La historia es más vieja que la roña, pero continua vigente porque algunas mujeres siguen cometiendo el mismo grave error de amar ciegamente, y es que a las generadoras de la especie humana, ese fehaciente milagro que en ellas se vuelve cuerpo y alma, sin la compañía de un hombre que las respalde, se torna en una carga muy pesada, okei, les explico, queridos lectores, resulta que al actor Eduardo Yañez (que me perdone la hermana de Julio César, mi amigo venezolano por inocular este chisme), su esposa lo está demandando porque no le ha pasado “el chivo”, digo, que ya no viva con él, no implica que el baquetón incumpla con sus obligaciones como padre, ya sé que suena a pan con lo mismo, pero es que los machos en su afán por perpetuar su sangre, no quieren pagar el costo de la manutención del huerco, son como mi tío Pantaleón, que quieren comer chicharrón y dejar vivo al marrano.
Niurka también es una sufrida madre, que aunque todavía tiene algo apetitoso que vender, como quiera, no es justo que Juan Osorio, nada más porque lo ridiculizo en cadena internacional, de que ya no la tocaba ni con el pétalo de una cosa, no le pase ni un cinco para mantener a su hijo, que para colmo de males, se llama Emilio como el patroncito del lambiscón productor, digo, claro que a la hermosa cubana no le hace falta el dinero, si ella con ese talento que salta a la vista, obtiene coches del año, casas lujosas y viajes a donde se le hinchen las ganas, pero no es que le haga falta el dinero, solamente que el hijo es de dos, si no nació del aire ni por generación espontánea, además no es un batracio para alimentarse de pura humedad, perdón asiduos seguidores de esta columna no es mi intención erigirme como abogado del diablo, pero es que así le ocurrió a mi prima Robustiana, que por culpa del hombre que la engendró siempre fue hija de un tía.
A lo mejor ya ni se acuerdan, porque el jotito hijo de María Félix murió hace muchos años de lo que mueren esos a los que les encanta agarrar con dos manos, lo que pueden tomar con una sola, para no depender de la bacinica, pero éste también fue hijo de un calavera que nunca le pasó un cinco para su manutención, por lo menos Kike Álvarez Félix, tuvo muchos padres que le dieron a su mamá, pero también a él, todo cuanto necesitaban para sobrevivir, y dicen que cuando los maloras periodistas de la época le preguntaban a La Doña respecto al progenitor de su vástago, respondía alzando la ceja: “yo soy mucha madre”.
La otrora guapísima Carmen Campuzano, top model mexicana de pasarelas internacionales, aunque muchos periodistas no se acuerden de ella, porque de plano, esta mujer se metió de lleno a lo mero hondo del vicio, tanto así que le quedó la nariz de moño de tanta cocaína que se metió por los dos orificios, cometió el garrafal error de matrimoniarse con un bueno para nada llamado Mario Carballido y de esos amoríos legales, nacieron dos preciosas niñas, que no quiero sonar cabrón con esas nenas, pero también son hijas de una tía, que dicho sea de paso, se las ve negras como Zamorita para darles techo, comida y sustento a las criaturas, que eso si, son unos bombones, pero comen tres veces al día, a lo que voy es que este infame hombre, es un padrotillo de quinta, que enamora a las viejas, a casi todas las embaraza, las deja luego con uno o varios huercos y a ninguna le da dinero para su manutención, por eso mi comentario del inicio de la columna, de que las mujeres pierden todo por amor, incluso hay quienes aseguran, que casi todas las viejas, se quedan a ver hasta el final de la película pornográfica para ver si los protagonistas se casan…
Claro que en el pueblo globero también hace aire y hay muchos casos parecidos de padres desobligados que luego les contaré todas las historias de una por una, sólo ténganme paciencia que para todos tengo, hagan dos filas y saquen su fichita. Ya dije.
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