Entre diplomáticos te veas...

La diplomacia es el arte de decir qué lindo perrito, mientras se tiene tiempo para agarrar una piedra, eso fue lo que no hicieron los encargados de la relaciones amistosas entre los países, lo que me parece muy raro, es que siendo Estados Unidos, un país que siempre ha cuidado lo que dice en público, se le haya ido de las manos este asunto tan delicado como suculento para los chismografos profesionales, ya sé, que todas esas cartas estaban encriptadas, pero un secreto entre dos, ya no es secreto, a mi me llamó la atención lo de México, diciendo que los sorchos son bien cobardones, que le sacatean a la hora de los madrazos, cuando lo leí, me acordé de mi tío Pantaleón que era bien abusivo con los que podía, pero si veía que el otro estaba más grandote que él, lo palmeaba en la espalda y lo invitaba a tomar caguamas, claro que no lo dijeron así, si para eso estudiaron el arte de tirar la piedra y esconder la mano, fue algo parecido a: “evitan correr riesgos”, naturalmente que en los discursos de palestra, esos que encienden el entusiasmo de la runfla de lambiscones a sueldo que siempre están presentes en los eventos binacionales, entre sonrisas y aplausos, lanzan serpentinas de elogios a los funcionarios por su extraordinario trabajo en el combate a los malosos, pero son comedias mal hechas, porque a algunos se les olvida el guión y se paran antes de tiempo para rendir una “standing ovation” cuando no es necesario, lo malo es que todas esas puestas en escena son tan fársicas que los protagonistas y sus comparsas, se notan como fastidiados, bueno, ya ni el ticher que es tan taimado para hacer su chamba, puede evitar los bostezos a cuadro al momento de presentar ese tipo de noticias.
Todos, en nuestro trato diario, somos hipócritas, algunos más que otros, porque nadie responde el saludo de cortesía: “cómo estás?” con una retahíla de síntomas de enfermedades reales o imaginarias, lo natural es que se conteste con el consabido: “bien, gracias” aunque se lo esté llevando la tía de las muchachas, ese estilo de comportamiento ya viene integrado a nuestra información genética, yo, lo confieso antes ustedes queridos hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra y omisión, es verdad que otorgo la impresión a primera vista que soy un redomado hijo de mi tía Lupe La MataPerros, pero en este mundo en el que me he desenvuelto desde hace muchos años, he aprendido que siempre debo andar con freno de mano para no decir lo que realmente pienso, claro que sé defenderme de los ataques y cuando es necesario me lanzo directamente a la yugular, tal vez por ello, evito la confrontación con los pendejos que se sienten dueños de la verdad absoluta.
A Assange, director de Wikileaks, ya lo tienen preso provisionalmente, pero no por andar divulgando los cables diplomáticos, que hasta eso, los gringos, respetan en su constitución la libertad de expresión aún en contra de su estabilidad social, sino por un delito meramente sexual, lo que me parece es que igual lo hubieran perseguido por vestirse de amarillo, es decir, el motivo es lo de menos, el chiste es castigarlo ante los ojos del mundo, para que no ande de chismoso, metiéndose en asuntos internos del poderoso país, ya que ninguno de los cables divulgados, son tan delicados como para detonar una tercera guerra mundial,
En “La Broma” de Milán Kundera, Ludvik escribe en una postal dirigida a su amiga casi novia Marketa: “¡El optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva! Trotsky.” La dicha postal cae en manos de la Unión de Estudiantes, organización universitaria en la que también participa Ludik, pero es interpretada como una traición al régimen y lo condenan como tal, expulsándolo de la universidad y de ahí se desencadena una serie de acontecimientos que desgracian la existencia del protagonista de la novela y todo por andar haciéndose el chistosito en un envío epistolar, si eso de andar de fisgón en la correspondencia ajena es de toda la vida, pero tampoco es demasiado grave el asunto, ni modo que los países se peleen con el Sansón gabacho, pero lo cierto es que los gringos son peores de hipócritas que algunos católicos de doble moral, y ahora, quieren sacarle al parche.