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miércoles, 15 de julio de 2009

Sonia Sotomayor


La diferencia entre los periodistas que trabajan entre nosotros, es decir con la perrada o en los medios nacionales o internacionales, son frases como la que leí en un reporte noticioso respecto a la comparecencia de la puertorriqueña Sonia Sotomayor en el senado estadounidense para desempeñarse como Primera Magistrada en la Suprema Corte de Justicia de la nación: “… sus ojeras le dan un aire trágico y severo”.
Yo estoy convencido de que un buen periodista no debe tener amigos políticos, que nadie puede ser juez y parte, que no todo mundo puede decir abiertamente como Aristóteles. “yo soy más amigo de la verdad que de Platón”, no todos tienen la vergüenza y la decencia, de oponerse a los decretos de los mandamases que sintiéndose con el mismo poder que ejercen los dictadorcillos tropicales, que se creen que gobiernan a los habitantes de Holanda y no a una bola de muertos de hambres casi con taparrabo, naturalmente que no se trata de luchar a mordidas y a patadas, o como dicen los vernáculos tundeteclas, “a periodicazos” sino en el debate de las ideas y de las razones para beneficio de los verdaderos dueños del rancho, es decir, de los ciudadanos de a pie.
Sonia Sotomayor espera el veredicto con ese aire trágico y severo, que de seguro en otras manos ineptas, esa percepción hubiera sido totalmente distinta, porque ya se sabe que los periodistas paisanos son totalmente empíricos, y los que tienen estudios, se van a lo seguro, para comer con manteca y firmar ellos mismos las becas escolares en colegios particulares para sus hijos o sobrinos, a lo mejor, un colega de nuestro solar porteño, habría malpensado que la mujer pasó una buena noche con una guarapeta de órdago y que necesitaba de manera urgente un clamato levanta muertos que prepara Juanito el cantinero de El Taurino.
En nuestra ciudad hubo una camada de excelentes periodistas, entre ellos, muchos de los que actualmente están en el candelero, y que son producto con denominación de origen en El Diario, pero algunos que se fueron del pueblo también son de ese semillero, solamente que por necesidad, se dejaron absorber por el sistema y embarrados con unos cuantos pesos para los chescos, olvidan la ética para servir al “Señor” o a los Señores, en aras de conservar el sobrecito blanco, yo veo a muchos de ellos con verdadera compasión y no los culpo, porque entre esa cofradía hay miembros que en su época de estudiantes y luego de catedráticos, se decían críticos acérrimos de los “pulpos chupeteadores” como decía en sus arengas el famoso Palillo quien a pesar de que no ostentaba títulos universitarios, denunciaba las canalladas de los dueños de las charolas y de los fueros.
Sonia Sotomayor, según comentarios de los conocedores del tema, solamente por una terrible contingencia ajena a su extraordinaria preparación y larga carrera en el ámbito de la ejecución de leyes e impartición de justicia, podría no ser elevada al máximo rango en la Suprema Corte, y claro que los periodistas gringos no son como los de aquí, que se unen a la cabalgata, aunque sea en burros cansinos, mulas cerreras o ponys zambos, mientras los altos jerarcas andan trepados en caballos de hacienda, así que a pesar de que saben que la abogada de origen hispano está respaldada por el mismísimo Mister President Obama, no se han ido con la finta presidencial para llenarla de elogios y ditirambos, como el seudo periodista local, que trepa a cualquier prófuga de la secundaria nocturna, en un altar intelectual como si fuera una reencarnación de Atenea, para lanzarle entre pugidos, gemidos y suspiros, dulces vocablos que empalagan a los tres lectores que tiene.
Yo por si las dudas, que tal si ahora si mi abuelita Nicole Joan, que en realidad nació con el nombre de Juana Nicolasa en Villaldama, pero se fue desde muy joven a un ranchito cerca de san Ignacio, Texas, me puede pedir para emigrarme, como quiera diré que esos ojitos pizpiretos de nata soplada que luce en la telera gringa, la talentosa y distinguida Sonia Sotomayor, parecen dos luceros mañana que brillan como si tuvieran luz propia. Ya dije.

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