jueves, 8 de octubre de 2009
La invitacIón
Empiezo a sospechar qué, lo de la presunta invitación para “Recordar es Vivir” ha sido obra de alguno de mis amigos cercanos, si acaso no fue David Dorantes, de seguro algo tiene que ver Marco Martínez, y conste que no creo que haya sido, como alguna vez lo expresó frente a Juan y Norma Barberena, la dilecta poetisa y simpática señora, Chela Cárdenas; “para que no hable mal de ellos en mi columna”, ya que ambos saben que mi admiración por su desempeño profesional raya en el cariño y al revés, además tampoco soy como los perros Doberman, que en el día gruñen y en la noche desconocen, pero el solo hecho de que se tomaran la molestia, por amables, por solidarios con este Ejecutor ninguneado por los organizadores de los grandes eventos del pueblo, de distraer una de las miles de participaciones que se distribuyeron gratuitamente para asistir al “Siempre en Domingo” de Televisa en el parque de Pelota, de esas que para las siete de la noche del miércoles valían una verdadera fortuna en las inmediaciones del estadio, me ha conmovido al punto del llanto, y eso que no soy melodramático, ni derramo lágrimas de archivo en los velorios como mi tía Sacramento que aprovechaba todos los muertos ajenos para llorar por sus propias penas, bueno, la verdad es que sólo una vez he llorado en público y fue cuando soltaron, ya que la tenían bien apeñuscada, a la vieja bruja que ya debería de estar muerta, aunque es tan podrida qué de seguro ni el diablo la quiere en sus dominios, pero lo bueno es que la enfermedad venérea del alma que padece, le ha de provocar metafísicos dolores, aunque yo le añadiría uno que otro madrazo entre ceja, oreja y cien para que pague con silicios corporales todo el daño que ha hecho en su vida.
Lástima que no pude asistir al evento, porque me quedé sin Nextel, aunque ya estoy haciendo las gestiones necesarias para obtener un iphone, si, así soy de picudo y qué, aunque luego ande como la señora que se viste de fiado y luego no tiene para pagar los abonos en Joe Brand, y como no me conecté en todo el día a internet, sino hasta pasadas las seis de la tarde, pues leí a deshoras el gentil recado de mi director editorial, y aunque todavía tenía tiempo de llegar al estadio para la alfombra roja, no quise tomar el riesgo de qué los paparazis hicieran su agosto imprimiendo placas de mi arrolladora personalidad para subirlas a la red y es que de aquí a que me pusiera en remojo para treparme al carro, podrían haber pasado tres horas, y “Recordar es Vivir” se hubiera terminado y yo no habría llegado nunca.
Lo raro es que siempre ha sido así, sobre todo, en lo que se refiere a los eventos generados desde los entresijos del vernáculo poder político, pero como decía mi tía Beatriz a la que de cariño le decíamos Beachi, ellos son trieniales (¿así se dirá?) y yo no, así que juego que tiene desquite ni quien se pique, porqué lo que por absurdos, patéticos y cabrones, no se han dado cuenta, que esa es su obligación, y no nada más conmigo, sino con todos los que nos dedicamos a realizar crónicas de la vida que transcurre en cualquier ámbito de nuestra sociedad porteña, ya que no hay posibilidad alguna de que asistan todos los ciudadanos, por más baratos o regalados que estén los eventos que organiza el ayuntamiento o el gobierno del estado, y la única forma de que los miles de habitantes del pueblo se enteren de los pormenores de los “grandes” sucesos, es precisamente gracias a la confección de las crónicas o comentarios de los medios masivos difusores de información, claro que se facturan millones de pesos por conceptos de imagen para el gobierno en las diversas empresas del ramo, pero no es lo mismo, ya que la publicidad pagada se nota como lo qué es, en fin, que no voy a meterme en honduras porque ahorita están en estado de alerta, pero deberían de poner mayor atención en eso, y no confundir la magnesia con la gimnasia, que sean corteses con los periodistas, que aunque ahora el oficio esté muy vendido, no significa que no quedemos algunos decentes que hacemos nuestra chamba con decoro para beneficio de nuestros queridos lectores. Ya dije.
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