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lunes, 2 de mayo de 2011

Catalina y Guillermo

Se casaron Catalina y Guillermo, ya sé que puestos de este modo tan ambiguo no les dicen nada, pero les aviso, queridos lectores, que así se traducen a nuestro idioma los nombres de William y Kate, que con su enlace matrimonial tuvieron encima los ojos del mundo, lo único malo de la boda, es que fue en la madrugada, y lo peor de todo, es que yo me quedé despierto hasta esa hora, pero no tanto por ser fanático de la monarquía, que a mí me da igual si tienen sangre azul, roja o amarilla, finalmente son simples mortales a los que, como decía mi tío Eufemio, también se los va a cargar el payaso, solamente que como el comanche, soy muy celoso de mi deber, y tenía que ser testigo de la boda para comentárselas a ustedes, van a decir que estoy loco de al tiro, pero mi denominación de origen periodístico, es de la muy noble y leal labor de cronista social, al momento de observar el desarrollo de la boda rial, me puse a imaginar cómo sería la nota si la escribiera la señora María del Carmen Paul, que tenía unas frases tan cursis pero tan conmovedoras que hizo escuela con sus clichés, me acuerdo de: “postrados de hinojos ante el altar” y que me perdonen las modernas periodistiquillas caguengues de la prensa del corazón que tanto se jactan de sus títulos universitarios y los ostentan como si fueran títulos nobiliarios, pero al lado de esta linda señora paisana, sus notitas pedorras son fútiles, es decir, que no tienen sabor ni aroma, mejor les contaré algunos detalles de la boda del año, antes de que me encabrone más, pues resulta que el vestido de Kate no fue tan espectacular como se esperaba, francamente, a mi me pareció tan austero, que digo, si ya gastaron tanto dinero en la parafernalia, que les costaba comprar un ajuar de mejores hechuras, francamente, ella es linda sin deslumbrar por su belleza, pero alguien le mal aconsejó a la hora de la elección, porque el corte era como de vestido de mamá de la novia, de hecho, para mi gusto, la mejor vestida del evento fue la señora Middleton, que dicho sea de paso, a pesar de sus cincuenta y tantos años, parecía arrancada de una portada de Vanity Fair, de la que no quiero ni hablar es de la reina Chabela, que jamás se ha distinguido por su gallardía al vestir, otra que también se destacó fue Camila Parker la actual esposa del pinchipe Carlos, que aunque tiene cara de que acaba de chocar y no ha llegado la ambulancia, en esta ocasión escogió un elegante atuendo para estar ante los ojos de las envidiosas, que no le perdonan que siendo tan fea, se haya quedado a vivir en Clarence House, por cierto, la noche de bodas transcurrió en el palacio de Buckingham, ni modo que teniendo una casota tan lujosa, se hubieran ido a pasar la noche en el Ritz, lo que me pareció raro es que, los duques de Cambridge, título, en otros varios, otorgado por la reina Chabela que se vio espléndida a la hora de repartirles blasones a los recién casados, no quisieron revelar el sitio en el que pasarían su luna de miel, aunque los tórtolos (esta palabra me gusta por melcochosa) ya se conocen en la intimidad, porque vivieron juntos cuando ambos iban a la misma universidad, un apunte exacto de la muchedumbre que salió a las calles londinenses, según la policía metropolitana, es en el sentido de que eran más de un millón de personas, a las que, como si fueran mexicanos, les encanta el mitote, el argüende y el chisme, claro que hay locos, como en todos lados del mundo, que según esto, se dice que los ingleses son flemáticos, mamones y muy rservados, pero en la transmisión del evento real, que yo pude ver a través de Youtube, que prestó su sitio a la BBC de Londres, y tengo que decirles, asiduos fans, que el programa fue una producción hecha con toda la mano, tanto así que me deslumbró lo que pude vivir a través del internet… pero de eso y otras cosas más les hablaré en las columnas subsecuentes. Ya dije.

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