No soy asiduo lector de la nota roja, esa es la verdad, me repugna el hecho de que se le haga promoción a los delincuentes, ni siquiera a los de cuello blanco, que esos mustios son los peores, ya que nunca son culpables de los cargos que se les imputan, por si ustedes no se han dado cuenta, las leyes de justicia en nuestro país, están hechas para que cualquiera que tenga dinero no pise las ergástulas de la prisión, para ello se crearon los mentados amparos que los protegen casi contra todo crimen y para colmo de males, los Derechos Humanos, parecen diseñados para cuidar a los malandrines, es decir, contra los desmanes de la autoridad que los ha puesto a disposición de los procuradores de la nación.
El caso del secuestro, tortura y muerte de Hugo Alberto Wallace Miranda, es distinto a todos de cuantos se ha tenido noticia en nuestro corrupto México, ya que los lamentables hechos ocurrieron en el 2005 y tuvieron que pasar cinco penosos años, para que doña Isabel Miranda de Wallace, lograra su cometido de poner tras las rejas a los inodados en tan brutal asesinato, ya no tengo tan buena memoria, pero si me acuerdo que esta señora, fue capaz de poner anuncios espectaculares ofreciendo millonaria recompensa para los informantes de cualquier pista que le ayudara a esclarecer la desaparición de su hijo, luego, al darse cuenta de que las policías, lo que menos hacen, es investigar a fondo sobre los hechos delictuosos, se dedicó las 24 horas del día, a escudriñar en todos los sitios posibles para conocer lo que le había pasado a su vástago, un joven empresario, que dada su boyante situación económica, despertó la codicia de supuestos amigos, que le tendieron una celada, poniendo como carnada a una apetitosa bailarina de nombre Juana, naturalmente que no voy a entrar en detalles de lo que ya es del dominio de la opinión pública, si no soy tan morboso para recrearme en la desgracia ajena, lo que es realmente deleznable, es que estos malditos bandidos, lo mataron en las siguientes horas de su captura, lo demás, es tan terrible que prefiero no tocarlo ni con el pétalo de una tecla.
Doña Isabel Miranda de Wallace nunca cejó en su empeño, estaba segura de que en cualquier momento, lograría el objetivo de justicia para su hijo, pero no sólo se dedicó a investigar, sino que dispuso de sus propios recursos económicos para sufragar todos los gastos, ya se sabe que para conseguir colaboradores y aliados vigilantes, se requiere de bastantes centavos, con dinero baila el perro, así que embarró de pesos y de su buena esperanza a quienes observó con la disposición de convertirse en merodeadores de los rincones en donde podría esconderse una nueva pista para calmar su desesperanza por la desaparición de su primogénito.
Yo supe de la detención de Jacobo Tagle a través de Twitter, lo pescaron por la denuncia de su mujer, quien le encontró una maleta con pelucas, dentaduras postizas y gafas, bien dicen los que saben de estas cosas insondables del alma, que nadie escapa al ojo de Dios que todo lo ve, tenía varias identificaciones oficiales, todos los documentos falsos de toda falsedad hechos en el célebre barrio de Santo Domingo, en donde se hace de todo; igual, títulos universitarios de Harvard, que credenciales de la tercera edad o blasones imperiales de la hermana república bananera, en fin, que bueno que doña Isabel ha cumplido la promesa que le hizo a su hijo, ahora falta encontrar sus restos mortales para que pueda darles cristiana sepultura, que triste, que doloroso, que desolador. Dios bendiga a tan abnegada madre y le de fuerzas para continuar con su lucha a favor de los que han sufrido, como ella, la pena de perder a un ser querido. Oremos.
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