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jueves, 16 de diciembre de 2010

Las Posadas

No quiero sonar a viejillo nostálgico, pero nunca he ido a una posada tradicional, será que los sacerdotes del globero pueblo nunca han hecho bien su chamba de evangelizar con el ejemplo, o tal vez, es razón que durante una triste época de mi vida cristiana tuve la desgracia de caer en el círculo vicioso de la iglesia metodista El Divino Salvador, pero eso fue hace muchos años, y ya saben, queridos lectores, que nuestros hermanos en Cristo, no creen en nuestra Madre la Santísima Virgen, así que no habiendo María en el pesebre, pues no hay posibilidad de posada alguna, dicen que se ponen de buen ambiente, pero esa tradición no es nuestra, si a este lejano solar fronterizo, todas esas fiestas llegaron muy tarde, además, aunque hubieran llegado temprano, nuestros antepasados requerían de mucho esfuerzo para arrancarle vida al desierto, así que no se iban a distraer para andar de pachangueros, claro que las posadas tienen raigambre de cientos de años, se dice que fue san Francisco de Asís el que las inició, pero en México uno de los primeros evangelizadores, el fraile agustino Diego de Soria, solicito autorización al Papa para celebrar nueve misas en los días anteriores a la navidad para celebrar el nacimiento de Cristo como el verdadero sol y luz del mundo, a lo que el vaticano dio dicha autorización, por lo que los agustinos promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas.
Las posadas hacen clara referencia al peregrinar de la virgen María que estando en la víspera de dar a luz al unigénito hijo de Dios, al que luego darían por nombre Jesús, se dedicó a buscar alojamiento para el alumbramiento, el santo periplo de san José y su esposa, consta de nueve días, a partir del 16 de diciembre, y cada fiesta popular es motivo de júbilo, así que en México en lugar de rezar el rosario para honrar a nuestra reina madre, cambiaron el guión con coros festivos, por si no se acuerdan, asiduos fans, es ese de: “En el nombre del cielo, yo os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada” eso berrean los de afuera, los que llevan en andas a la sagrada familia y los mulas de adentro que no se conduelen de los peregrinos, les contestan: “Aquí no es mesón sigan adelante yo no puedo abrir no sea algún tunante”. Y así, hasta que luego de estar ruegue y ruegue de posada en posada, les franquean el paso, ya para ese entonces, fatigados de tanto caminar, en un párrafo realmente encantador, dicen: “Mi esposa es María, es Reina del Cielo y Madre va a ser del Divino Verbo”. Y en ese momento, ipso facto, que quiere decir en chinga, desde adentro les contestan: “Eres tu José? Tu esposa es María? Entren, peregrinos No los conocía”. Para no hacerles el cuento largo, ya cuando compenetran a la casa, se canta como un himno a la alegría: “entren santos peregrinos, peregrinos, reciban este rincón que aunque pobre la posada, la posada, se las doy de corazón”, naturalmente que eso de que les dieron alojamiento, es una vil mentira, pero los católicos gobernantes cambiaron la historia real para hacer un argumento con final feliz, porque hasta donde se sabe, la virgen María dio a luz en un humilde jacal, pero estos de El Vaticano son bien buenos para hacer negocios, ya que empezaron su empresa con un pobre pesebre y ahora son multimillonarios, en fin, que aunque aquí no se festejan con tantas ganas como en otros pueblo de México, como quiera hay muchos que hacen sus pachangonas en salones y a la reunión de pisteadera y bailongón, les llaman posadas, eso sí, nadie canta los villancicos, no quiero parecer un gorrón de los que abundan por estas fechas pero ái les encargo si me quieren invitar a una, les aviso que soy el mejor cronista social del pueblo, pero en estos tiempos tan ralos, creo que soy el único sobreviviente de esa estirpe que ya se extinguió. Ya dije.

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