo que no era suyo, en una acción que se supone es a favor de la ciudadanía y en contra de los malandrines, el primer delito, es abuso de confianza, ya que, si está adentro de la casa, con o sin permiso, robarse lo que sea, digo, hasta una cuchara de plástico, es como para meterlo a la cárcel veinte años, por suerte, el poeta y su señora esposa, lo único que reportan como perdido durante el evento de acción, son objetos pequeños, sin mayor valor que unos cuantos miles de pesos, pero que, estando como están las cosas, tan erizadas en el ámbito nacional, no se debe, ni se puede permitir, que cualquiera, aunque sea para atrapar a un asesino en serie, irrumpan en la paz hogareña para apuntarte con armas largas, y aparte del sustazo que han de haber llevado el poeta Bartolomé y su mujer, encima, les roban sus pertenencias y les dañan su propiedad privada, ya que, en el mentado operativo, tiraron las puertas a patadas y a balazos, además de que, estos policías no son precisamente ejemplos de buenos modales, así que, arrasaron con lo que pudieron, supongo que las autoridades mexiquenses, a cargo, todavía, del Gel Boy Peña Nieto, tendrán que pagar por los daños causados, por cierto, lo único que ha ya apareció, es un reloj marca Omega inscrito con el nombre del poeta, pero según su indignada esposa, faltan varias cosillas más, así que, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que sirve para dos cosas, y a veces ni para eso, va a tener mucho trabajo en los días siguientes, ya que, varias casas del vecindario en el que se efectuó el operativo, también fueron allanadas, y dicen que, en esas casitas más jodidas, los guardianes del orden, se les fueron a los madrazos para ablandarles el carácter a los moradores, los delitos de robo y abuso de autoridad se persiguen por ley, el de allanamiento se puede otorgar el perdón, todo este desaguisado ocurrió en Tlalpan, que es una delegación del D. F, o sea que, los policías mexiquenses, andaban fuera de su radio de acción, supongo que como está todo pegado en esa vasta zona, han de tener algún convenio oficial para que los empleados de ambas procuradurías tengan el permiso de andar atracando en cualquier lado que se les antoje, en fin, que ojalá les procuren justicia a todos los afectados, que es lo menos que pueden hacer, el mal rato ya nadie se los va a quitar, pero, al menos, que les regresen lo que se robaron estos rateros con placas, y que, les paguen los daños causados en su propiedad privada. Ya dije.
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