La Herencia Incómoda

La Culta Dama me ha pedido que hable de historias aterradoras de nuestra ampulosa sociedad porteña, y siendo como soy, un cronista de los quehaceres sociales de ambos Laredos, tengo que decirles queridos lectores, que sin proponérmelo, me he enterado de que ya empezaron las broncas en la familia de un señor recientemente desaparecido, que dicho sea de paso, nació en una chocita peor de jodida que la de Marimar, pero dichos señores que anduvieron de ratas de dos patas, ya cuando comen tres veces al día y tienen para comprarse zapatos decentes, se les olvida su origen paupérrimo, si tampoco es desodoro ser pobre, lo malo es seguir jodido toda la vida.
Resulta que al señor se le olvidó que los terrenos que no estaban legalizados, esos que eran de propiedad federal y luego se los agenciaron con malas artes, no va a ver manera de que sus sobrevivientes puedan ganar el pleitazo con importante personaje de nuestra vernácula política, cuando estaba vivo, no había posibilidades de ganarle, porque éste si era uno de esos broncudos que no se dejaba ni de la vieja, aunque dicen que el señor, con todo y que navegaba con bandera de decente, tuvo hijos regados por varias colonias, pero de eso no se trata el tema de la presente columna, sino de que ya se les apareció el chahuistle a los presuntos herederos, porque estos si ni cómo ayudarles, son entre asustadizos y culeles, para colmo de males, les encanta el chapete y usar pulseras en los tobillos.
Lo malo es que ya no tienen la fortuna de la que gozaron algún día, y lo que les quedaba, se les fue en lo que es natural teniendo un tren de vida de apariencias, así que ahora su patrimonio es más bien muchas tierras; unas bien habidas, otras ejidales, unas muy caras y otras de plano que cuestan tres pesos, por tanto, si no se ponen abusados, los designados para adquirir el legado del señor, se van a quedar con una mano adelante y otra, atrás, lo peor del asunto, es que el que aparentaba ser como uno de esos monaguillos viejos, casi inocuo, era un gargantón, pero no le dio muchas armas a sus congéneres para defenderse.
Conste que no es mala uva contra los herederos, que para bien o para mal, son los dueños de lo que les quedó de esa gran fortuna amasada a lo largo de muchos años, espero que no tomen a mal lo que ahora publico con la única intención de que se defiendan de lo que les viene encima, ya que lo sé de muy buena fuente oficial, ya saben, queridos lectores, que yo, donde no me meto me asomo, y si me enteré de lo que le hicieron a los pobres hijos de mi amiga que se murió primero que su esposo, y todavía estando tibio el cuerpo, el señor se arrejuntó con otra, dejando en la vil calle a sus parientes, que es verdad no era así como que los millones de dólares en propiedades pero tenía sus dos o tres casitas, los negocitos que dejaban poco pero todos los días había para comprar los tomates, las cebollas y los chilitos para darle sabor al caldo.
En fin, que todo parece indicar que va a haber P-2 en el ejido, y ya estando el río tan revuelto en los asuntos oficiales, pues yo también voy a pelear el terreno de aquí de enfrente, ése de la Plaza Miada, porque mi abuelo Pancho me dejó un papelito en el que consta que él era el dueño, hasta tiene la firma del padre Luciano, que en ese aciago tiempo, era el capo de todo lo que se movía en el pueblo, fuera chueco o derecho, y aunque aseguren que es propiedad federal, yo tengo las pruebas en la mano para que se me devuelva lo que le pertenece a mi familia, también me voy a traer el reloj de la plaza Hidalgo, que siendo que lo compraron con dinero de una rifa, y como mi abuela Petra Irene anduvo en esos margayates de mitotera, algo me ha de tocar del famoso Big Ben pueblerino, lo que si no me gustaría tener en el patio, porque además ni cabe, es el monumento a los Fundadores, que se ve bien verdoso y todo dado al catre, ése que se lo lleven a la casa del ex alcalde que se agenció fuentes, lámparas y hasta jarrones de su mandato municipal. Ya dije.