Alejandra Guzmán ya fue operada con regular éxito, porque el médico López Infante ya le extrajo la sustancia química que estaba envenenando su cuerpo, pero lo malo es que la dejó sin nalgas, y a ver si no se muere de hambre, porque estas buenas para nada, viven de lo que venden y si ya no tienen nada que ofrecer, se van a mosquear solas, además la rukera con ese tono de voz de perros peleándose por un hueso, “ha aconsejado” a las mujeres que no vale la pena andar haciéndose cirugías porque va en riesgo la propia vida, esta es igualita a mi tía Sacramento, que ya de vieja como no podía dar mal ejemplo daba buenos consejos.
La verdad es que Alejandra ha sido de todo y sin medida, lo peor del asunto es que seguirá siendo rebelde sin causa hasta que se muera, porque en su cabecita hueca, bueno, sólo está llena por humos tóxicos de drogas heroicas, todavía se siente chamaca, porque diga lo que diga, nunca dejará de ser lo que siempre ha sido, yo me acuerdo cuando empezó su carrera artística que le echaba mucho a la mamá, que si “Bye mamá ahora me voy a seguir mis propias reglas del juego”, y ahora es peor que la borracha de Silvia Pinal que a mí nunca me ha gustado ni como actriz ni como nada, aunque haya trabajado con Buñuel que ese si me encantaba a pesar de que era medio mamón.
A la vieja chafa que le inyectó el aceite de carro en las pompas, ya la metieron a la cárcel, pero ni siquiera fue porque Alejandra la haya denunciado, lo que ocurrió es que varias de sus pacientitas ya habían interpuesto sendas demandas y ahora si les hizo justicia la revolución y a la doctora que ni doctora es, una tal sujeta de nombre Valentina de Albornoz, que de seguro se llama Gudelia equis, ya la tienen bien encerrada tras las rejas y a como van las cosas, no va a salir en muchos años, y es que estas “mata bellas” creen que con haber vendido productos del eivon casa por casa y entre sus comadres, eso las convierte en cosmetólogas, pero lo peor es que les dan sus consejos a varias de sus compradoras de cremas de huevo, champús bosques tropical con esencias de chabacanos y ese solo hecho las transforman en cirujanas plásticas, claro que compran los aparatazos esos bien apantalladores con rayos “kekis” como decía mi abuelita Panchita o máquinas de bondo para rellenar los surcos de las arrugas.
No digo, queridas lectoras, que no se hagan nada en su cuerpecito ni en su carita, pero lo que si les aconsejo es que acudan con un buen médico cirujano certificado como el Dr. Sanmiguel, que yo si algo necesitara me pondría en sus manos, aunque gracias al Criador todavía no me hace falta un levantón de nada, que con mi vida fuera de vicios y una sana alimentación faltarán muchos años para que requiera un chiqui chiqui.
Las ambiciosas viejas cuarentonas tratarán por todos lados de encontrar el elixir de la eterna juventud, digan lo que digan los demás y aunque se mueran en el intento, porque ese es el dilema, que todas estas prófugas del espejo de Dorian Grey, que prefieren ser las muertas más cirujiadas del panteón que quedarse con cara de sobaco de elefante o con la panza de doble olán, pero en el pecado llevan la penitencia, ya que ellas de cuarenta y las otras, de veinte, así que no hay mucha pelea de por medio.
Alejandra dice que estará en el tributo a Juan Gabriel, aunque lleve las nalgas en el suelo, yo lo que le sugiero es que se compre de esos chones con relleno, nada más que no se empine demasiado para que no se le salga el hule espuma, porque no debe ser nada sexy que se le vea lo que antes estaba intramuscular, claro que ahorita dice que jamás volverá a operarse nada, pero de seguro, como su mamá, a la que ya le quedó la cara de gallina ponedora de tanta cirugía, al rato volverá a las andadas, por mi que se opere el “yunou”, lo malo es que la maravillosa vieja de Fernando de Fuentes, la llamada Celestina se murió para siempre, pero ella remendaba virginidades para vender a sus muchachas varias veces en una noche. Ya dije
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