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martes, 6 de octubre de 2009

Odisea de los Boletos


Nunca he puesto un pie en ninguna dependencia municipal, a lo mejor algún día me asomé a la presidencia acompañando a la intrépida reportera Eréndira Huizar Domínguez, de la cual soy orgulloso amigo, dado que me encanta su personalidad auténtica, aunque en lo único que nunca he estado de acuerdo, pero no se lo he dicho, ni se lo voy a decir, es en su obsesiva manía de estar al lado del mesías platanero, así que ni siquiera puedo imaginar los engranes que mueven los hilos de cada personaje en los entresijos de la cosa nostra burocrática, pero me parece que hacen mal su chamba los encargados de las relaciones con los periodistas y no me refiero a los que están en la nómina, sino a los que como yo que jamás he asistido a ninguna de las democráticas fiestas que los distintos niveles de gobierno han ofrecido a los integrantes del gremio a lo largo de mis casi 25 años de trabajo cotidiano, aunque claro, si no soy hijo de la mala vida, he tomado breves descansos de varios lustros para no morirme de hambre por mi forma de conducirme en los entretelones del medio al que pertenezco, y es que si su principal labor, además de deslizar en las manos de los colegas paisanos, el sobrecito con los emolumentos por su labor informativa, que aquí sí, hay que estar de acuerdo en que la pedrada depende del sapo, es distribuir las noticias de sus patrones que son los que mandan en el pueblo y de los eventos organizados por su administración, a mí nunca me han enviado ninguna invitación de nada, es más, a veces me entero de las fiestas, como en el caso de las grandes pachangas organizadas por los machorros en las cuáles se ofrecen bocadillos de sabrosuras inútiles a cargo del erario en donde la comparsa cursi de intelectuales cocteleros disertan acerca de tópicos tan interesantes como la última telenovela de Carla Estrada que no alcanzó altos índices de audiencia ni porque el cubano William Levy se encueraba sin haber motivo de por medio, claro que no me da coraje no ser requerido para tan rumbosos saraos, pero quienes estructuran la logística de dichos eventos, se equivocan garrafalmente al no poder disimular su encono por ciertos nombres al frente de las principales tribunas noticiosas del pueblo, a ver, como dijo Cristal, entremos en el terreno estéril de las especulaciones, disponen de 12 mil boletos para el “Siempre en Domingo” en el parque de pelota y casi todos fueron repartidos equitativamente entre los empleados de todas las jerarquías, naturalmente que los de la fila plus vip gold son para los gargantones y sus runfla de lambiscones, llámense como se llamen, igual asesores que subs, soslayemos que ese hecho, es a todas luces, una mentada de madre para el pueblo, porque ni ellos son los dueños del jolgorio, ni disponen del dinero de sus gordas carteras o sus platinadas tarjetas de crédito para pagarles a los artistas de televisa que harán sus gracejadas y carantoñas para entretener al respetable público conocedor, pero bueno, ya se sabe lo que se dice de los políticos, que no estando en campaña, a los ciudadanos se los pasan por donde las arañas hacen su nido, aunque esos desaires siempre los han hecho, es decir, no es nada nuevo, porque luego el club de los lambedesos que viven del chisme, del morbo, la cizaña, la intriga y la mala leche, van a ir con el cuento al “Señor” para decirle que ando de hablador en la columna, y yo lo único que quiero son algunos boletitos para dárselos a doña Eufemia que vende en un carrito en la Plaza Miada, aunque sea de la última fila a donde mandan a la perrada, a lo mejor exageré al decir en una anterior columna, que quería un asiento en las butacas de la sección Diamante, ahora que ya lo veo todo perdido, me conformo con que me den lo que sea su priista voluntad, les prometo que la vieja que vende tostadas con chile no le gritará maldiciones a Yuri por haberse cambiado de religión y mucho menos al Maestro Armando Manzanero que además ni se va a ver en el escenario ya que tiene el mismo tamaño del pony del circo de La Chilindrina. Uffffff me cansé. Ya dije.

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