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domingo, 19 de julio de 2009

El colector


No es por nada, pero francamente la obra del colector me tiene bien apantallado, y conste que no quiero formar parte de los corifeos de nuestro carismático alcalde, que yo no soy de esos periodistas que reciben sobrecito en el ayuntamiento, ni de los que en la mañana son cáusticos críticos y por la tarde son empleados a sueldo para cantarle loas a Ramón por los trabajos realizados como si esa y no otra fuera su obligación.
Lo que ha ocurrido en nuestra colonia Hidalgo es que siempre ha estado anegada en época de lluvias, son, por no usar otro término, ciénagas pero aquí no hay desembocadura a l río, sino que se queda estancada por semanas enteras, en esos días de precipitación pluvial se forman archipiélagos continentales rodeados de caseríos con habitantes que han sufrido las contingencias por décadas, son por decirlo de una forma menos grosera, damnificados permanentes, casi acostumbrados a perder sus escasas pertenencias a causa de las lagunas estancadas de agua que por más de un siglo han perjudicado a los sufridos colonos de este populoso sector poniente abandonado a su suerte.
Yo hablo por mi barrio, como bien me sugirió el dilecto colega Alfredo Arcos que amén de inteligente es sagaz observador de los eventos que afectan a nuestro pauperizado pueblo asolado por la infame turba de nocturnas aves que desean desaparecernos del mapa, y es que el estupendo ensayista tabasqueño avecindado en Nuevo Laredo desde hace más de una década, en una de esas ideas propias de un celoso guardián de los acontecimientos del solar en el que radica, ya que como todo ser consciente, entiende que el bienestar o el desasogiego ciudadano, afecta a todos por igual, me ha solicitado que me convierta en un “cartier”, es decir en un cronista de barrio para narrar las peripecias de todo cuanto ocurra en este sector histórico que como ninguno otro en nuestro globero puerto, ha padecido no sólo de rapiñas de voraces disfuncionarios sino también de manadas de malandrines, unos encerrados en el otrora tristemente célebre Penal de la Loma, y otros libres para cometer villanías, ruindades, averías, tropelías y desfalcos a la gente de a pie de este mi maltratado sector, que por años ha sido el patio trasero de estos hijos de su chinche madre que a pesar de haber sido criados en su suelo y bajo su cielo, por amnésicos y desagradecidos abusan de los que no pueden defenderse.
La construcción de la placita Libertad que aunque son dos jueguitos,12 columpios, dos sube y bajas, cuatro palapas, seis árboles mustios, veinte arbustos, tres palmeras, cuatro florecitas de maceta, una cancha de usos múltiples, ah, y un gran espacio de terreno que según esto, es donde van a erigir una biblioteca, que aquí entre nos, de seguro nadie va a visitar, a menos de que pongan películas de Lola La Trailera, ha sido un oasis en medio de la galopante violencia y la infamante inseguridad que nos asfixia, aunque algunos colegas paleros, empiecen sus aberrantes relatos con un: “Erase una vez…” la verdad es que como ha dicho el decano del oficio Don Juan Pérez Ávila si nos tienen intimidados, al menos a mi también, pero no a Felipe Calderón, habrá que pedirle el nombre del santo al que se encomienda..
Lo del colector tardará algunos meses, pero lo que es un hecho irrefutable es que nos beneficiará bastante a todos, lo malo es que ya no habrá esos océanos de diversión para los huercos que aunque ya se sabe lo que flotaba por encima del agua cenagosa, como quiera esos charcos se extrañarán y no porque uno sea masoquista, sino simplemente porque ya formaban parte del paisaje urbano, y es que fueron tantos años, por eso hago la correlación entre el desaparecido penal, la placita Libertad y el colector, que hasta donde mis ojos alcanzan a vislumbrar el horizonte, según parece, este barrio resurgirá de entre las sombras, de sus propios escombros , de sus cenizas, pero no como el ave Fénix, sino como uno de esos vestigios antropológicos que rescatados del fondo de la tierra, poco a poco, sacudiéndose del morbo, de la abulia, del olvido, de la bruma del tiempo, de la pátina de la nostalgia, volverá a ser la joya más brillante de la corona Neolaredense. Así sea.

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